BUENOS DIAS, JAVI Y MAR ! CADENA 100 ,.
Lo mejor del programa ¡Buenos días, Javi y Mar! que se emite cada mañana en CADENA 100 de 06:00 a 11:00 y que presentan Javi Nieves y Mar Amate.,etc.
UCRANIA, LA GUERRA OLVIDADA,.
Ucrania, la guerra olvidada, fotos.
Trincheras, intercambios de disparos, muertos… A pesar del alto el fuego y de las negociaciones, la guerra en Ucrania no se detiene. Las posiciones no avanzan, ni en el frente ni en los despachos.
Viajamos al último conflicto europeo en la guerra de Ucrania poco antes de que Donald Trump, admirador de Vladímir Putin, llegue a la Casa Blanca.
Defender la patria sería más sencillo si los soldados tuvieran pilas. El aparato de visión nocturna, por ejemplo, funcionaría. Son las tres de la madrugada y las tinieblas se extienden sobre el frente. Vitali, al que llaman Awer, mira entre los sacos terreros. Su arma es un vetusto Kalashnikov de 1963. A lo lejos retumba la artillería. De vez en cuando tabletea una ametralladora. Entre los intercambios de balas se producen largos intervalos de inactividad y aburrimiento. En la posición vecina, alguien ha escrito en una pared: «Ni una guardia nocturna sin 250 gramos». Se refiere al vodka.
Así es la guerra en el este de Ucrania, un conflicto que ni siquiera existe, vigente como sigue el alto el fuego pactado en los primeros acuerdos de Minsk -se han firmado dos- hace dos años. Solo en el batallón de Awer, sin embargo, han muerto 5 soldados y 67 han resultado heridos en los últimos tres meses.
Inmovilismo
El último acercamiento entre las partes se produjo en octubre, cuando el presidente ruso Vladímir Putin, que incitó a los separatistas a iniciar el conflicto y los ha financiado y respaldado hasta hoy, acudió a una nueva ronda de negociaciones en Berlín. Las cuestiones fundamentales son qué influencia tendrá Rusia sobre Ucrania, el estatus de la región prorrusa del Donbass y la voluntad de Kiev de recuperar el control sobre sus fronteras. Tras las conversaciones, las partes se comprometieron a elaborar una «hoja de ruta». ¿Será una más?En el batallón de Awer no reina el optimismo. La moral tampoco está alta. Con el alba, el jefe de su grupo despierta a los hombres. «¡Levantad de una vez, joder!», ruge Sergéi, al que llaman Niebla. Duermen en una casa de campesinos por la que corretean los ratones durante la noche. La vivienda pertenece a una familia del pueblo que odia al Ejército ucraniano. El hijo lucha en el otro bando, con los separatistas. Algunas mañanas, la dueña entra de mal humor en la cocina y les cobra tres euros por cabeza por la electricidad. El jardín y las habitaciones parecen un vertedero. Hay latas vacías y plásticos en el baño, una cuba con agua colgada sobre un fregadero en el patio. La letrina está en la otra punta del jardín, en dirección a los separatistas. Por eso, nadie lleva luces cuando va allí por la noche.
Los soldados han colgado un póster sobre un agujero de bala en la pared. En el sofá descansa Ruslan, politólogo del oeste de Ucrania. Bajo la ventana, cubierta con una colcha, duerme Roman, El Italiano. Hace dos años regresó desde la Toscana, donde había emigrado con sus padres, para combatir en el Donbass. Misha, el cocinero que lustra sus botas todas las mañanas, ronca en la habitación de al lado.
Awer se ha hecho un sitio en el suelo, rodeado por su colección de uniformes, chalecos antibalas y camisetas con emblemas ucranianos. Preferiría pasar al ataque, luchar. «Pero aquí estamos, esperando a que nos caigan encima los misiles», se sincera. ¿Y de verdad necesita Ucrania la región de Donbass? «A esta gente no la cambiaremos nunca», dice.
Entre los hombres circula la historia de un borracho que se llevó una granada al baño por si había un ataque y perdió las dos piernas cuando explotó. El comandante del batallón la cuenta a menudo. El vodka es un problema en el frente. Algunos mandos atan a los borrachos a las farolas o los meten en jaulas o pozos.Los soldados se sienten abandonados. Temen que en Ucrania ya nadie crea en su lucha
Tensión civil
Awer y sus compañeros tienen que presentarse hoy en el centro de mando, en Marjinka, una localidad donde se suelen producir situaciones desagradables con los vecinos. «Disparáis contra nuestras casas -grita una anciana ante una tienda de ultramarinos que vende incluso cuando arrecian los combates, y empuja a Awer-. ¡Dejad de hacerlo de una maldita vez!». Awer mantiene la calma. «¿Cómo vamos a disparar contra vuestras casas desde aquí? -pregunta-. ¡Los disparos vienen del otro lado!».Es normal que a los soldados también se les acerque gente mendigando. Aquí son quienes más dinero ganan: 11.000 grivnas al mes, unos 395 euros. Las pensiones medias en Ucrania rondan los 50 euros. En el pueblo casi nadie tiene trabajo, las fábricas de los alrededores echaron el cierre hace tiempo.
El propio Awer era diseñador gráfico en una agencia de publicidad de Kiev. Pero llegó la revolución y se alistó voluntario en el batallón Donbass. De su primer combate hace ya dos años, pero lo recuerda bien. en Popasna, no muy lejos de Lugansk. Al poco de empezar, el soldado que estaba a su lado cayó muerto. «Allí se quedó -dice-, con la cabeza ladeada». Otro recibió un disparo en un pulmón. Awer se lo cargó al hombro y lo sacó del campo de batalla. Luego murió. A pesar de todo, decidió quedarse. Después trasladaron su unidad a Shirokine, un desolador paisaje de escombros que fuera lugar de vacaciones a orillas del mar de Azov. Una vez, en febrero de 2015, viajaba con varios soldados en una columna, el conductor se pasó el desvío y todo el convoy se encontró bajo fuego enemigo. Una de las balas alcanzó a Awer. El hombre que lo puso a salvo fue abatido poco después. Awer acabó en el hospital. La doctora que lo atendió no quería que volviera al frente, temía por su salud mental. Pero volvió.
En la tienda del pueblo, hoy se encuentra con Lidia Bondarenko, a la que todos llaman Petrovna, por el nombre de su padre. Petrovna, de 80 años, vive casi en el frente. El Ejército ucraniano instaló un puesto de observación en la casa de al lado y otro en su jardín. «Me llevo bien con los soldados», dice, pero su pequeña vivienda no tiene un cristal intacto. Incluso el tejado ha recibido impactos.
Solo queda una habitación para Petrovna. Sobre la cama ha colgado una bolsa con documentos y medicinas para salir rauda si vuelven los disparos en plena noche. Cuando la cosa se pone fea, reza en voz alta. Como en agosto, cuando un depósito de municiones empezó a arder, las llamas saltaron a los árboles y avanzaron hasta hacer explotar las minas enterradas en los campos al tiempo que la artillería no dejaba de atronar.
La moral por los suelos
Cuando Awer regresa a su posición, se encuentra en el patio con Andréi, Macho es su nombre de guerra. Como casi siempre a estas horas, trastea en el camión del batallón. Es un vehículo de más de 50 años, casi ni puede subir la cuesta que conduce al puesto de mando, instalado en el centro del pueblo. «Chatarra», resume Andréi.De vez en cuando, Macho lee las declaraciones que el presidente Petro Poroshenko hace sobre el Ejército ucraniano. Por ejemplo, que es uno de los más poderosos de Europa. Y no puede evitar preguntarse si, en realidad, él está sirviendo en otro ejército. El Italiano busca de vez en cuando en Internet piezas de repuesto para su lanzagranadas de los años sesenta. El Ejército ya le ha dicho que no se las puede suministrar. Vladímir, Mapache para sus compañeros, compra los accesorios de su armamento en tiendas de caza.En octubre, en Berlín, Rusia y Ucrania acordaron, una vez más, elaborar una hoja de ruta
Hay días como hoy en los que Macho sospecha que están luchando por algo en lo que el resto del país ya no cree. Se siente abandonado, estafado, olvidado. «No estamos aquí por el Gobierno -dicen muchos-, sino a pesar del Gobierno».
Al anochecer, en la casa de campesinos reina la tensión. El Ejército ha distribuido alimentos; insuficientes para todos. Muy poco fiambre y tres pollos para cuatro puestos, con un total de 40 hombres. Los comandantes discuten. Awer está de mal humor. Ha preguntado por las pilas para el aparato de visión nocturna. «Pídeselas a los voluntarios, a ver si hay suerte», le dicen en el puesto de mando.
Para volverse loco
El soldado ucraniano Vitali, llamado Awer, patrulla por las calles de Marjinka. Antiguo diseñador gráfico en Kiev, combate desde el comienzo de la guerra en 2014. Hace casi dos años fue herido de bala y acabó en el hospital. La doctora que lo atendió no quería que volviera al frente, temía por su salud mental. Pero aquí sigue.
Balance de víctimas
Casi 10.000 personas han perdido la vida en la guerra en Ucrania y otras 20.000 han sufrido heridas. Hace dos años se firmó un alto el fuego, pero continúa el intercambio de balas y morteros. Recientemente, los disparos de los secesionistas incendiaron un depósito de municiones en Marjinka, una localidad cerca de Donetsk, epicentro del conflicto.TITULO: REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - ¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE -CONCHITA MARTINEZ TENIS,.
¡ATENCIÓN Y OBRAS! CINE -
¡Atención y obras! es un programa semanal que, en La 2, aborda la cultura en su sentido más amplio, con especial atención a las artes escénicas, la música, los viernes a las 20:00 presentado por Cayetana Guillén Cuervo, etc, foto,.
CONCHITA MARTINEZ TENIS,.
-fotos, Conchita Martínez: "En el tenis hay muchas envidias, no es tan bonito como lo pintan",.
Es la capitana de las selecciones masculina y femenina de tenis. La primera mujer al frente de ambas. Un hito más en una carrera que tuvo su momento cumbre en 1994, cuando ganó Wimbledon frente a Navratilova. Su discreción hace que se valoren poco sus éxitos.
Acaba de renovar por quinto año como capitana de la selección nacional de tenis femenino (Copa Federación) y por tercer año como capitana de la selección nacional de tenis masculino (Copa Davis). A sus 44 años, Conchita Martínez vive uno de sus mejores momentos profesionales y personales. Y se nota. Durante la entrevista que mantuvimos con ella en Barcelona, no perdió la sonrisa ni un segundo.
XLSemanal. ¿Por qué se ha retrasado tanto su renovación al frente de la selección de tenis?
Conchita Martínez. Me ha pasado otros años, que al final acabas firmando en diciembre, casi cuando se termina tu contrato, y desde luego no es lo ideal porque la incertidumbre no es buena. Pero son directivos nuevos, ha entrado un nuevo presidente y supongo que tendrían que hablar con los jugadores…
C.M. Algunos. Estoy muy orgullosa de mi carrera, entre otras cosas porque es muy difícil cumplir 18 años en ella.
XL. ¿Ha sufrido zancadillas o puñaladas?
C.M. Sí, sí; en el mundo del tenis se dan muchas envidias y hay muchos intereses… No todo es tan bonito como lo pintan, pero yo tiendo a olvidar los malos rollos.
XL. ¿Qué diría de su familia?
C.M. Mi familia es lo mejor que me ha podido pasar, me han dejado vivir mi sueño. Mis padres son unas personas superhumildes, gentiles y muy dulces. Mi madre al principio estaba muy a regañadientes conmigo, pero mi padre me apoyó desde el primer momento.
XL. ¿A qué se dedicaba él?
C.M. Llevaba la contabilidad en una empresa que se llamaba Hidronitro y mi madre era ama de casa.
XL. Desde su casa se veían dos pistas de tenis y un frontón.
C.M. Yo veía jugar a los empleados de la empresa donde trabajaba mi padre, hasta que un día me decidí a jugar yo sola. Fue amor a primera vista. Me imaginaba que la pared del frontón eran Navratilova y McEnroe. A los 12 años ingresé en la Residencia Blume de Barcelona. Dejé los estudios en octavo de EGB.
XL. A los 12 años salió de su casa ya para siempre.
C.M. El primer año lo pasé fatal porque echaba mucho de menos a todos. No era lo mismo vivir en Monzón que en una residencia para deportistas de élite lejos de tu casa. Los fines de semana cogía un tren que tardaba tres horas y los pasaba con mi familia.
XL. ¿Dudó en algún momento si valía la pena seguir?
C.M. No, todo me compensaba con tal de dedicarme al tenis. Mi madre era la que peor lo llevaba e intentó dar la batalla para que no me fuese con 12 años a Barcelona. Pero yo tenía clarísimo que lo que quería en la vida era eso.
XL. ¿Quién se encargaba de llevar los temas económicos de una adolescente?“Con los chicos es más fácil formar un equipo porque ellos lo tienen muy claro. Se reúnen, lo hablan y se ponen de acuerdo”
C.M. Mi padre, lo ha hecho siempre. La idea es que tú puedas estar concentrada en tu carrera y la gente que te rodea se encargue de lo demás; y mi padre lo sigue haciendo a pesar de que tiene 82 años. lo llamo continuamente para todo.
XL. Su carrera profesional ha estado muy ligada en el tiempo a la de Arantxa Sánchez Vicario. Sin embargo, la relación entre Arantxa y sus padres y hermanos ha terminado en los juzgados.
C.M. Me da mucha pena; me sorprendió, pero ahí no voy a entrar porque ahí hay dos partes: está Arantxa, que tiene su forma de pensar, y su familia, que tiene otra. Yo solo puedo respetar y sentir mucho que una familia se rompa. Pero… bueno. unos habrán vivido lo suyo y los otros, lo otro.
XL. ¿Sigue teniendo relación con ella?Con Arantxa Sánchez Vicario: “Ser amigas y rivales no era fácil de llevar», reconoce Conchita
C.M. La veo de vez en cuando en los torneos, pero no coincidimos mucho.
XL. Juntas nos dieron la mejor época del tenis español femenino que se recuerda.
C.M. No sé si fue o no la mejor, pero es cierto que fue muy buena [sonríe].
XL. Hace cuatro años, Arantxa presentó su dimisión como capitana de la selección española de tenis femenino. Entonces se dijo que usted había aprovechado la dimisión de Arantxa para ofrecerse a sustituirla.
C.M. No, no; la parte femenina del tenis tuvo entonces un enfrentamiento con la Federación, escribieron una carta en contra del presidente y Arantxa se unió a ellas. Esa fue la razón por la que dimitió poco después. Yo no me metí en medio de nada.
XL. Dicen de usted que es conciliadora, ¿se moja cuando hay que mojarse?
C.M. Por supuesto, y sé dar un puñetazo en la mesa cuando hay que darlo.
XL. Cuando hace dos años la hicieron capitana de la Copa Davis sustituyó a Gala León -la primera mujer en dirigir a los chicos-, que no llegó a debutar porque a los seis meses tenía a todos los jugadores en contra.
C.M. Estamos en las mismas que antes. recurrieron a mí sin que yo interfiriese en nada. Yo dirigía la Copa Federación cuando me llamaron y me pidieron que hiciera un favor al tenis.
XL. ¿Se lo ofrecieron de manera provisional, para salir del paso?
C.M. Los hechos hablan por sí solos… Pero yo antes de aceptar me aseguré de que no se trataba de un ofrecimiento para tapar parches. Hablé con todos para saber si era una propuesta en firme, porque para tapar un parche no hubiese entrado.
XL. Rafa Nadal llegó a decir de Gala León. «Es como si me ponen a mí a dirigir un hospital». ¿Es difícil para una mujer dirigir a los chicos y, en especial, a estrellas consagradas?
C.M. ¡Para nada! La verdad es que a mí me está encantando [ríe] y con Rafa me llevo muy bien.
XL. ¿Son bienmandados?
C.M. Sí, aunque yo no soy de ordenar las cosas porque sí. Yo soy conversadora, me gusta hablar con los jugadores y con sus entrenadores, y no imponer mi ley. Pero si en un momento determinado veo que algo es rojo, lo hablamos.
XL. ¿Cuál es el momento más difícil o más conflictivo de su trabajo?
C.M. Cuando tienes que formar equipo y la gente no está por la labor. En el caso de los chicos suele ser más fácil porque ellos lo tienen muy claro y se reúnen y lo hablan y se ponen de acuerdo.
XL. Dígame, ¿dónde gana más dinero: al frente de la selección masculina o de la femenina?
C.M. No tengo dos sueldos, se me ofreció una cantidad por el conjunto.
XL. ¿Entonces, no gana un dineral por hacer doblete?
C.M. ¡No, para nada! No sé lo que cobra un seleccionador de fútbol, pero igual me da mil vueltas.
XL. ¿Qué tal se le dan los negocios?
C.M. No me gusta arriesgar. Soy muy conservadora con los temas económicos, es algo que me ha inculcado mi padre. Yo soy más de «piano piano si arriva lontano» (‘poco a poco se llega lejos’).
XL. ¿Podría vivir el resto de su vida sin trabajar?“Yo no me meto en la vida personal de lo tenistas. Conozco a Ana Boyer y a Alba Carrillo. Alba era una chica muy divertida, pero, claro, luego salen a la luz historias…”
C.M. Sí, yo creo que me podría retirar si quisiera; aunque todo depende de la vida que desee llevar cada uno.
XL. Se retiró un día antes de cumplir 34 años, le costó adaptarse a la vida sin competición?
C.M. ¡Para nada! Estuve a punto de hacerlo un año antes, pero a última hora decidí seguir. Cuando tomé la decisión final, estaba ya totalmente preparada y eso fue muy bueno. Ese mismo año empecé a comentar partidos en un canal de televisión y entrené a alguna jugadora que me lo pidió. Sigo vinculada al tenis y, salvo la competición -que no la echo de menos ni me hace falta-, lo demás lo tengo.
XL. Algunos tenistas tienen parejas muy conocidas, acuden a ciertos saraos y los persiguen los paparazis -pienso en Feliciano López o Fernando Verdasco-, ¿esto afecta a sus carreras?
C.M. Pues depende. Yo desde luego no me meto en su vida personal, ellos están felices así y yo no tengo nada que decir. Lo que puede influir es que la relación no vaya bien y se tenga que divorciar y lo pase mal como ahora lo está pasando Feliciano…
XL. ¿Ha conocido a Alba Carrillo y a Ana Boyer?
C.M. Sí, a las dos y el trato que hemos tenido ha sido bueno. A Ana la conozco menos, hemos estado al lado viendo algún partido y se los ve muy centrados a ella y a Fernando. Alba era totalmente diferente. una chica muy divertida pero, claro, cuando luego salen a la luz estas historias…
XL. ¿Los tenistas ligan lo quieren?
C.M. ¡Jajaja! No es tan fácil, no te creas. son demasiados viajes muy seguidos.
XL. ¿Se considera presumida?
C.M. No mucho [ríe].
XL. ¿Para usted ha sido difícil llevar una vida de pareja estable?
C.M. La vida para la pareja del deportista es sacrificada porque su vida personal pasa a un segundo plano. Es más difícil tener una pareja estable.
XL. ¿Cómo ha evitado que los paparazis se metan en su vida?
C.M. De entrada porque yo no vivo de eso y he tratado de no exponerme como otras personas. Mi vida privada se llama ‘privada’ por algo. No soy de ir a alfombras rojas.
XL. ¿Han intentado los diferentes colectivos buscar su apoyo para campañas de normalización?
C.M. No, yo procuro no exponerme y me han dejado bastante tranquila.
XL. ¿Es optimista con la actual situación política?
C.M. No [rotunda]. ¿Alguien puede ser optimista con la corrupción que hay y con todo lo que está saliendo?
XL. ¿Ha tenido algún problema por ser seleccionadora nacional y vivir en Cataluña en estos momentos?
C.M. ¡Para nada! Por supuesto yo no quiero que haya independentismo ni cosas raras, pero vivo absolutamente tranquila aquí en Cataluña. Este año, yo he viajado muchísimo y no he notado mucho la crispación.
XL. ¿Se siente un poco catalana?
C.M. No, me siento muy aragonesa, que es lo que soy [ríe]; pero estoy muy agradecida de cómo me ha acogido Cataluña durante muchísimo tiempo.
XL. ¿Ha tenido siempre en España el dinero que ha ganado?
C.M. En España y en otros sitios, pero siempre todo declarado, por supuesto. He tenido dinero en Andorra porque durante una temporada tuve residencia andorrana.
XL. ¿No va a salir su nombre en algún papel de Panamá o de otro paraíso fiscal?“Yo no interferí para nada en lo que ocurrió con Gala León. A mí me llamaron después y me pidieron que hiciera un favor al tenis”
C.M. No, puedes estar bien segura.
XL. ¿Ha sentido deseos de ser madre?
C.M. No, nunca he tenido ese sentimiento de maternidad. Como tía me defiendo bien, aunque cuatro de mis sobrinos viven en Madrid y otro, en Monzón; así que no nos vemos mucho.
XL. ¿Es verdad que no sabe dónde está la raqueta con la que ganó Wimbledon?
C.M. Es verdad. Hace dos años hice unas obras en casa y, desde entonces, no sé dónde está la raqueta, si se ha perdido, si está guardada en algún sitio, si la he regalado… Solo sé que no la tengo.
XL. ¿Cómo va a celebrar esta Navidad?
C.M. Como todas. Mi familia viene a Barcelona y lo celebramos en mi casa. Mis padres viven, tienen 82 y 80 años. Al principio venían a casa porque yo tenía que entrenar. Pero ya se ha quedado así instaurado.
XL. ¿Y juega a la lotería?
C.M. Mi familia juega, yo nada.
XL. ¿Nada? Por no gastar, porque cree que no le va a tocar…? [Risas].
C.M. No, porque estoy segura de que perdería el décimo, no sabría dónde lo he puesto e igual me toca y ni me entero.
XL. ¡Qué excusa! ¿Se considera una mujer generosa?
C.M. Un poco de todo. soy generosa y también me gusta ahorrar. No hago gastos innecesarios. Vivo como quiero, pero tampoco derrocho. a lo mejor no me compro una joya, pero me voy a comer a El Celler de los hermanos Roca.
XL. Cuentan que tiene buena mano con la cocina.
C.M. La verdad es que sí. Además de comer bien, me gusta cocinar y me interesa el mundo de las bodegas y el vino.
La gran capitana Conchita fue nombrada capitana de la selección masculina en 2014, en sustitución de Gala León, que no llegó a debutar en el cargo porque los jugadores se opusieron radicalmente a su nombramiento. Como entonces se los acusó de machismo, la Federación optó por otra mujer. Y con Conchita llegó la calma al vestuario.
TITULO: EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - VIAJANDO CON CHESTER - UNA HISTORIA DE ESPAÑA (LXXVII ),.
VIAJANDO CON CHESTER
Viajando con Chester es un programa de televisión español, de género
periodístico, presentado por Pepa Bueno, en la cuatro los domingos las 21:30, foto, etc.
UNA HISTORIA DE ESPAÑA (LXXVII ),.
foto.
Los detalles militares y políticos de la Guerra Civil, aquellos tres largos y terribles años de trincheras, ofensivas y matanza, de implicación internacional, avance lento y sistemático de las tropas franquistas y descomposición del gobierno legítimo por sus propias divisiones internas, están explicados en numerosos libros de historia españoles y extranjeros. Eso me ahorra meterme en dibujos. Manuel Azaña, por ejemplo, resumió bastante bien el paisaje en sus memorias, cuando escribió aquello de «Reducir aquellas masas a la disciplina, hacerlas entrar en una organización militar del Estado, con mandos dependientes del gobierno, para sostener la guerra conforme a los planes de un estado mayor, constituyó el problema capital de la República». Pese a ese desparrame en el que cada fracción de la izquierda actuaba por su cuenta, y salvando parte de las dificultades a que se enfrentaba, la República logró poner en pie una estrategia defensiva -lo que no excluyó importantes ofensivas- que le permitió batirse el cobre y aguantar hasta la primavera de 1939. Pero, como dijo el mosquetero Porthos en la gruta de Locmaría, era demasiado peso. Había excesivas manos mojando en la salsa, y de nuevo Azaña nos proporciona el retrato al minuto del asunto, en términos que a ustedes resultarán familiares por actuales: «No había una Justicia sino que cada cual se creía capacitado a tomarse la justicia por su mano. El gobierno no podía hacer absolutamente nada porque ni nuestras fronteras ni nuestros puertos estaban en sus manos; estaban en manos de particulares, de organismos locales, provinciales o comarcales; pero, desde luego, el gobierno no podía hacer sentir allí su autoridad». A eso hay que añadir que, a diferencia de la zona nacional, donde todo se hacía manu militari, a leñazo limpio y bajo un mando único -la cárcel y el paredón obraban milagros-, en la zona republicana las expropiaciones y colectivizaciones, realizadas en el mayor desorden imaginable, quebraron el espinazo de la economía, con unos resultados catastróficos de escasez y hambre que no se daban en el otro bando. Y así, poco a poco, estrangulada tanto por mano del adversario militar como por mano propia, la República voceaba democracia y liberalismo mientras en las calles había enormes retratos de Lenin y Stalin; se predicaba la lucha común contra el fascismo mientras comunistas enviados por Moscú, troskistas y anarquistas se mataban entre ellos; se hablaba de fraternidad y solidaridad mientras la Generalitat catalana iba por su cuenta y el gobierno vasco por la suya; y mientras los brigadistas internacionales, idealistas heroicos, luchaban y morían en los frentes de combate, Madrid, Barcelona, Valencia, o sea, la retaguardia, eran una verbena internacional de intelectuales antifascistas, entre ellos numerosos payasos que venían a hacerse fotos, a beber vino, a escuchar flamenco y a escribir poemas y libros sobre una tragedia que ni entendían ni ayudaban a ganar. Y la realidad era que la República se moría, o se suicidaba, mientras la implacable máquina militar del otro lado, con su sólido respaldo alemán e italiano, trituraba sin prisa y sin pausa lo que de ella iba quedando. A esas alturas, sólo los fanáticos (los menos), los imbéciles (algunos más), los oportunistas (abundantes), y sobre todo los que no se atrevían a decirlo en voz alta (la inmensa mayoría), dudaban de cómo iba a acabar aquello. Izquierdistas de buena fe, republicanos sinceros, gente que había defendido a la República e incluso combatido por ella, se apartaban decepcionados o tomaban el camino del exilio prematuro. Entre estos se encontraba nuestro más lúcido cronista de aquel tiempo, el periodista Manuel Chaves Nogales, cuyo prólogo del libro A sangre y fuego (1937) debería ser hoy de estudio obligatorio en todos los colegios españoles: «Idiotas y asesinos se han producido y actuado con idéntica profusión e intensidad en los dos bandos que se partieron España (…) En mi deserción pesaba tanto la sangre derramada por las cuadrillas de asesinos que ejercían el terror rojo en Madrid como la que vertían los aviones de Franco, asesinando a mujeres y niños inocentes. Y tanto o más miedo tenía a la barbarie de los moros, los bandidos del Tercio y los asesinos de la Falange, que a la de los analfabetos anarquistas o comunistas (…) El resultado final de esta lucha no me importa demasiado. No me interesa gran cosa saber si el futuro dictador de España va a salir de un lado u otro de las trincheras (…) Habrá costado a España más de medio millón de muertos. Podía haber sido más barato».
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