Realmadrid TV emite el jueves -26- julio , el a partir de las 22:30 h, Campo de estrellas, en el que el protagonista será Mike Smith ,.
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Volvemos al baloncesto patrio, de la mano de uno de esos casos que de vez en cuando se daban en este deporte, que no era otro que la aparición de un extranjero que llegaba a la ACB, se convertía un español más e incluso encontraban su hueco en el equipo nacional. Hoy os traigo a uno de esos, estadounidense de nacimiento pero que sus buenos resultados en nuestra liga (en equipos, además, punteros) y su fácil adptación a nuestro país le valió llegar a vestir la camiseta de la selección. Este, además, ya me lo habíais pedido en unas cuantas ocasiones. Así que no me dilato más y os presento a Mike Smith.
¿Quién era?: Un jugador de baloncesto hispano-estadounidense de los 80 y los 90.
¿Por qué se le recuerda?: Por maravillar en su llegada a España en las filas de otro Smith, Ray, en Mayoral Maristas, y luego rayar a un altísimo nivel en Joventut, Real Madrid y Caja San Fernando. Además, por jugar en la selección española.
¿Qué fue de él?: Tras su retirada en 2002, se afincó en Andalucía. Hasta hace unas semanas colaboraba como entrenador de las categorías inferiores del CB Dos Hermanas, en la localidad sevillana del mismo nombre. Pero a sus 45 años, ha decidido volver a saltar a la pista para competir con el primer equipo de este club sevillano, que milita en la Primera Nacional.
¿Sabías qué…?: Jugó 16 partidos con la nacional, incluyendo dos Eurobaskets, el de 1995 y el de 1997.
– Su debut con la selección fue en un preparatorio del Eurobasket, ante Italia en Leganés. Ganamos 76-72 y Smith metió 13 puntos.
– Llegó a Málaga cuando Mayoral Maristas estaba en Primera B. Allí coincidió con Ray Smith y llevaron el club a la ACB. El entrenador era un tal Javier Imbroda.
– Sus primeros éxitos rotundos le llegaron en las filas del Joventut, donde ganó una Liga y una Liga Europea, compartiendo equipo con Villacampa, los Jofresa, Corny Thompson o Ferrán Martínez.
– Destacaba por su buena muñeca y por su impresionante capacidad de salto.
– Lolo Sáinz, a quien tuvo de entrenador en Badalona, se lo llevó a la selección.
– En 1988 ganó el concurso de mates de la ACB.
– Su salida del Real Madrid en el 98 fue bastante… poco glamourosa, ya que fue cortado tras jugar solo 12 partidos.
– Es licenciado en Criminología.
– Antes de llegar a España compitió en la exótica liga irlandesa de baloncesto.
– Nunca llegó a entrar en ningún draft de la NBA.
Biografía, palmarés, estadísticas: Mikel Smith Gibbs nació en la ciudad de Nueva York el 10 de septiembre de 1963. Criado deportivamente en la Universidad de South Carolina State, salió de Estados Unidos para ir a Irlanda en 1985. En 1986 llegó a Málaga, donde estuvo hasta 1991, año en el que llegó al Joventut de Badalona. En 1995 fichó por el Madrid y tres años más tarde se fue con destino al Caja San Fernando. En 2001 se fue a Alicante para jugar en el Lucentum, hasta 2002, año en el que llegó su primera retirada. En su palmarés tiene una ACB, una Liga Europea y una antigua Recopa.
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Este juego no tiene desperdicio,.
Ryan Hickman, de 8 años, ha ganado ya 20.000 euros gracias a su empresa de reciclaje. A los 3 empezó a separar basura con la intención de salvar animales,.
Si alineásemos todas las latas y botellas que reciclamos, la fila se extendería por más de 58 millas (90 kilómetros), y si las apiláramos unas sobre otras, la 'torre' sería aproximadamente diez veces más alta que... ¡el monte Everest! ¡Guauu!». Con este entusiasmo se toma el pequeño Ryan Hickman, de 8 años, una labor que otros a estas alturas siguen sin plantearse buscando mil excusas: el reciclaje de los residuos. Este niño californiano se ha hecho muy famoso en EE UU por su cruzada emprendida contra la basura que está contaminando nuestro planeta, y, sobre todo, nuestros océanos, repletos de envases de plástico y otros materiales de desecho. Su popularidad es aún mayor porque este empeño suyo se ha materializado en una empresa rentable, algo indispensable en aquel país si se quiere ser parte del anhelado sueño americano.
Solo tenía 3 años y medio cuando acompañó a su padre a un centro de reciclaje. Se conoce que el hombre, llamado Damion, dejó al crío quedarse con cinco «pavos», como dice él, que le dieron por devolver una bolsa llena de latas, y ahí empezó todo. Al día siguiente, Ryan detuvo a su padre cuando se disponía a entrar en su casa de la localidad San Juan Capistrano y le dijo que quería mostrarle su nuevo negocio, algo que en su lengua de trapo sonó como 'bidness' (en inglés se dice business), según relató Damion al periódico local 'The Capistrano Dispatch': «Le pregunté qué era, y él hizo un gesto con la mano y dijo '¡tah-dah!'. Él y su madre, Andrea, habían ido a entregar a nuestros vecinos bolsas de basura, porque quería que todos ellos comenzaran a guardar envases para él».
Y no solo cumplieron, sino que a su vez, en una perfecta progresión geométrica, pidieron a sus propios amigos, familiares y compañeros de trabajo que colaboraran para ayudar al chiquillo, de tal modo que en poco tiempo consiguió una cartera de clientes, o más bien proveedores, en el condado de Orange, situado al sur de Los Ángeles. Acoge a una población superior a los tres millones de habitantes y es bañado por las aguas del Pacífico. Así nació en 2012 la Ryan's Recycling Company.
La pasión infantil de Rick no tiene límites, pero sí un objetivo inicial claro: salvar a los animales del monstruo plastificado que se extiende cada vez más por los océanos: «Reciclar ayuda a la Tierra, a la gente, las plantas, los animales y otras cosas vivientes -dice con mucha seguridad-. Me gusta lo que hago. Mis padres y mi abuela, los martes, me ayudan». Y va llenando enormes bolsas verdes con plástico, cristal y aluminio. El patio trasero de la casa sirve como zona de clasificación, con ocho grandes cubos donde meter los envases que antes debe vaciar de los «líquidos asquerosos» que contienen.
¿Universidad o camión?
El tercer domingo de cada mes, su padre transporta casi una treintena de estas grandes bolsas en su coche con remolque hasta el centro de reciclaje, donde pesan y clasifican el material. Los trabajadores le agradecen la labor: «Está ayudando al medio ambiente. Y por cada mil kilos que él recicla ahorra al menos 40 barriles de petróleo», explica uno de ellos. Y recibe su dinero, claro. De momento, unos 7.000 euros han ido al Centro de Mamíferos Marinos del Pacífico y tiene ahorrados casi el doble para cuando vaya a la universidad. Bueno, es lo que dicen sus padres, porque él insiste en que deben comprar un camión para afrontar un aumento de la carga de trabajo. Ya ha hecho cuentas; le quedan diez años hasta que pueda conducir, así que tiene tiempo de ganar los 70.000 dólares (60.000 euros) para comprar un camión de segunda mano, o los 120.000 (en euros, 100.000) de uno nuevo.Su orgulloso padre dice que si no fuera por la ocurrencia de Ryan él no estaría haciendo esto: «Me ha abierto los ojos». Su madre reconoce que la historia se ha convertido en parte en obsesión: «Él es muy apasionado y le gusta entusiasmar a todos los demás también. Nos ha contagiado a todos; vas caminando y si a lo lejos ves una lata en el suelo necesitas ir a cogerla en vez de alejarte y dejarla donde está».
Pero... ¿cómo gana dinero Ryan? En Estados Unidos, la Ley de Depósitos asigna un valor específico a cada envase vendido (latas, vídrio, plástico); los consumidores pagan una pequeña parte de su valor cuando compran el producto que luego, al devolver el envase, pueden reclamar. Sin embargo, muchas personas los tiran a la basura, con lo que hay otras que se dedican a recolectarlos para cobrar ese dinero. En California, donde vive Ryan, le dan cinco o diez centavos por cada uno, dependiendo del tamaño.
Además, desde el comienzo, su padre, diseñador, creó tarjetas de presentación de la empresa, viseras y unas camisetas verdes que se han hecho muy famosas y que se venden a 13 dólares (unos 10 euros). Lo que sacan con ello se destina a salvar a los leones marinos. Una de las profesoras de Primaria del pequeño, Suzanne Devaney, habla así de él: «Ryan es uno de esos niños realmente únicos que tiene una pasión. Simplemente, ve las cosas que deben hacerse y las hace».
Aunque todas estas acciones en pro del medio ambiente se están topando en aquel país (y en otros) con un obstáculo que puede poner en peligro toda la cadena; desde hace unos meses, varias plantas de reciclaje tienen que pagar para deshacerse del plástico y el papel en lugar de venderlo, porque China ya no los compra (con los desechos fabricaba materia prima para la industria), aduciendo que no quiere ser el basurero del planeta. Es un secreto a voces que algunas de ellas han empezado a rechazar estos materiales, que acaban en el vertedero. «Pronto tendremos tal cantidad que nos veremos obligados a poner más y más en los basureros si no encontramos nuevos mercados», admite el presidente de la Asociación Nacional de Residuos y Reciclaje, Darrell Smith. Por su parte, Christopher Shorter, director de Obras Públicas de la ciudad de Washington, advierte de que «va a costar cada vez más caro el privilegio de reciclar». Ante esto, se reciben con ilusión iniciativas como la de la marca Adidas, que ha empezado a fabricar algunas de sus zapatillas con plástico recuperado y promete hacerlo con todas desde 2024.
Ajeno a esto, Ryan cree que todos deberíamos reciclar «porque ayuda al mundo». Se muestra preocupado por que los pájaros en la playa puedan comer la basura y «enfermarse o morir». «El Centro de Mamíferos Marinos del Pacífico utilizará los fondos que recaudamos para ayudar a comprar pescado, medicinas y suministros para los animales que rescatan. Estoy emocionado de poder ayudarlos», dice.
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