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miércoles, 26 de diciembre de 2018

Comando Actualidad -La infancia de Cuarón tiene rostro de mujer ,.Lunes -31- Diciembre ,./ EN PORTADA CRONICAS MUJERES VIAJERAS - María Tena: “Hay que conseguir que el sentimiento no se vea cursi”,.Lunes -31- Diciembre,.

TITULO: Comando Actualidad - La infancia de Cuarón tiene rostro de mujer  ,. Lunes -31- Diciembre ,.
 

El Lunes -31- Diciembre a las 23:45 por La 1, fotos,.

Desde la izquierda, Marina de Tavira, Yalitza Aparicio y Nancy García.La infancia de Cuarón tiene rostro de mujer,.

Las actrices de ‘Roma’ Yalitza Aparicio, Marina de Tavira y Nancy García hablan de una de las películas del año,.

La mayoría de las personas tiene grabada a fuego la importancia de aquellas personas que les cuidaron en su infancia, cuando más desprotegidas estaban. Al mismo tiempo, esa madre o esa niñera —tradicionalmente, ellas— es una figura que, con el paso de los años, suele quedar relegadas a un plano más oculto. Sobre todo, en la esfera pública. Una de las hazañas en Roma de Alfonso Cuarón (Ciudad de México, 1961) ha consistido en eso: en haber sacado a la luz, poniéndolos a la vista de todos, esos recuerdos agridulces que tantas veces causan pudor. Su tarea de abrir la puerta al mundo de sus memorias ha sido un éxito internacional. Tres han sido las intérpretes de este viaje a la infancia del director a Roma, el barrio en el que creció: la actriz Marina de Tavira, que juega el papel de la madre, Sofía; la novel intérprete Yalitza Aparicio, que hace de la niñera, Cleo, la verdadera protagonista, y Nancy García, como Adela.
La última película del director de Y tu mamá también (2001) o Gravity (2013) parte de la idea de honrar a Liboria Libo Rodríguez, su cuidadora en la niñez. Como hijo de una familia de la burguesía capitalina, en su infancia Cuarón convivió con una nana que residía en la vivienda. Hoy, el número de trabajadoras del hogar internas se ha reducido a la clase más alta. No obstante, el avance en derechos de este colectivo, mayoritariamente de origen indígena, ha sido tremendamente lento. A principios de este mes, el Supremo de México obligó a dar de alta en la seguridad social a estas empleadas —millones de ellas trabajan sin ningún tipo de protección—. El cineasta quiso contar una historia muy personal que ha acabado por convertirse en una crítica a la situación de desprotección, desigualdad y, en cierta medida, también de discriminación en México.
De este germen, ha nacido una nueva estrella con futuro incierto. Yalitza Aparicio (Tlaxiaco, Oaxaca, 1993) se ha convertido en una de las principales embajadoras de Roma, y también de México, por su interpretación de Cleo, la reencarnación de Libo en la ficción. Su naturalidad al meterse en el papel de una persona profundamente amorosa y de infinita generosidad la ha popularizado entre el gran público. A través de su papel de dócil trabajadora, se muestran las relaciones que se establecían entre patrones y empleados. Marina de Tavira (Ciudad de México, 1974) destaca que uno de los defectos de su personaje, la señora Sofía, es que "arroja toda la frustración que siente a su apoyo más grande, a Cleo, al estar pasando ella por un momento tan duro y tan terrible de ruptura". En las distancias cortas, Aparicio conserva la misma aura que le acompaña e ilumina en el papel de la trabajadora del hogar. Vestida con vaqueros y camiseta, cruza las manos y las piernas mientras espera atenta las preguntas. Tiene una sonrisa siempre preparada y transmite tranquilidad. .
Cleo (Yalitza Aparicio) prepara el desayuno al más pequeño de los hermanos.
Cleo (Yalitza Aparicio) prepara el desayuno al más pequeño de los hermanos.
La joven de origen mixteco se ha erigido en adalid de las trabajadoras del hogar, un colectivo tan olvidado en el México de los setenta —que recrea la ficción de Cuarón— como en el actual. También, en la voz del indigenismo relegado en un país rasgado por sesgos clasistas y racistas. “No importan los estereotipos. Puedes formar parte de algo, si tú realmente lo quieres”, asegura durante la entrevista en uno de los hoteles más lujosos de Ciudad de México. Ha sido hasta portada de la edición de México y América Latina de Vogue por su papel.
Comenzaba su carrera como docente de educación infantil cuando acudió a un casting para la película de un director del que no sabía prácticamente nada. Cuarón se fijó en ella, y su vida ha dado un giro radical desde entonces: un día toca promoción en Ciudad de México, otro en Los Ángeles y al siguiente, en Nueva York. “Fue maravilloso tener esta oportunidad”, apunta Aparicio. “Algo por lo que le estoy muy agradecida es porque supo encontrar las palabras adecuadas para no conformarme con lo que soy y, sobre todo, porque me ayudó a tener más seguridad en mí: me hizo darme cuenta de que podía hacer cosas que jamás creí posibles”, remacha con la misma dulzura y entereza de Cleo.
De Tavira, Aparicio y García se prestan a describir a sus respectivos personajes: la señora Sofía, madre de cuatro niños en trámites de separación, y las empleadas del hogar Cleo y Adela. “Una de las mayores virtudes de Sofía es el empuje que tiene para sacar adelante a los hijos y la forma en la que trata de darles siempre la mejor cara, aunque ella esté sufriendo”, apunta la reconocida actriz mexicana De Tavira (Ciudad de México, 1974). “La virtud de Cleo es ser tan amorosa y atenta con la familia y siempre ser una persona increíble”, afirma. Precisamente, ese carácter ha granjeado críticas que ven una cierta condescendencia clasista, donde otros ven humanismo y estima sincera, en la visión del director sobre el personaje. Las actrices parecen estar encantadas con el discurso feminista del filme.

Mujeres valientes

Las tres coinciden en que en 40 años ha habido cambios sobre el papel femenino en la sociedad mexicana, pero que aún queda mucho camino por andar. “En la película”, apunta García, “se resalta mucho el tema de que las mujeres no se atreven, de que tiene que pasar algo para que ellas se admiren y se valoren y se digan: ‘Yo sí puedo’, y creo que esto ha ido cambiando y las mujeres están reconociendo ya que se puede educar a los hijos sin figura paterna”.
Más allá de si los pasos han sido de gigante o de enano en un país en el que el año pasado fueron asesinadas 3.430 mujeres, este soleado día en que promocionan Roma se muestran satisfechas por el trabajo: son legítimas representantes de una película producida por Netflix, ganadora del León de Oro de la Mostra de Venecia y candidata al Oscar, que también ha triunfado en las pocas salas que se ha estrenado. Cuarón llegó a decir sobre el filme que fue “su salvavidas”. “Un 95% de las secuencias nacieron de mi memoria”, aseguraba el director. Hoy son ellas quienes contestan. ¿De qué trata la película? “De mujeres valientes”, contesta reivindicativa García. “De la vida misma”, opina con dulzura Aparicio. “De las cicatrices de la infancia”, sella De Tavira.

  TITULO:  EN PORTADA CRONICAS MUJERES VIAJERAS -María Tena: “Hay que conseguir que el sentimiento no se vea cursi” ,. Lunes -31- Diciembre,.
 

 El Lunes -31- Diciembre a las 23:45 por La 2, foto,.

María Tena: “Hay que conseguir que el sentimiento no se vea cursi”,.

María Tena: “Hay que conseguir que el sentimiento no se vea cursi”La escritora recupera en 'Nada que no sepas' una historia de búsqueda personal, amores y derrotas con la que ha ganado el Premio Tusquets de Novela,.

 Hay que conseguir que el sentimiento no se vea cursi, no se convierta en azúcar. ¿Cómo? Quitando muchas cosas. A veces enloquezco de cursilería y luego empiezo a quitar, a quitar y dejo las palabras justas. Lo escribo todo para que no se me olvide nada, muy barroco, y luego reescribo. He contado casi 80 borradores de esta novela. Es como la piedra perfecta que encuentras al borde del mar porque ha sido pulida por el agua durante miles de años”. Así describe María Tena (Madrid, 1953) en una conversación con este diario la lucha por conseguir el tono sobrio y evocador que le ha valido el Premio Tusquets de Novela por Nada que no sepas.

La protagonista y narradora de esta historia vuelve al Uruguay en el que pasó su infancia para, 40 años después, tratar de desentrañar las claves de la extraña muerte de su madre, romper con una foto congelada e idealizada y entender o completar aquella estampa de apertura sexual y sospecha que como adolescente solo intuía. El viaje y la indagación son usados, desde una lúcida desconfianza en el memoria, para reconstruir una edad dorada que acabó en naufragio. Las relaciones sexuales cruzadas y la descripción del mundo de clase media alta en Montevideo situaban la novela en un complicado punto de partida. “Cualquier salida de tono la habría convertido en un folletín”, asegura Tena, que apuesta por contar las cosas como son “incluso cuando se hace daño a alguien que está cerca”.
Nada que no sepas es un libro con pie y medio en la vida de la autora. “Es gente que existió pero que no hicieron las cosas que pongo que hicieron”, explica Tena, que dedica el libro a sus padres “que nunca dejaron de quererse”. “Esta historia es un diálogo con ellos en el que les digo, sí, me enseñasteis una isla de libertad pero luego me llevasteis a España otra vez”, cuenta antes de narrar, con cierto cariño en la voz, el trauma que supuso para los ocho hermanos regresar a la gris realidad del franquismo. “No me lo planteé así, pero no me emocioné mientras la escribía, aunque el recuerdo de mis padres estaba ahí. Luego, con la dedicatoria, estuve dos días llorando”.
La primera imagen que tiene, el primer impulso de la novela es el recuerdo del encuentro de su madre -jersey azul, camisa blanca abrochada hasta arriba- con “esas burquesas cosmopotitas de Montevideo”. “Aquello tuvo que ser un estallido en su cultura del franquismo”, asegura.
La autora de Tenemos que vernos (Anagrama) reconoce que novela iba a tratar sobre la infancia pero que su vuelta a Uruguay 40 años después lo cambió todo. “Me di cuenta de que tenía otra vida”, evoca, como se da cuenta la protagonista, una narradora sin nombre con la que se identifica en parte y que tiene que viajar al pasado para enfrentarse al fracaso de su presente. “Los viajes de estos personajes acaban en naufragio pero todos ganan y pierden algo”, asegura antes de detallar las dudas que tuvo para reescribir el final y lanzar, después, una pregunta: “¿Y si lo que me he inventado fue verdad?”.
Escritora de siempre pero de publicación tardía, Tena se muestra orgullosa de su recorrido (ya fue finalista del Premio Herralde en 2003 y del Primavera en 2011) en una profesión que para ella es “obsesión y devoción”, aunque, confiesa, más lo segundo. “Yo era muy cursi y no creía nada en mí. Crecí en una familia muy intelectual. Mi padre era amigo de Vargas Llosa, Bryce Echenique, Rosales… Hice un curso con Luis Landero que me dijo: ‘Déjate de chorradas’, y eso me ayudó mucho. Ahora hace años que escribo todos los días”, resume.
Consciente del territorio incierto que pisa cada vez que se sumerge una novela, Tena se guía por una idea, “que la escritura no se vea”, y un principio, “no aburrir al lector, que es el primer pecado del escritor”, y no respira tranquila hasta que la novela no está en manos de los lectores “que me devuelven siempre un libro completamente distinto”.

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