-foto--Grace Hopper, la madre del ordenador personal
La llamaban la 'asombrosa Grace'. Fue
una matemática brillante, inventora de un lenguaje de programación
rompedor y, por primera vez, fácilmente comprensible. Gracias a ella y a
otras pioneras de la informática nacieron ordenadores de masas. Un
museo les rinde homenaje.
David Letterman la presenta como «la reina del 'software'» y
ella asiente. Luego le pregunta: «¿Cómo sabía usted tanto de
ordenadores?», y ella contesta: «No sabía tanto de ordenadores porque
solo había uno».
Grace Hopper tenía en esa entrevista casi 80 años (nació en 1906). La gran estrella de la televisión David Letterman no disimuló su absoluta admiración por esa mujer menuda, de pelo blanco y grandes gafas, que era entonces una celebridad en el mundo de la informática y en la Marina de los Estados Unidos. Todos la llamaban Amazing Grace, la 'asombrosa Grace'.
En la tele, Grace demostró su gran sentido del humor (dijo que lo más difícil de pasar de la vida militar a la civil era encontrar pantis tan buenos como los de la Armada). Y, por supuesto, dejó notar su portentosa inteligencia. Grace Hopper es una pionera de la informática; sus contribuciones han sido cruciales en la programación. Fue ella quien trabajó para que el lenguaje de los ordenadores fuera más accesible y menos numérico.
Era Grace una mente incansable. En el programa de Letterman explicó de una manera gráfica, utilizando trozos de cable, el concepto de nanosegundo. Contó que a su edad seguía levantándose a las cinco de la mañana para estar a las siete en su despacho, dándole vueltas a problemas relacionados con ordenadores.
Aquella aparición televisiva del año 1986 fue un reconocimiento a una mujer excepcional. Ahora recibe otro: el Museo Heinz Nixdorf MuseumsForum (HNF), en la localidad alemana de Paderborn, rinde homenaje al trabajo de Grace Hopper y al de otras compañeras de profesión.
Grace y otras mujeres como Mary Allen Wilkes y Adele Goldberg hicieron una labor crucial que por fin se empieza a reconocer y celebrar. Fueron pioneras y son desconocidas fuera del ámbito de la informática. Cuando Grace apareció en la tele, podría comprenderse este ninguneo porque entonces prácticamente ningún espectador estaba en condiciones de entender en qué consistían los méritos de Hopper: en 1986 había en el mundo tantos ordenadores domésticos como teléfonos en la Alemania comunista. Es decir, muy pocos.
Una idea brillante.
Pero ahora ya no hay duda: el trabajo de la brillante Grace Hopper supuso un paso decisivo en el acercamiento entre el ser humano y el ordenador. Rodeada de jóvenes tan inteligentes como cuadriculados, fue ella la que, a finales de los años cuarenta, tuvo la idea genial de escribir los programas para las computadoras en un lenguaje que resultase comprensible, en lugar de trabajar solo con unos y ceros. Grace Hopper se refería a este concepto como la 'educación' del ordenador.
Dijo con orgullo que su mayor logro tras décadas de trabajo intenso había sido «los jóvenes a los que instruí». Ese mensaje concuerda con lo que ella siempre repetía a sus discípulos: «Un barco está a salvo en tierra, pero no es para eso para lo que fue construido. Sed buenos barcos. Salid a navegar al mar y haced cosas nuevas».
Ella lo hizo, desde luego. Innovó y osó adentrarse por nuevos terrenos. Sin Hopper y las mujeres que la siguieron es muy probable que los ordenadores nunca hubiesen llegado a convertirse en productos de masas. Son heroínas domésticas de la historia de la informática. Han sido profesionales del ordenador personal, pero han quedado en un segundo plano, a la sombra de iconos como el cofundador de Microsoft Bill Gates o del antiguo presidente de Apple, Steve Jobs. A pesar de ello, sus descubrimientos y aportaciones no son menos fascinantes que los de muchos de esos tipos que empezaron trasteando en un garaje de Silicon Valley.
Amas de casa.
Mary Allen Wilkes ahora con 77 años, por ejemplo, ya brillaba en el campo de los ordenadores en una época en la que a las mujeres todavía se las bombardeaba con el ideal del ama de casa perfecta. Pero eso era algo que no iba con ella: en los años sesenta, Wilkes escribió la programación de un aparato adelantado a su tiempo: el Laboratory Instrument Computer (Linc). Este ordenador era mucho más pequeño que los gigantescos armarios que por aquel entonces las empresas usaban para cuestiones como la contabilidad de los salarios; además, el Linc ya se podía controlar mediante una pantalla y un teclado.
Wilkes hizo instalar un prototipo en la casa de sus padres y solía quedarse hasta tarde en el sofá trabajando en la programación de la máquina. El resultado de tanto esfuerzo se tradujo a finales de los sesenta en un producto especialmente fácil de utilizar. Tiempo después, los expertos definieron el Linc como el primer ordenador personal, aunque para tener uno había que estar dispuesto a pagar 40.000 dólares.
Pocos años más tarde, pero todavía antes del fulgurante surgimiento de Apple y Microsoft, Adele Goldberg (con 70 años en la actualidad) desarrolló en un laboratorio experimental de la empresa Xerox una forma de comunicación mucho más sencilla.
En lugar de columnas de letras y números, en la pantalla aparecían ahora gráficos, símbolos y ventanas, es decir, el origen de la interfaz gráfica de usuario. Por desgracia para Goldberg, Xerox era una marca especializada en fotocopiadoras que no estaba muy interesada ni en los ordenadores ni en la innovación.
Sin embargo, un tal Steve Jobs se quedó tan impresionado durante una demostración que no dudó en adoptar ese sistema para su empresa. Poco después, Apple alcanzó el éxito con su revolucionario concepto de pantalla.Los responsables de la exposición de Paderborn creen que el hecho de que mujeres como Adele Goldberg, Mary Allen Wilkes y Grace Hopper (fallecida en 1992) lograran destacar entre tantos hombres en aquella 'Edad de Piedra' de los ordenadores debería representar un ejemplo estimulante para las nuevas generaciones.
Frikis y empollones
Sin embargo, según el cliché, este sector profesional sigue atrayendo sobre todo a un tipo muy concreto de chicos: frikis empollones con predilección por llevar camisetas supuestamente divertidas.
La carrera profesional de estas pioneras también pone de manifiesto que un gran talento no siempre conduce a un gran éxito. Mary Allen Wilkes acabó dejando su trabajo en la industria de la programación, estudió Derecho y se convirtió en abogada. Tras su frustrante experiencia en Xerox, Adele Goldberg creó su propia empresa, con un éxito moderado.
Grace Hopper tampoco pasó a los libros de Historia por ser la primera mujer al frente de una empresa de ordenadores. Prefirió reafirmarse una vez más en un mundo de hombres y sirvió como comodoro en la reserva de la Marina de Estados Unidos hasta su retiro, a una edad muy avanzada. Ahora se le brinda un nuevo homenaje.
Nuevo lenguaje. En los años cincuenta, Grace Hopper trabajó con los ordenadores Univac, que solo entendían el lenguaje de ceros y unos. Grace decidió cambiar aquello y fijó las bases del COBOL (Common Business Oriented Language), que todavía utilizan ordenadores de bancos y empresas para llevar la contabilidad.
Grace contra Hitler
El Mark I fue el primer ordenador electromecánico. Grace trabajó con él en Harvard y en la Armada, donde se utilizó para cálculos de artillería en la guerra.
'Respondona' e inquieta
Logró un programa de compilación que traducía las instrucciones emitidas en inglés en un lenguaje de programación. Fue muy rompedor. «Los seres humanos son alérgicos a los cambios. Les encanta decir: 'Siempre lo hemos hecho así'. Trato de luchar contra eso», explicó Grace.
'Hombre' del año
Estudió Física y Matemáticas (es doctora por Yale). Curiosamente, en 1969 Grace Hopper fue nombrada Hombre del Año en ciencias de la computación. En informática es muy popular, se le atribuye el uso del término bug para referirse a un error de software.
Vocación militar
Ingresó en la Armada en plena Segunda Guerra Mundial. Se retiró en 1986, como la oficial de mayor edad del país: era contraalmirante y tenía 80 años. Un destructor de la Armada lleva su nombre: se llama USS Hopper, pero lo conocen como Amazing Grace.
Las mujeres que inspiraron a Steve Jobs
Adele Goldberg
Trabajaba en los años setenta en el centro de investigación de Xerox en California. Tuvo la idea de utilizar gráficos e imágenes como interfaces. Steve Jobs pidió una demostración y Adele se negó, pero sus jefes la obligaron a mostrar al genio de Apple sus proyectos. Luego, Jobs los utilizó para crear el mítico Macintosh.
Mary Allen Wilkes
Es la madre del Linc, el primer ordenador personal de la Historia. Estudió Filosofía y Teología y quiso estudiar leyes, pero le dijeron que eso no era «cosa de mujeres». Entonces entró a trabajar en la programación de ordenadores. En 1975, además, se graduó como abogada en Harvard. Tiene 77 años.
TITULO: LA COCINA - DOMINGO - LUNES - Plato principal: Merluza al vapor 'viejuna',.
Plato principal: Merluza al vapor 'viejuna',.
Ingredientes: 1 centro de merluza de 700 g,
1 zanahoria pelada en tiras medianas, 1 puerro cortado en tiras
medianas, 1 calabacín, 1 puñado de vainas limpias, 2 granos de pimienta
negra, 1 cebolleta tierna picada, 1 chorrete de vinagre de sidra, 1 vaso
de chacolí, 1 chorrete de nata, 2 cucharadas de mantequilla, 1 pizca de
nouilly prat, 1 limón, aceite de oliva, sal y pimienta.
Elaboración: se corta el calabacín en tiras medianas. En una olla se hierve agua con sal y se añaden la zanahoria, el puerro, las vainas, el calabacín y las pimientas. Se cortan, entretanto, los lomos de merluza sobre la tabla y se sazonan. Se colocan sobre la rejilla de la vaporera y sobre la olla, se cubren y se cocinan 8 minutos.Mientras, en una sauté, se sofríe la cebolleta con mantequilla, se moja con el vinagre y, cuando hierva, se moja con el chacolí y se reduce casi a seco.
Acabado y presentación: se añade la nata y se deja que hierva unos segundos. Se monta entonces la salsa con un poco de mantequilla, unas gotas de limón, el nouilly y se salpimienta. Se escuren las verduras del agua a través de un colador.Se acomodan los lomos de merluza en una bandeja sobre las verduras y se vierte sobre ellos la salsa.
Paso a paso
1. Se hierven en agua la zanahoria, el puerro, las vainas, el calabacín y las pimientas con sal.
2. Se colocan los lomos de merluza en la vaporera tras sazonarlos y se cocinan 8 minutos.
3. Se sofríe la cebolleta con mantequilla, se moja con el vinagre y, al hervir, con el chacolí.
4. Se escurren las verduras y, sobre ellas, se acomodan después los lomos antes de verterles por encima la salsa.
Mis trucos
El secreto de esta receta clásica está en que, al comprar la merluza, su piel ha de estar húmeda, satinada, lisa y no tener nunca la carne flácida, sino de tacto firme y compacto. Y, como siempre, no olvidar que los ojos deben estar brillantes y las agallas, de un rojo vivo.
El vino
Bohórquez 2006: este tinto elegante y fresco de la D.O. Ribera del Duero se elabora con tempranillo (85%), cabernet sauvignon (12%) y merlot (3%) y está ahora en un momento óptimo de consumo. Intenso en nariz, prevalece la fruta roja. Su paso por el paladar es redondo, sedoso, largo y equilibrado. Servir a 16ºC para degustar carnes, guisos y platos de caza. 18€. Juan Luis Recio
Reinos de humo
por Benjamín Lana @uncomino
¡Y comamos en familia!
La columna anterior terminaba al grito de «¡Cocinemos!». Y ésta empieza al de «¡Comamos en familia!». Quizá les suene a recomendación pequeño-burguesa o, peor, a soflama radiofónica de los tiempos del nacional-catolicismo, pero les juro que va de otra cosa. Mientras la vida social gira cada vez más alrededor de la mesa, la familiar se va diluyendo en bandejas individuales y en horarios ampliados que, voluntariamente o involuntariamente, llevan a no coincidir con nadie. Ahora la cosa no va de esperar la llamada de «¡A comeeeer!», como cuando éramos niños, sino de abrir la nevera y extraer una porción de algo para ingerirla en soledad, o en compañía de la tele o la tablet. Nos juntamos en restaurantes para cerrar o abrir negocios, nos citamos con los amigos de siempre para engrasar las relaciones y con los nuevos para consolidarlas. También para festejos de todo rango, bodorrios, aniversarios, cumpleaños infantiles en restaurantes con piscina de bolas... Y sin embargo, el tiempo de la cena en familia está más amenazado que el lince ibérico. No hablemos ya del almuerzo, desaparecido hace mucho por las exigencias de la sociedad postmoderna. ¿Es que para la manduca tampoco hay conciliación familiar posible? A algunos de ustedes quizás el hecho les parezca irrelevante, pero créanme cuando les digo que no hay mejor manera de saber realmente cómo está la tropa (de hijos y suegros) o si algo no está bien con la amantísima pareja que cuando, gracias a una buena ensalada de tomate, se sostiene la mirada y se charla durante al menos veinte minutos.
Grace Hopper tenía en esa entrevista casi 80 años (nació en 1906). La gran estrella de la televisión David Letterman no disimuló su absoluta admiración por esa mujer menuda, de pelo blanco y grandes gafas, que era entonces una celebridad en el mundo de la informática y en la Marina de los Estados Unidos. Todos la llamaban Amazing Grace, la 'asombrosa Grace'.
En la tele, Grace demostró su gran sentido del humor (dijo que lo más difícil de pasar de la vida militar a la civil era encontrar pantis tan buenos como los de la Armada). Y, por supuesto, dejó notar su portentosa inteligencia. Grace Hopper es una pionera de la informática; sus contribuciones han sido cruciales en la programación. Fue ella quien trabajó para que el lenguaje de los ordenadores fuera más accesible y menos numérico.
Era Grace una mente incansable. En el programa de Letterman explicó de una manera gráfica, utilizando trozos de cable, el concepto de nanosegundo. Contó que a su edad seguía levantándose a las cinco de la mañana para estar a las siete en su despacho, dándole vueltas a problemas relacionados con ordenadores.
Aquella aparición televisiva del año 1986 fue un reconocimiento a una mujer excepcional. Ahora recibe otro: el Museo Heinz Nixdorf MuseumsForum (HNF), en la localidad alemana de Paderborn, rinde homenaje al trabajo de Grace Hopper y al de otras compañeras de profesión.
Grace y otras mujeres como Mary Allen Wilkes y Adele Goldberg hicieron una labor crucial que por fin se empieza a reconocer y celebrar. Fueron pioneras y son desconocidas fuera del ámbito de la informática. Cuando Grace apareció en la tele, podría comprenderse este ninguneo porque entonces prácticamente ningún espectador estaba en condiciones de entender en qué consistían los méritos de Hopper: en 1986 había en el mundo tantos ordenadores domésticos como teléfonos en la Alemania comunista. Es decir, muy pocos.
Una idea brillante.
Pero ahora ya no hay duda: el trabajo de la brillante Grace Hopper supuso un paso decisivo en el acercamiento entre el ser humano y el ordenador. Rodeada de jóvenes tan inteligentes como cuadriculados, fue ella la que, a finales de los años cuarenta, tuvo la idea genial de escribir los programas para las computadoras en un lenguaje que resultase comprensible, en lugar de trabajar solo con unos y ceros. Grace Hopper se refería a este concepto como la 'educación' del ordenador.
Dijo con orgullo que su mayor logro tras décadas de trabajo intenso había sido «los jóvenes a los que instruí». Ese mensaje concuerda con lo que ella siempre repetía a sus discípulos: «Un barco está a salvo en tierra, pero no es para eso para lo que fue construido. Sed buenos barcos. Salid a navegar al mar y haced cosas nuevas».
Ella lo hizo, desde luego. Innovó y osó adentrarse por nuevos terrenos. Sin Hopper y las mujeres que la siguieron es muy probable que los ordenadores nunca hubiesen llegado a convertirse en productos de masas. Son heroínas domésticas de la historia de la informática. Han sido profesionales del ordenador personal, pero han quedado en un segundo plano, a la sombra de iconos como el cofundador de Microsoft Bill Gates o del antiguo presidente de Apple, Steve Jobs. A pesar de ello, sus descubrimientos y aportaciones no son menos fascinantes que los de muchos de esos tipos que empezaron trasteando en un garaje de Silicon Valley.
Amas de casa.
Mary Allen Wilkes ahora con 77 años, por ejemplo, ya brillaba en el campo de los ordenadores en una época en la que a las mujeres todavía se las bombardeaba con el ideal del ama de casa perfecta. Pero eso era algo que no iba con ella: en los años sesenta, Wilkes escribió la programación de un aparato adelantado a su tiempo: el Laboratory Instrument Computer (Linc). Este ordenador era mucho más pequeño que los gigantescos armarios que por aquel entonces las empresas usaban para cuestiones como la contabilidad de los salarios; además, el Linc ya se podía controlar mediante una pantalla y un teclado.
Wilkes hizo instalar un prototipo en la casa de sus padres y solía quedarse hasta tarde en el sofá trabajando en la programación de la máquina. El resultado de tanto esfuerzo se tradujo a finales de los sesenta en un producto especialmente fácil de utilizar. Tiempo después, los expertos definieron el Linc como el primer ordenador personal, aunque para tener uno había que estar dispuesto a pagar 40.000 dólares.
Pocos años más tarde, pero todavía antes del fulgurante surgimiento de Apple y Microsoft, Adele Goldberg (con 70 años en la actualidad) desarrolló en un laboratorio experimental de la empresa Xerox una forma de comunicación mucho más sencilla.
En lugar de columnas de letras y números, en la pantalla aparecían ahora gráficos, símbolos y ventanas, es decir, el origen de la interfaz gráfica de usuario. Por desgracia para Goldberg, Xerox era una marca especializada en fotocopiadoras que no estaba muy interesada ni en los ordenadores ni en la innovación.
Sin embargo, un tal Steve Jobs se quedó tan impresionado durante una demostración que no dudó en adoptar ese sistema para su empresa. Poco después, Apple alcanzó el éxito con su revolucionario concepto de pantalla.Los responsables de la exposición de Paderborn creen que el hecho de que mujeres como Adele Goldberg, Mary Allen Wilkes y Grace Hopper (fallecida en 1992) lograran destacar entre tantos hombres en aquella 'Edad de Piedra' de los ordenadores debería representar un ejemplo estimulante para las nuevas generaciones.
Frikis y empollones
Sin embargo, según el cliché, este sector profesional sigue atrayendo sobre todo a un tipo muy concreto de chicos: frikis empollones con predilección por llevar camisetas supuestamente divertidas.
La carrera profesional de estas pioneras también pone de manifiesto que un gran talento no siempre conduce a un gran éxito. Mary Allen Wilkes acabó dejando su trabajo en la industria de la programación, estudió Derecho y se convirtió en abogada. Tras su frustrante experiencia en Xerox, Adele Goldberg creó su propia empresa, con un éxito moderado.
Grace Hopper tampoco pasó a los libros de Historia por ser la primera mujer al frente de una empresa de ordenadores. Prefirió reafirmarse una vez más en un mundo de hombres y sirvió como comodoro en la reserva de la Marina de Estados Unidos hasta su retiro, a una edad muy avanzada. Ahora se le brinda un nuevo homenaje.
Nuevo lenguaje. En los años cincuenta, Grace Hopper trabajó con los ordenadores Univac, que solo entendían el lenguaje de ceros y unos. Grace decidió cambiar aquello y fijó las bases del COBOL (Common Business Oriented Language), que todavía utilizan ordenadores de bancos y empresas para llevar la contabilidad.
Grace contra Hitler
El Mark I fue el primer ordenador electromecánico. Grace trabajó con él en Harvard y en la Armada, donde se utilizó para cálculos de artillería en la guerra.
'Respondona' e inquieta
Logró un programa de compilación que traducía las instrucciones emitidas en inglés en un lenguaje de programación. Fue muy rompedor. «Los seres humanos son alérgicos a los cambios. Les encanta decir: 'Siempre lo hemos hecho así'. Trato de luchar contra eso», explicó Grace.
'Hombre' del año
Estudió Física y Matemáticas (es doctora por Yale). Curiosamente, en 1969 Grace Hopper fue nombrada Hombre del Año en ciencias de la computación. En informática es muy popular, se le atribuye el uso del término bug para referirse a un error de software.
Vocación militar
Ingresó en la Armada en plena Segunda Guerra Mundial. Se retiró en 1986, como la oficial de mayor edad del país: era contraalmirante y tenía 80 años. Un destructor de la Armada lleva su nombre: se llama USS Hopper, pero lo conocen como Amazing Grace.
Las mujeres que inspiraron a Steve Jobs
Adele Goldberg
Trabajaba en los años setenta en el centro de investigación de Xerox en California. Tuvo la idea de utilizar gráficos e imágenes como interfaces. Steve Jobs pidió una demostración y Adele se negó, pero sus jefes la obligaron a mostrar al genio de Apple sus proyectos. Luego, Jobs los utilizó para crear el mítico Macintosh.
Mary Allen Wilkes
Es la madre del Linc, el primer ordenador personal de la Historia. Estudió Filosofía y Teología y quiso estudiar leyes, pero le dijeron que eso no era «cosa de mujeres». Entonces entró a trabajar en la programación de ordenadores. En 1975, además, se graduó como abogada en Harvard. Tiene 77 años.
TITULO: LA COCINA - DOMINGO - LUNES - Plato principal: Merluza al vapor 'viejuna',.
Plato principal: Merluza al vapor 'viejuna',.
Tiempo de preparación: 35 minutos Ingredientes para: 4 personas / foto
Elaboración: se corta el calabacín en tiras medianas. En una olla se hierve agua con sal y se añaden la zanahoria, el puerro, las vainas, el calabacín y las pimientas. Se cortan, entretanto, los lomos de merluza sobre la tabla y se sazonan. Se colocan sobre la rejilla de la vaporera y sobre la olla, se cubren y se cocinan 8 minutos.Mientras, en una sauté, se sofríe la cebolleta con mantequilla, se moja con el vinagre y, cuando hierva, se moja con el chacolí y se reduce casi a seco.
Acabado y presentación: se añade la nata y se deja que hierva unos segundos. Se monta entonces la salsa con un poco de mantequilla, unas gotas de limón, el nouilly y se salpimienta. Se escuren las verduras del agua a través de un colador.Se acomodan los lomos de merluza en una bandeja sobre las verduras y se vierte sobre ellos la salsa.
Paso a paso
1. Se hierven en agua la zanahoria, el puerro, las vainas, el calabacín y las pimientas con sal.
2. Se colocan los lomos de merluza en la vaporera tras sazonarlos y se cocinan 8 minutos.
3. Se sofríe la cebolleta con mantequilla, se moja con el vinagre y, al hervir, con el chacolí.
4. Se escurren las verduras y, sobre ellas, se acomodan después los lomos antes de verterles por encima la salsa.
Mis trucos
El secreto de esta receta clásica está en que, al comprar la merluza, su piel ha de estar húmeda, satinada, lisa y no tener nunca la carne flácida, sino de tacto firme y compacto. Y, como siempre, no olvidar que los ojos deben estar brillantes y las agallas, de un rojo vivo.
El vino
Bohórquez 2006: este tinto elegante y fresco de la D.O. Ribera del Duero se elabora con tempranillo (85%), cabernet sauvignon (12%) y merlot (3%) y está ahora en un momento óptimo de consumo. Intenso en nariz, prevalece la fruta roja. Su paso por el paladar es redondo, sedoso, largo y equilibrado. Servir a 16ºC para degustar carnes, guisos y platos de caza. 18€. Juan Luis Recio
Reinos de humo
por Benjamín Lana @uncomino
¡Y comamos en familia!
La columna anterior terminaba al grito de «¡Cocinemos!». Y ésta empieza al de «¡Comamos en familia!». Quizá les suene a recomendación pequeño-burguesa o, peor, a soflama radiofónica de los tiempos del nacional-catolicismo, pero les juro que va de otra cosa. Mientras la vida social gira cada vez más alrededor de la mesa, la familiar se va diluyendo en bandejas individuales y en horarios ampliados que, voluntariamente o involuntariamente, llevan a no coincidir con nadie. Ahora la cosa no va de esperar la llamada de «¡A comeeeer!», como cuando éramos niños, sino de abrir la nevera y extraer una porción de algo para ingerirla en soledad, o en compañía de la tele o la tablet. Nos juntamos en restaurantes para cerrar o abrir negocios, nos citamos con los amigos de siempre para engrasar las relaciones y con los nuevos para consolidarlas. También para festejos de todo rango, bodorrios, aniversarios, cumpleaños infantiles en restaurantes con piscina de bolas... Y sin embargo, el tiempo de la cena en familia está más amenazado que el lince ibérico. No hablemos ya del almuerzo, desaparecido hace mucho por las exigencias de la sociedad postmoderna. ¿Es que para la manduca tampoco hay conciliación familiar posible? A algunos de ustedes quizás el hecho les parezca irrelevante, pero créanme cuando les digo que no hay mejor manera de saber realmente cómo está la tropa (de hijos y suegros) o si algo no está bien con la amantísima pareja que cuando, gracias a una buena ensalada de tomate, se sostiene la mirada y se charla durante al menos veinte minutos.
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