BLOC CULTURAL,

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martes, 27 de diciembre de 2016

EL HORMIGUERO LUNES -26- DICIEMBRE -LOS MORANCOS,. / EL HORMIGUERO VIERNES -30- DICIEMBRE - Preso de la fealdad,.

TITULO: EL HORMIGUERO  LUNES  -26- DICIEMBRE -LOS MORANCOS,.

Resultat d'imatges de EL HORMIGUERO  LUNES LOS MORANCOS,.Los Morancos cantan en directo su hit, 'La Bicicleta', foto.

Los Morancos, que tienen más visitas en Internet que un gitano ingresado en un hospital, nos han cantado su mayor hit, 'La Bicicleta', en vivo y en directo en 'El Hormiguero 3.0'.




TITULO: EL HORMIGUERO  VIERNES -30- DICIEMBRE - Preso de la fealdad,.

Demna Gvasalia revoluciona la moda con Vetements, firma de ropa de dudoso gusto y precios exorbitados. Dirige también Balenciaga, foto.

Exagerado. Tallas y hombreras enormes son seña de identidad de la marca. :: R. C. Pocos llaman a Demna Gvasalia (la 'g' es muda) de forma correcta. Su apellido es el trabalenguas más divertido de la moda. El autor de las sudaderas más buscadas es un hombre desconcertante. Fundó junto a dos colegas en marzo de 2014 en el salón de su casa Vetements, la firma más irreverente y provocadora, y es, además, el director creativo de Balenciaga. Vende como churros una ropa extraordinariamente fea a precios exorbitados. Sus piezas se inspiran en tiendas de segunda mano, en las colas del Carrefour, el hip-hop y el heavy metal. «Gusta tanto porque es fea», se justifica el diseñador georgiano, que disparó su prestigio con el lanzamiento de la célebre camiseta amarilla con el logo de DHL, la empresa de paquetería, por 235 euros.
Su descomunal éxito ha avivado un debate sobre la dimensión de este creador que habla cinco idiomas y al que le quitan de las manos sudaderas de tamaño XXL de 650 euros. «No estoy lo suficientemente enganchado a la moda como para gastarme tal cantidad de dinero, prefiero irme de vacaciones», contestó a la periodista de 'The Telegraph' que cuestionó el coste de sus estrambóticas prendas. «El verdadero lujo es escaso», defiende su hermano Guram, que lleva los asuntos financieros de una compañía que limita la producción para evitar el plagio y la deflación de sus piezas.
Gvasalia se rige con otros códigos. Sube a las pasarelas a modelos no profesionales y desfila donde no lo hace ninguno de sus colegas. Lo mismo utiliza un sex club gay del barrio parisino de Le Marais que un restaurante chino o una iglesia. Hasta se permite el lujo -todo en él resulta excesivo- de reírse de sus clientes estampándoles en sudaderas de hombreras gigantes insultos del tipo 'You Fuck'n Asshole' (gilipollas de mierda). «Vemos cómo se viste la gente y nos preguntamos por qué lo hace así. Después intentamos traducirlo para que tenga un aspecto distinto. El desafío consiste en reinterpretar siempre algo».
«Un gótico esquizofrénico»
El tiempo dirá si es un visionario o sólo un vendedor de humo, aunque algo tendrá este muchacho de 35 años cuando Balenciaga, donde tomó el relevo de Alexander Wang, le echó el lazo tras su paso por Martin Margiela y Louis Vuitton. Puede que su reinado acabe antes de tiempo, pero mientras dure su aventura en la legendaria casa francesa Gvasalia jugará a ser lo que siempre ha sido: un antisistema. A los 18 años vestía como un gótico de «manera totalmente esquizofrénica», expresa. «La industria de la moda llevaba tranquila una temporada, así que eso también influyó en que Vetements se volviera tan visible». Y muy grande, porque juega ya en la liga de las más exclusivas.
Nadie en su sano juicio podría imaginarse que tanta gente pudiera rendirse a sus cazadoras bomber de mangas ultralargas o que pagara millonadas por lucir vestidos deconstruidos y calzara 'zapatos-calcetín' con un mechero Bic en forma de tacón. Es el triunfo de lo estrafalario y ridículamente contestatario.
'Kalashnikov' por un caballo
Pero el mercado le ríe las gracias a un modisto que probablemente utiliza la moda de escapatoria para olvidar el infierno que vivió al estallar la guerra civil en Georgia (1991-1999 y sobrevivir a la limpieza étnica promovida por los separatistas abjasios. Junto a su familia inició un largo peregrinaje que le llevó hasta Alemania, antes de matricularse en la Real Academia de Bellas Artes de Amberes. Vivió una odisea en la huida protagonizada junto a su familia. «No podíamos cruzar las montañas del Cáucaso porque mi abuela tenía problemas para caminar. Mi madre tuvo que cambiar un 'Kalashnikov' por un caballo. Hubo gente que murió durante ese viaje. Estuvimos esperando una semana a que mi padre y mi tío volviesen. Llegaron en helicóptero y dieron con nosotros. Fue de película. Nos subimos a un helicóptero, que estaba repleto de refugiados», confesó.
En menos de dos años, Gvasalia se ha convertido en el rey de una industria en la que sigue dando que hablar. Presenta las colecciones dos meses antes que las demás marcas y ha disparado la polémica al prescindir en los últimos desfiles, tanto en Vetements como Balenciaga, de modelos negros. La firma francesa negó que el origen étnico rigiese el criterio de selección. De momento le da plena libertad y él se siente feliz: «Hacer ropa es esculpir. Tienes que verlo puesto sobre alguien, en movimiento. Balenciaga y yo somos de épocas distintas pero tenemos la misma forma de abordar la relación con el cuerpo y lo que está sobre él». Con la diferencia de que al georgiano le pirria lo feo.

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