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domingo, 31 de julio de 2022

Documaster - Gotabaya Rajapaksa, tocata y fuga de Sri Lanka ,. / Al Médico - mLOY: el defecto genético que explica por qué los hombres viven menos que las mujeres ,. / Tarde de café - Paula Santamaría, a la final de Málaga ,.

  TITULO:  Documaster -Gotabaya Rajapaksa, tocata y fuga de Sri Lanka,.

 Gotabaya Rajapaksa, tocata y fuga de Sri Lanka,.

 Gotabaya Rajapaksa, tocata y fuga de Sri Lanka | El Correo

foto / Elevado a la condición de héroe nacional tras meter en cintura a los Tigres Tamiles, el ya expresidente sucumbe al tsunami del alza de los combustibles, la inflación y una deuda exterior galopantes,.


No hablaban por hablar los miles de ciudadanos que coreaban por las calles de Colombo, la capital de Sri Lanka, la consigna 'Go home Gota' y que hartos de sentirse ignorados tomaron al asalto hace diez días la residencia presidencial. La incursión había estado precedida de algaradas callejeras en las que se demandaba de todo, desde alimentos hasta carburantes; con monjes budistas envueltos en lienzos de color azafrán encabezando la marea humana y los antidisturbios empleándose a conciencia con gases lacrimógenos y cañones de agua contra una multitud cada vez más enrabietada. Con los heridos contándose por decenas, incluidos varios policías, las barreras de palacio no pudieron aguantar esa riada incontenible; la multitud abriéndose paso por dormitorios y salones, bañándose vestida en la piscina, pedaleando en el gimnasio donde sólo unas horas antes el presidente hacía sus ejercicios matutinos.

Cuando se destapó la caja de los truenos, Gotabaya Rajapaksa había puesto ya agua de por medio a bordo de un Antonov 32 del ejército rumbo a Maldivas, ese paraíso enhebrado sobre atolones que emergen del Índico como un collar de perlas, y después a Singapur, desde donde envió su carta de renuncia por correo electrónico. Su marcha no estuvo libre de incidentes, empezando por las autoridades aeroportuarias, que lo retuvieron en la sala VIP sabedores de que el país había entrado en un punto de ebullición y de que cualquier paso en falso les podía costar caro. Finalmente, huyó de madrugada, un epílogo humillante para una dinastía que ha ostentado el poder durante dos décadas.

Mientras él y su esposa hacían las maletas, a cargo del desaguisado quedaba su mano derecha, Ranil Wickremesinghe, cuya residencia también fue destruida por las turbas. En un intento por templar los ánimos, el primer ministro no tuvo más remedio que anunciar su dimisión y ofrecer garantías de establecer «un gobierno de unidad nacional». Wickremesinghe había durado en el cargo dos meses, el tiempo transcurrido desde que Mahinda, hermano de Gotabaya y anterior presidente, tirase la toalla al estallar un tsunami de violencia que se cobró una decena de vidas.

Pero nada es lo que parece en Sri Lanka, donde el títere de Gotabaya, lejos de recular, está demostrando una astucia a prueba de terremotos. En una semana, se ha aupado primero a la presidencia interina -con la excusa de tutelar el país durante 30 días hasta que la Cámara eligiera sucesor- y a la Jefatura del Estado después, respaldado por una amplia mayoría del Parlamento. Gotabaya, entretanto, deshoja la margarita de su futuro en compañía de su mujer y dos guardaespaldas, mientras las autoridades singapuríes, renuentes a conceder asilo, se niegan a decir si se trata el suyo de un viaje privado o siquiera si el exmandatario está en tránsito a otro país.

La caída a los infiernos de Gotabaya Rajapaksa es tanto más dramática si se tienen en cuenta los antecedentes del personaje, auténtica vaca sagrada en este país de 22 millones de habitantes, repartidos entre cingaleses, tamiles y musulmanes. Durante años, él y su hermano parecían ungidos por los dioses. Hijos de una familia acaudalada del sur de la isla, el ahora huido se distinguió en el ejército durante la guerra civil contra los Tigres Tamiles, llegando a tomar parte en operaciones de contrainsurgencia. Retirado con honores, marchó a estudiar a Estados Unidos, de donde regresó en 2005 para ayudar a su hermano en su campaña presidencial y ocupando el puesto de Secretario de Defensa.

Cuando el conflicto cesó, después de un cuarto de siglo de enfrentamientos, Gotabaya afianzó sus posiciones. El salto a la presidencia no se produciría, sin embargo, hasta 2019, después de los atentados islamistas contra iglesias y hoteles que arrojaron un saldo de 250 muertos. La promesa de seguridad por parte de quien había hecho inclinar la cabeza a los tamiles, disparó su popularidad y le aupó al poder de la República democrática Socialista de Sri Lanka. En los últimos veinte años, 40 miembros de la familia han ocupado puestos de responsabilidad en el Gobierno y la fortuna amasada por el clan es incalculable.

De héroe nacional a villano

Las imágenes de lo ocurrido la semana pasada traen a la memoria aquel viejo éxito hollywoodiense ambientado en Sri Lanka -entonces Ceylán- y con Elizabeth Taylor en su mejor momento. En 'La senda de los elefantes', decenas de paquidermos se rebelaban contra el poder establecido y destrozaban una plantación de té hasta los cimientos para devolver a la naturaleza lo que era legítimamente suyo. En el caso de Gotabaya, el desmoronamiento llevaba meses larvándose y tiene su fiel reflejo en el desplome económico de un país con un PIB per cápita que el año pasado era de 3.225 euros y donde cada uno de sus ciudadanos cargaba ya por entonces con una deuda de 3.270. Un nivel de vida bajísimo que sumerge a este exótico destino en las profundidades del ranking mundial de la prosperidad.

La guerra de Ucrania, el consiguiente alza de los carburantes y la interrupción de la cadena de suministros no ha hecho sino abonar el colapso cingalés, con una economía muy dependiente del turismo que los rigores de la pandemia ha pulverizado y a la que se suma una pésima política agraria como resultado de la prohibición sobre los fertilizantes químicos, lo que ha desplomado la producción. El resultado es la mayor crisis que afronta este país desde la marcha de los británicos en 1948.

Desde que Gotabaya accedió al poder en 2019, la deriva del país se ha agravado con el agotamiento de las reservas de divisas y un endeudamiento galopante, mientras la inflación escala al 54,6%. El Gobierno decretó en abril el impago preventivo de su deuda exterior, lo que terminó de dinamitar la confianza de los acreedores y obligó a acudir al Fondo Monetario Internacional en busca de una solución que el Gobierno está lejos de tener. Un mes antes se habían generalizado los cortes de luz, lo que alimentó el descontento y convirtió las tímidas críticas iniciales en contundentes exigencias de dimisión. Ante semejante panorama, Gotabaya, poco acostumbrado a remar a contracorriente, ha hablado: el último, que cierre la puerta. Wickremesinghe ha cogido el testigo y no parece dispuesto a soltarlo.

 TITULO:  Al Médico - mLOY: el defecto genético que explica por qué los hombres viven menos que las mujeres ,.

 

 

mLOY: el defecto genético que explica por qué los hombres viven menos que las mujeres,.

foto / La pérdida del cromosoma Y en la sangre daña el corazón y acorta la esperanza de vida, según un estudio,.

 mLOY: el defecto genético que explica por qué los hombres viven menos que  las mujeres | Ciencia | EL PAÍS

Los hombres viven unos cinco años menos de media que las mujeres y las causas no están claras. Hoy, un estudio sugiere que, pasados los 60, el mayor culpable es un defecto genético: la pérdida del cromosoma Y, que determina el sexo al nacer.

“Está claro que los hombres son más frágiles, la cuestión es ¿por qué?”, explica Lars Forsberg, investigador de la Universidad de Uppsala (Suecia).

Durante décadas se ha pensado que el cromosoma Y masculino es un “basurero genético” cuya única función es generar espermatozoides que determinan el sexo de un recién nacido. Un niño lleva un cromosoma X de la madre y un Y del padre, mientras que una niña lleva dos X, uno de cada progenitor.

En 1963, un equipo de científicos descubrió que a medida que los hombres envejecen, sus células sanguíneas van perdiendo el cromosoma Y debido a un error de copia que sucede cuando una célula madre se divide para generar una hija. En 2014, Forsberg analizó la esperanza de vida de hombres de edad avanzada en función de si sus células sanguíneas habían perdido el cromosoma Y, una mutación denominada mLOY. El efecto registrado fue “descomunal”, recuerda el investigador.

Los hombres con menos cromosomas Y tenían más riesgo de cáncer y vivían cinco años y medio menos que los que sí conservaban esta parte del genoma. Tres años después, Forsberg descubrió que esta mutación multiplica por tres el riesgo de sufrir alzhéimer. Lo más preocupante es la enorme prevalencia de este defecto. El 20% de los hombres de más de 60 años tienen esta mutación. La tasa sube al 40% en los de más de 70 y al 57% en los de más de 90, según estudios previos de este genetista. “Es sin duda la mutación más común en humanos”, resume.

Hasta hoy nadie sabía si la desaparición paulatina del cromosoma en sangre tiene un papel causal en enfermedades asociadas al envejecimiento. En un estudio publicado hoy en la revista Science, referente de la mejor ciencia mundial, Forsberg, junto a científicos de Japón y EE UU, demuestra por primera vez que esta mutación aumenta el riesgo de sufrir problemas cardiacos, fallos del sistema inmune y muerte prematura.

Los investigadores han creado el primer modelo animal sin cromosoma Y en sus células madre de la sangre: ratones modificados con la herramienta de edición genética CRISPR. El trabajo muestra que estos roedores desarrollan cicatrices en el corazón —fibrosis, una de las dolencias cardiovasculares más frecuentes en humanos— y mueren antes que los ratones normales. Los autores analizaron después la esperanza de vida registrada en casi 15.700 pacientes con enfermedades cardiovasculares cuyos datos se almacenan en el biobanco público del Reino Unido. Su análisis muestra que la pérdida del cromosoma Y en sangre está asociada con un 30% más de riesgo de morir por enfermedad cardiovascular.

“Este factor genético puede explicar más del 75% de la diferencia en esperanza de vida entre hombres y mujeres de más de 60 años”, explica el bioquímico Kenneth Walsh, investigador de la Universidad de Virginia (EE UU) y coautor del estudio. Dicho de otra manera: esta mutación explicaría “cuatro de los cinco años menos de vida en los hombres”. El cálculo de Walsh se desprende de un estudio previo en el que los hombres con gran carga de mLOY viven unos cuatro años menos que los que no la tienen.

Es bien sabido que los hombres mueren antes que las mujeres porque fuman y beben más y son más propensos a actos temerarios, entre otros factores externos de riesgo. Pero, pasados los 60, la genética se vuelve la principal responsable del deterioro de la salud; “parece como si los hombres envejeciesen antes que las mujeres”, apunta Walsh.

El estudio desvela las claves moleculares del daño asociado a la mutación mLOY. Dentro del gran grupo de las células sanguíneas están los glóbulos blancos del sistema inmune encargados de defender al organismo de virus y otros patógenos. La pérdida del cromosoma Y activa un comportamiento aberrante en los macrófagos, un tipo de glóbulo blanco, de forma que causan más cicatrices en el tejido del corazón, lo que a su vez aumenta el riesgo de fallos cardiacos. Los investigadores han demostrado que el daño puede revertirse si les dan a los ratones pirfenidona, un fármaco aprobado en humanos para tratar la fibrosis pulmonar idiopática.

 

Hay tres factores de riesgo que incrementan los efectos de la pérdida del cromosoma Y. El primero es inevitable: envejecer. Cuantos más años se vive, más divisiones celulares suceden en el organismo y mayor es la probabilidad de que en el proceso de copia del genoma sucedan mutaciones. El segundo es el tabaquismo. “Fumar hace que pierdas el cromosoma Y de la sangre de forma acelerada; y si dejas de fumar, las células sanas vuelven a ser mayoría”, resume Walsh. El tercero también es inevitable: existen otras mutaciones genéticas hereditarias que multiplican por cinco la pérdida paulatina del cromosoma Y en sangre, explica Forsberg.

Ambos científicos creen que este estudio abre un campo de investigación “enorme”, aunque por el momento estos son solo los primeros pasos. Hace falta estudiar si también los hombres con esta mutación tienen fibrosis en el corazón y si esta es la causante de sus infartos y otras dolencias cardiacas. También hay que entender mejor por qué perder el cromosoma Y daña la salud. “Por ahora hemos demostrado que el cromosoma Y no es un basurero genético que solo servía para la reproducción, sino que es importante para la salud”, argumenta Forsberg. El siguiente paso es identificar qué genes son responsables de este fenómeno.

La pérdida de este cromosoma se ha detectado en todos los órganos y tejidos del cuerpo y en todas las edades, aunque es más patente pasados los 60. Abunda en la sangre porque este es un órgano que produce millones de células nuevas cada día a partir de células madre sanguíneas. Las células madre sanas producen hijas sanas y las mutadas, hijas con mLOY.

En un estudio anterior se demostró que esta mutación en el cromosoma Y desbarata el funcionamiento de hasta 500 genes localizados en otras partes del genoma. También se ha observado que daña a los linfocitos y a las células asesinas naturales, dos componentes fundamentales del sistema inmune, en hombres con cáncer de próstata y alzhéimer, respectivamente.

Apenas se hacen tests de mLOY en la actualidad. El equipo de científicos ha diseñado una prueba de PCR que mide el nivel de esta mutación en sangre que podría ser fácilmente escalable y que serviría para determinar qué niveles de esta mutación son dañinos para la salud. “Ahora mismo vemos gente de 80 años que tiene el 80% de sus células sanguíneas mutadas, pero no sabemos qué impacto tiene esto en su salud”, dice Walsh.

Otra pregunta por ahora sin respuesta es por qué los hombres pierden con la edad la marca genética del macho. La lógica evolutiva, argumentan los autores del trabajo, es que los hombres están biológicamente diseñados para tener descendencia cuanto antes y vivir 40 o 50 años a lo sumo. El espectacular aumento de la esperanza de vida en el último siglo y pico ha hecho que hombres y mujeres vivan hasta edades muy avanzadas —80 y 86 años en España, respectivamente— lo que hace que el efecto de estas mutaciones sea más patente. Otro dato posiblemente relacionado: la inmensa mayoría de personas que llegan a los 100 años de vida son mujeres.

“Para transformar todos estos descubrimientos en tratamientos necesitamos comprender mejor este fenómeno”, resalta Forsberg. “Los hombres no estamos diseñados para vivir para siempre, pero tal vez podamos aumentar unos años más nuestra esperanza de vida”, añade.

El bioquímico José Javier Fuster estudia mutaciones patológicas en células sanguíneas en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares. El especialista destaca la importancia del trabajo. “Hasta ahora no estaba claro si la pérdida del Y era causa del cáncer, del alzhéimer e insuficiencia cardiaca o un simple marcador casual”, explica. “Esta es la primera demostración en animales de que tiene un papel causal”. El cromosoma Y humano es diferente del de ratón, por lo que la prioridad ahora es acumular más datos en humanos. “Este es un gran primer paso para comprender este nuevo mecanismo detrás de las enfermedades ligadas al envejecimiento”, añade.

Las células del cuerpo humano agrupan su ADN en 23 pares de cromosomas que se emparejan uno a uno cuando una célula copia su genoma para generar una hija. El Y es el único que no tiene una pareja simétrica con la que encajar: lo hace con un cromosoma X; y a menudo se pierde el cromosoma Y completo, explica Luis Alberto Pérez Jurado, de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. “Por ahora se han identificado seis genes dentro del cromosoma Y que serían los responsables de los impactos en la salud. Todos ellos están relacionados con el buen funcionamiento del sistema inmune”, destaca. En parte, por eso se explicaría también la mayor vulnerabilidad de los varones ante infecciones virales, incluida la covid.

 

 

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