Cambiazos en tus series
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Irene Visedo volverá a ser Inés Alcántara en 'Cuéntame'. Es el caso más reciente de 'Síndrome de Darrin', cuando un actor se marcha y hay que sustituirlo por otro
En nuestro país varias series han sido víctimas de este síndrome. El último caso se produjo este mismo lunes, cuando TVE anuncio que Inés Alcántara, la hija de Imanol Arias y Ana Duato en ‘Cuéntame’, iba a cambiar de rostro una vez más. Aunque este caso es insólito, ya que volverá a ser interpretada por Irene Visedo, que ya renunció al mismo personaje en 2008 y ahora regresa tras la baja de Pilar Punzano, que la sustituía desde entonces.
Al menos ambas actrices tienen cierto parecido, no como Juan Echanove y El Gran Wyoming. El primero abandonó la comedia ‘Hermanos de Leche’ en 1995 y fue sustituido por el actual presentador de ‘El Intermedio’. El tono ridículo del guion, en el que habían sustentado parte de su éxito, permitió vender a la audiencia que todo se debía a una operación de estética.
En otras ocasiones directamente no se ofrece ninguna excusa. De la noche a la mañana, Vivian Banks, la matriarca de ‘El Príncipe de Bell-Air’, cambió de rostro misteriosamente. Corría el año 1993 y todo se produjo a causa de que Janet Hubert-Witthen, la actriz original, no soportaba la forma de trabajar de Will Smith, un novato por aquel entonces, y pidió su marcha de la serie. Fue sustituida inmediatamente por Daphne Maxwell Reid.
Loles León, por el ascensor
A veces los actores, a sabiendas del beneficio que generan y lo
indispensables que se han convertido de cara a la continuidad de una
ficción, juegan con este factor para exigir un aumento de sueldo. Esto
puede salir bien, como al reparto de ‘Friends’, que vio crecer su nómina
hasta el millón de dólares por capítulo, o muy mal, como le ocurrió a
Loles León en ‘Aquí no hay quién viva’ (Antena 3). Los responsables de
la serie decidieron tirarla por el hueco del ascensor… A ella no, a su
personaje, Paloma Cuesta, y en vez de buscarse una nueva actriz optaron
por sustituirla por un maniquí escayolado el resto de la serie. Una
solución barata y que no lucha por sus derechos laborales. «¿Qué ha pasado con Daario Naharis?», se preguntaban millones de personas en ‘Twitter’ durante el estreno de la quinta temporada de ‘Juego de Tronos’ el pasado mes de mayo. Ya no era el rostro del actor Ed Skrein (barbilampiño, con melena castaña y trenzada) el que respondía a ese nombre, sino Michel Huisman (barbudo, de pelo corto). El motivo del cambio es la tercera variante del ‘Síndrome de Darrin’: «Me marcho porque tengo otros proyectos». Efectivamente, la HBO justificaba la sustitución porque Skrein iba a ser el protagonista de la próxima entrega de ‘Transporter’. Y el virus no parece tener fin.
TÍTULO: UN PAIS PARA COMERSELO, Estoy seguro de que habra una antes despues con esta obra,.
UN PAIS PARA COMERSELO, Estoy seguro de que habra una antes despues con esta obra,fotos.
Estoy seguro que habrá un antes y después con esta obra en mi vida,.
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JUAN ECHANOVE, actor y director madrileño, se estrena como director en el Teatro Romano con la comedia del verano, que estará en cartel hasta el domingo día 2 de agosto.
Se confiesa un admirador del encanto que desprende la ruralidad auténtica de algunos pueblos de la región. Le gusta venir a Extremadura, no sólo por trabajo, sino también por el mero placer de mezclarse entre los extremeños. La primera vez que pisó el suelo emeritense la recuerda como una experiencia vivida casi al límite, por quedarse afónico y tener que enfrentar el calor del verano sin aire acondicionado.
Y también, como un estallido de libertad. Juan Echanove, hasta el domingo que viene, dirige la comedia del verano, ‘Asamblea de las mujeres’. Una comedia que asegura la risa. Y tanto es así, que incluso antes del estreno, Echanove tenía tal confianza en su elenco y obra, que así lo transmitía. Con el estreno ya en el pasado, críticas recibidas y éxito de taquilla, su obra continúa, y seguro por mucho tiempo.
–¿Cómo ha sido su reencuentro con el Teatro Romano?
–Lo pisé por primera vez el domingo con esta obra. Como director tenía que estar en el teatro para montar y demás. El escenario romano ya no me da miedo. No me impone para nada, porque es un sitio que tengo muy metido dentro, muy asumido. Es un sitio en el que ya he vivido, por decirlo de alguna manera. No me impone llegar allí y ver todo eso lleno de gente. Al contrario, me excita mucho porque pienso si estoy aquí para dirigir esta función es porque algo habré hecho bien. Sino, no estaría. Y eso me da mucha alegría. Confieso que en todos los puntos del montaje, desde los comienzos más remotos, porque hace bastante tiempo que llevamos con esto, no he sentido presión. No siento miedo, siento responsabilidad, pero porque soy un tío responsable. De lo que tengo ganas es de que a la gente le guste. Me encantaría irme de Mérida con la sensación de que la gente en la calle piense, cómo me lo he pasado el otro día.
– ‘Asamblea de las mujeres’ es uno de los platos fuertes de esta edición, ¿por qué cree que puede ser?
>–Creo que la gente detecta que algo va a pasar. La gente detecta que algo se va a mover. Detectan la voracidad de una compañía de cómicos que necesitan urgentemente ser sinceros. Creo que en los estamentos de la sociedad si alguien puede decir la verdad de lo que está pasando son los cómicos. Y no porque yo lo sea, pero es cierto que nunca hemos tenido nada que ganar ni nada que perder. Históricamente siempre hemos sido los que nos quedábamos en las ruinas porque no podíamos entrar en las ciudades. No sé por qué, pero lo noto. A la gente le pica ‘Asamblea de las mujeres’. Ya el título en sí es picante.
En el fondo es lo que decía Bernardo Sánchez, el dramaturgo de la obra, la situación, no sólo de Grecia, del mundo en general sobre el desplazamiento de la mujer es tan fuerte que todo lo que hagamos siempre tendrá esa conexión con la realidad. Heredamos de Aristófanes ese carácter gamberro, transgresor, incisivo y por el otro lado iconoclasta, que no deja títere con cabeza. Y a jugársela. Creo que es por eso, supongo que también el reparto tiene que ver. Aun así, si supiéramos cómo funcionan las obras todos lo haríamos bien. Pero bueno, esta sí que tiene pinta de funcionar. También yo soy como los ciclistas del Tour, que van subiendo la cuesta y ven que hay gente a los lados pero no me paro a pensar. Tengo tantas responsabilidades en la cabeza y llevo tanto tiempo sin dormir que no me preocupa.
–¿Cómo surgió la idea de esta obra?
>–Jesús Cimarro llevaba mucho tiempo detrás mía para que viniera a Mérida. Me preguntó qué quería hacer, y cuando participé como presidente del Jurado de los Premios Ceres, en una entrevista se me encendió la bombilla y lo dije. Quiero hacer una ‘Asamblea de las mujeres’, y una función enormemente golfa, golfísima. Y así fue, y así es la obra.
>–Y sobre el elenco, ¿desde el principio supo con quiénes quería contar para esta comedia?
>–La verdad es que lo tenía muy claro. Pero yo soy el director, eso lo dejé muy claro desde el principio. Yo no llamé a los actores, para evitar que aceptaran por puro compromiso. Quería que ellos tuvieran libertad absoluta. Por eso hablé con Cimarro para que fuera él quién les llamara. Y ha ido estupendamente.
>–De tanto escuchar el texto, llegará un punto en el que ya no le haga gracia...
–Yo me parto de risa con las cosas que hacen estos anormales sobre el escenario. Me lo paso de maravilla. Iba a los ensayos y volvía a mi casa con una inyección de optimismo. Llegaba salvaje. Me pone las pilas esta obra. ¿Cuál es mi droga? Mi droga son ellos. Son mis actores. Que cuando los suelto en la arena se comen la arena, el monumento y todo lo que echen por delante.
–El humor de Aristófanes se caracteriza por ser escatológico...
–Creo que en la Grecia clásica la escatología de la que abusaba Aristófanes era esa iconografía de las despedidas de soltera. Eran diademas con penes enormes en la cabeza, pendientes de penes. Todo eso era Aristófanes. Y también los chistes de caca, pedo, culo, pis. Pero hay una cuestión que yo me pleiteaba, ¿hasta dónde se puede arriesgar en el terreno de lo sexual? Sobre todo cuando se habla de relaciones entre hombres y mujeres. Y cuando me lo preguntaba me di cuenta que mi hijo con 17 años tiene superado todo eso. Yo nunca le he dicho a mi hijo esto no lo veas. No le puedes poner puertas al campo. Una de las cosas que tenemos que hacer todos, la sociedad, es empezar a construir una liberación sexual real. Lo que hace falta aquí, para poder digerir todo lo que hay alrededor, es tener una naturalidad con los comportamientos y, sobre todo, ser capaz de reírnos de nosotros mismos y de todo lo que se menea. Nunca mejor dicho. Aun así, puedo ser incisivo, picante, desgarrador pero no haré una pedorreta. Tengo mucho respeto al público y creo que debe haber elegancia hasta en los momentos más lúdicos
- ¿Qué esperaba el día del estreno? ¿Le imponía?
–No he sentido para nada el peligro de caerme por un precipicio. Lo que tenga que pasar que pase, pensaba. Y también esperaba no emocionarme mucho. Porque está siendo verdaderamente importante en mi vida esta obra. Para mí seguramente habrá un antes y un después con esta representación.
–En qué faceta se encuentra más a gusto ¿actor o director?
–Lo bueno que tienes es que puedes ser dirigido por directores y saber cómo trabajar para quién dirige. Y al igual, sabes cómo decirle a los actores lo que tú quieres cuando trabajan contigo. Cada uno tenemos nuestro estilo. Yo soy muy vehemente y muy expresivo como comentaba Lolita en la presentación de la obra. Soy así. Lo soy en la vida. No soy un tipo reflexivo de ‘venga, siéntate aquí y escúchame’. No, yo creo en la carnalidad. En la erupción volcánica, en los movimientos sísmicos. No creo en la vida cotidiana de sofá y mesa camilla. Creo en experiencias enriquecedoras.
>–¿Lo veremos más veces en Mérida dirigiendo?
–Sí, sí. Vamos yo espero que sí.
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