INFORME SEMANAL - PUERTO HURRACO CARGA CON SU SAMBENITO - CRIMEN , fotos.
Puerto Hurraco carga con su sambenito
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En el pueblo tratan de olvidar algo que los de fuera se empeñan en recordar cada verano
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Veinticinco años después, los vecinos de la aldea están cansados de chistes, periodistas y morbosos,.
En el bar Sabino de Puerto Hurraco se habla euskera y en el teletexto de la tele miran las cotizaciones de la bolsa. El Ibex ha superado los diez enteros y uno de los parroquianos calcula lo que se han dejado los inversores en los tres últimos días. Tiene acento vasco, de Zarautz, como la mayoría de los que a mediodía de ayer compartían un chato de vino de Esparragosa con gaseosa blanca en la barra de madera.
La estampa podría calcarse a la de cualquier bar de la comarca de la Serena que tantos emigrantes aportó al País Vasco en la década de los ochenta y que ahora regresan con sus hijos y nietos de vacaciones. Hablan de las posibilidades del Valencia en la Champions, de los chupones de los olivos o de la partida de cartas de la tarde anterior. Pero ayer, en este bar, hubo más de una visita incómoda. La cordialidad no se rompe, pero la hostilidad se palpa en cuanto un equipo de Informe Semanal trata de buscar testimonios de vecinos. Todos declinan la invitación de la reportera. Antes de que termine de explicar lo que quiere, los clientes ya han empezado a mirar a otro sitio o se han dado la vuelta mostrando un manifiesto desinterés. No es la única periodista que pasó ayer por el pueblo. En el cruce de la carretera con Castuera y Monterrubio, un fotógrafo espera en su moto BMW a su compañero.
Trabajan para una agencia y se acercaron desde Sevilla para ver cómo ha cambiado el pueblo 25 años después de que dos hermanos intoxicados de odio la emprendieran a tiros contra los vecinos que disfrutaban del fresco que aporta la cercana Sierra del Oro. Tampoco encontraron muchas respuestas.
Todo el mundo sabía en la pedanía qué día era ayer, pero nadie lo comentó en público, y menos con extraños, y menos aún si ese extraño lleva micrófonos o cámaras. Más que hostilidad, aclara uno de los más veteranos, siente fastidio por un estigma que no consiguen quitarse de encima.
Lo que ocurrió en Puerto Hurraco tiene todos los ingredientes de un guión cinematográfico -Carlos Saura basó una película en este suceso y Victoria Abril se llevó un Goya-: Rivalidad familiar que nace por amores no correspondidos, ajuste de cuentas por las lindes y desenlace fatal y sangriento, pero en Puerto Hurraco se han cansado de interpretar a los actores secundarios de la película. «Todos los veranos viene gente con las mismas preguntas morbosas y te tienes que morder la lengua», resume una de las pocas vecinas que se atreve a hablar con extraños. A los 85 vecinos les indigna sobremanera la etiqueta de 'España negra' que les acompaña desde entonces y mucho más las alusiones de guionistas y monologuistas de televisión que recurren a chistes sobre una fama totalmente injusta.
Puerto Hurraco es una aldea tranquila, muy tranquila, con un pabellón cubierto con dos porterías y una canasta siempre y una ermita en la entrada; un parque mimado de vegetación con columpios y donde se escucha con facilidad la conversación de las casas porque la mayoría permanecen abiertas.
El silencio sólo se rompe al llegar a la esquina de la calle Madriles, allí tiene Sabino su taberna desde hace 25 años. La fecha la desvela un cartel de agradecimiento a todos los que han pasado durante todo este tiempo por su barra. Ayer trajo lotería de Castuera, el mismo número de siempre, el que termina en 69, para cazar al Gordo de Navidad.
La avenida principal, la calle Carrera conecta directamente con la sierra del Oro, aunque en el pueblo la llaman Sierra Lora. Puerto Hurraco podría protagonizar cualquier folleto de turismo rural y venderse como destino para los aficionados al senderismo y las rutas en bicis de montaña. Tiene serranía, desnivel, fácil acceso a la carretera de Castuera y desde lo alto del monte ofrece las mejores vistas de la Serena.
A pocos kilómetros, en Puerto Mejoral, se encuentra uno de los mejores refugios para avistamiento de grullas, recomendado incluso por la guía ornitológica National Geographic.
Quieren que se hable de todo esto y de la colaboración de los vecinos del pueblo con la ONG italiana 'Operación Mato Grosso', en la que voluntarios italianos acuden al pueblo para recoger aceitunas de olivares que ceden algunos propietarios y destinan el dinero de la almazara a la construcción de colegios a los Andes, donde también han enviado gafas para los niños o material escolar.
También destacan la colaboración conjunta cuando hay que arreglar dependencias municipales, como el cementerio o el antiguo colegio.
En el Puerto hablan encantados del presente y del futuro; sobre la posibilidad de organizar un torneo de fútbol sala o la esperanza de un otoño lluvioso que levante las malas perspectivas de la cosecha de aceituna, pero les molesta que le recuerden el pasado. Están más que acostumbrados a los coches forasteros enfilando la empinada calle Carrera y que terminan dando la vuelta al llegar al camino de la sierra.
También han aprendido las artimañas de los que se acercan diciendo que sólo preguntan para hacer un reportaje en positivo y al final acaban excavando en el morbo. Eduardo Tena, alcalde de Benquerencia, población de la que depende el Puerto, ya lo advirtió ayer. «El pueblo quiere olvidar». Aunque más que olvidar, lo que realmente quieren es dejar de cargar con el Sambenito.
El vehículo en el que viajaba la víctima se salió de la vía cuando se dirigía a su puesto de trabajo.
Jairo José Nevado Amador, un joven de 20 años natural de Talavera la Real, falleció durante la mañana de ayer en un accidente de tráfico ocurrido cerca de esta localidad pacense, en la carretera que une este municipio con La Albuera. En concreto, el siniestro se registró a 2,4 kilómetros de Talavera. foto
Su coche se salió de la carretera e impactó contra un muro pasadas las 7.00 de la mañana. A las 07.20 horas, el Centro de Urgencias y Emergencias 112 de Extremadura recibió una llamada alertando del suceso y hasta el lugar se desplazaron varios efectivos del parque de bomberos del Ayuntamiento de Badajoz para liberar a la víctima, que quedó atrapada dentro del vehículo, del que él era el único ocupante.También acudieron una ambulancia, efectivos del Punto de Atención Continuada (PAC) de Talavera la Real y agentes de la Guardia Civil, así como una dotación de emergencias de la Junta de Extremadura. Los sanitarios no pudieron hacer nada por la vida del joven.
Jairo, de 20 años, era hijo único y vivía en Talavera con su madre. En la actualidad, trabajaba en una finca agrícola de Talavera y precisamente fue uno de sus jefes quien en la mañana de ayer, al ver que el joven no llegaba a pesar de ser muy puntual, hizo una llamada telefónica para saber si había salido de casa. En ese momento le informaron de que iba camino del trabajo, por lo que el agricultor salió a buscarlo. Fue entonces cuando se encontró con el coche accidentado y llamó a los bomberos y sanitarios.
La familia de Jairo es muy conocida en Talavera. Se da la circunstancia de que un hermano de su madre regenta un taller con autolavado en un lugar muy próximo al lugar en el que se produjo el accidente.
El entierro será a las 11 de la mañana de hoy en la parroquia de Nuestra Señora de Gracia de la Talavera la Real.