¡Qué grande es el cine! ,.
¡Qué grande es el cine! fue un programa de cine dirigido por José Luis Garci y emitido por Televisión Española por su cadena La 2.
El programa comenzaba con una presentación de la película que se emitía esa noche, posteriormente esta película se emitía y acababa con una tertulia entre Garci y los invitados del día sobre ella.1 El programa comenzó a llevarse a cabo en enero de 1995 y comenzó sus emisiones el 13 de febrero del mismo año., etc.
EL HORMIGUERO VIERNES -27- JULIO - Amazon dominará la mitad del mercado digital de Estados Unidos a finales de este año,.
Amazon dominará la mitad del mercado digital de Estados Unidos a finales de este año,.
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Según un estudio al que ha hecho referencia El Mundo en un artículo, el gigante del comercio electrónico estadounidense terminará el año dominando la mitad del mercado digital de Estados Unidos con una facturación total de 220.000 millones de euros.
Este dato significa que el imperio de Jeff Bezos incrementará su facturación un 6% con respecto a 2017 y sumará aún más distancia con su más directo competidor es eBay.
Según ha informado eMarketer en base a datos propios, eBay se lleva el 6,6% de las ventas electrónicas a nivel nacional, seguida por Apple, con el 3,9%. Otra de las compañías que están pisando muy fuerte en el comercio electrónico y que pronto podrían ser competencia directa de Amazon es Walmart, que ha invertido fuerte en su estrategia digital para no quedarse atrás.
El dominio de Amazon se basa, entre otras claves, en su extenso campo de actuación. Amazon es actualmente la segunda compañía del mundo por capitalización bursátil y además de ser un titán en el comercio digital también lo es en el almacenamiento de datos y en la industria del entretenimiento. Es más, su plataforma club Prime ya tiene más de 100 millones de abonados y está cerca de alcanzar a Netflix.
Tampoco se ha quedado atrás en el mundo de la moda, con un servicio que envía hasta 15 prendas a casa del consumidor, o en el sector alimetario, desde que se hizo con las operaciones de la cadena de supermercados Wholefoods. Otro de los mercados a los que el titán americano amenaza actualmente es el farmacéutico y parece ser que después de meses de rumores, la actuación de Amazon va a ser definitiva.
TITULO: ME RESBALA - AQUEMARROPA - ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! - Entre el armario y el museo,.
ME RESBALA - AQUEMARROPA - ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! -Entre el armario y el museo., fotos.
Entre el armario y el museo,.
Nuevas exposiciones en torno a Sonia Delaunay, Georgia O’Keeffe o Frida Kahlo tensan los hilos que unen la moda y el arte,.
Cuadros y ropa aparecen conjuntados y se abren paso en los museos. La exposición Sonia Delaunay. Arte, diseño y moda en el Museo Thyssen de Madrid
se suma a la creciente fascinación del mundo del arte por los y — sobre
todo— las artistas que han marcado tendencia en el universo de la
moda. Destacan la de Georgia O’Keeffe, Living Modern,
que se exhibe en varios museos norteamericanos a lo largo de este año y
en la que se hace dialogar el excepcional vestuario de la artista con
sus pinturas y fotografías; o las diferentes muestras internacionales
dedicadas a Frida Kahlo
en los últimos años, en las que nunca se ha dejado de indagar en su
particular estética personal, mostrando accesorios o ropa original junto
a sus cuadros.
La
idea es que el vestuario de estas artistas ayuda a explicar su obra y
hace justicia a su carácter multifacético. Y, sin embargo, cabe
preguntarse si esto no sirve también para atraer a los consumidores de
moda que abarrotan exposiciones dedicadas a diseñadores hacia otras
estancias y muestras temporales cuyo foco no son las pasarelas.
Arte y moda son dos mundos basados en lo visual y siempre
ha existido una relación entre ellos, una manifiesta influencia mutua.
Pero la mayor parte de analistas coincide en que el vínculo comenzó a
estrecharse a finales del siglo XIX y se ha intensificado en las últimas
décadas. Vayamos más atrás. Al igual que la fotografía en el último
siglo, la pintura fue durante mucho tiempo diseminadora de tendencias en
la indumentaria. El historiador Michel Pastoureau
señala que la incorporación del azul en el armario de la realeza
europea se produjo a partir de que los pintores medievales, allá por el
año 1000, comenzaran a pintar con este color las túnicas de la Virgen.
En los siglos XVI y XVII, el negro, los corsés, los
guardainfantes, las golas, pero también el oro, los terciopelos y la
pedrería retratados por Zurbarán, Velázquez y otros maestros
contribuyeron a la expansión de la moda española en las Cortes europeas.
Siglos más tarde servirían de inspiración a diseñadores contemporáneos,
como Cristóbal Balenciaga, que reconocía especialmente a Zurbarán, y
sus espectaculares reproducciones de tejidos como referencia para sus
colecciones.
A partir de finales del siglo XIX, el Arts and
Crafts, la Bauhaus y otros movimientos de cuño modernista hablan de
ligar arte y vida
A partir de finales del siglo XIX, el Arts and Crafts que
arrancó en Reino Unido, la Bauhaus y otros movimientos de cuño
modernista hablan de ligar arte y vida. Sus protagonistas fueron quizá
los primeros en reconocer y teorizar sobre la relación entre arte,
diseño y moda. Buscaron un enfoque práctico que acercase las vanguardias
—cubismo, futurismo, dadaísmo— a la experiencia cotidiana.
Para algunos se trataba de democratizar el arte y crear
espacios y objetos funcionales y hermosos para la gente corriente. Para
otros, se convirtió en una lucrativa forma de crear y publicitar su
obra, aprovechando la presencia de una creciente clase media urbana
dispuesta a consumir diseño para reafirmar su estatus social. Desde
ejemplos puntuales, como la colaboración entre Salvador Dalí y Elsa
Schiaparelli que dio lugar, entre otros, a la creación del famoso Vestido langosta
y al sombrero-zapato, hasta el caso de la francesa de origen ucranio
Sonia Delaunay (1885-1979), que conjugó con éxito las profesiones de
pintora y diseñadora, pasando por las portadas de Man Ray para revistas
como Vogue; la relación entre arte y moda se torna cada vez más fértil conforme avanza el siglo XX.
En la década de los sesenta, la corriente pop rompe
definitivamente la barrera entre arte y cultura de masas reproduciendo e
incorporando objetos de fabricación industrial y elementos
publicitarios. Ahí está Andy Warhol,
que empezó su trayectoria como dibujante en revistas de moda, y crea
vestidos de papel con estampados de sus pinturas más exitosas, como el Souper Dress con la famosa lata de sopa Campbell (vestido que la propia compañía Campbell utilizó brevemente como reclamo publicitario).
La diseñadora punk Vivienne Westwood
le dedicó una colección a Keith Haring en 1983, y Lisa Perry usó más
recientemente la obra de Roy Lichtenstein en una de las suyas. No son
los únicos casos: por su anclaje en la cultura del consumo, ligereza
de motivos y colorido, el estilo pop resulta especialmente afín a la
moda. Si hasta los ochenta el mundo de la moda había orbitado en torno a
París y Milán y al círculo relativamente cerrado de la alta costura, a
partir de este momento emerge una generación de diseñadores en ciudades
como Londres y Amberes que rompe moldes y rebusca en la calle, lo
marginal, la contracultura y lo macabro, nuevos referentes para sus
creaciones.
Vivienne Westwood le dedicó una colección a Keith Haring en 1983, y Lisa Perry usó la obra de Roy Lichtenstein
Como apunta la experta en moda Salka Hallström Bornold,
creadores como Margiela, McQueen y la propia Westwood y artistas como
Sam Taylor-Wood, los hermanos Chapman y Damien Hirst comparten el mismo
caldo de cultivo underground . El resultado es una moda experimental que transformó las pasarelas en performances
y en la que los roles de artista y diseñador se diluyeron aún más. El
cambio de milenio coincide con la ampliación del mercado del arte a
países como China.
Esta nueva demanda abre nuevas oportunidades de
colaboración. El artista japonés Takashi Murakami presta sus creaciones
de inspiración manga a la firma de lujo Louis Vuitton. Y con esta marca
de lujo también colaboran los hermanos Chapman. En el otro extremo del
espectro, el famoso perro globo de Koons mutó en icono temporal de la firma H&M bajo el eslogan Fashion loves art (la moda ama el arte).
La lista de ejemplos podría seguir. Lo que queda claro es
que, en estos casos, se trata más bien de desarrollar fórmulas
comercialmente exitosas que de experimentar conceptualmente con la
relación entre arte y moda. La (¿rentable?) confluencia entre ambos
mundos se materializa no sólo en el desembarco en los percheros de las
tiendas de determinados artistas, sino en las muestras dedicadas a
grandes diseñadores en museos de referencia (historia que arranca con la
visionaria Diana Vreeland y el Costume Institute del Museo
Metropolitan).
También surgen espacios de arte fundados por grandes casas
de moda, como la Fondation Cartier en París o la Fondazione Prada en
Milán, cuya programación no tiene nada que envidiar a la de grandes
centros de arte. La moda se ha considerado históricamente como un arte
aplicado. Es decir, como una actividad creativa con limitaciones
estratégicas y económicas. Suele decirse, además, que el arte se basa en
la permanencia y la moda en el momento.
Pero a la vista de su evolución, cabe preguntar si la moda
no debería considerarse estrictamente un arte. En una época en la que
el mundo del arte recurrentemente se interroga sobre sus límites, no
siempre busca la permanencia y está igualmente sujeto a los caprichos
del mercado, ¿ha dejado de tener sentido preguntarse si la moda es arte?
Quizá sea más sugerente recuperar la elegante ambigüedad de las palabras de Yves Saint-Laurent: “La moda no es del todo un arte, pero necesita de un artista para existir”.
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