LOS MELONES - LOS COMERCIANTES DEL CALATRAVA TEMEN QUEDARSE FUERA CON LA PRIVATIZACIÓN,./ PEDIMOS AYUDA - NOS DIJERON QUE CARLOS NUNCA PODRIA VER LOS PAJAROS,.
TITULO: LOS MELONES - LOS COMERCIANTES DEL CALATRAVA TEMEN QUEDARSE FUERA CON LA PRIVATIZACIÓN,.
LOS MELONES - LOS COMERCIANTES DEL CALATRAVA TEMEN QUEDARSE FUERA CON LA PRIVATIZACIÓN, fotos.
Los comerciantes del Calatrava temen quedarse fuera con la privatización,.
Dona Caballero, en su puesto de frutas, es la portavoz de los comerciantes del Calatrava.
Pidieron una reunión con el alcalde hace un año para conocer los planes del Consistorio sobre la licitación,.
La hemeroteca sonrojaría a más de uno al repasar todo lo que se ha
prometido sobre el Mercado de Calatrava. Es el proyecto estrella de los
todos los inquilinos que pasan por la Plaza de España. No extraña, por
tanto, que los comerciantes más veteranos ni tan si quiera se preocupen
ya de lo que dicen los políticos.
A finales del año pasado, el Ayuntamiento anunció que la licitación
para ceder la explotación se haría en el primer semestre del 2016 y se
creó una expectación que, en vista de los resultados, se ha vuelto a
disipar.
A pesar del retraso, en el Consistorio mantienen su plan de
privatización y la docena de fruteros, pescaderos y carniceros que
resisten lo ven con mucha desconfianza.
Dona Caballero ejerce de portavoz de los negocios y hace un año
registró en el Ayuntamiento una petición para reunirse con el alcalde.
Conoció por los medios que Osuna tenía previsto sacar un concurso y
quería conocer de primera mano un proyecto que le afecta directamente.
Dice que todavía sigue esperando. No tiene sentido, explica, que un
día se anuncie lo que le cuesta mantener al Ayuntamiento este recinto,
que otro se hable de reforma y otro de licitación y en ningún momento se
pongan en contacto con ellos.
Los que sí han hablado, y mucho, sobre este tema son los partidos de
la oposición. Izquierda Unida ha criticado varias veces que el mercado
se pueda reformar sin necesidad de privatizarse y Podemos también ha
pedido que en los planes futuro se tengan en cuentan a los pequeños
comerciantes actuales. La última iniciativa planteada desde la oposición
pide que permitan abrir por la tarde, pero la idea no se ve con buenos
ojos en el Calatrava. Con el estado actual del edificio, casi ruinoso,
no tiene ningún sentido. «Cuando se reforme se puede plantear, pero
ahora no. En invierno pasamos mucho frío aquí para estar también por la
tarde».
Los comerciantes, explica Dona Caballero, temen que si finalmente el
Ayuntamiento saca un concurso para que lo explote un tercero, llegará
algún grupo inversor que elevará tanto el precio de los puestos que no
podrán asumirlo. «Pasará como con los quioscos de la plaza de España,
que ninguno de los que están ahora puede pagar lo que vale quedarse».
Por eso quieren una reunión con Osuna, para resolver sus dudas sobre
su situación si finalmente se adjudica el mercado a un operador privado.
Los empresarios creen que antes de que se ponga en marcha el proceso y
se abra el concurso deben saber las opciones que tienen.
A falta, por tanto, de planes concretos, sobre el futuro sólo se sabe
con certeza la voluntad del Ayuntamiento de quitarse de encima los casi
doscientos mil euros que le cuesta -incurre en competencia desleal con
el resto de fruterías de la ciudad- y que no puede reconvertirse en un
mercado gastronómico al uso porque la mitad de los puestos deben
mantenerse para la venta de productos frescos. Sobre el dinero
necesarios, una referencia fiable pueden ser los seis millones de euros
del proyecto de rehabilitación elaborado en 2009. TITULO: PEDIMOS AYUDA - NOS DIJERON QUE CARLOS NUNCA PODRIA VER LOS PAJAROS,.
Nos dijeron que Carlos nunca podría ver los pájaros,.
Daniel Rigote sujeta a su hijo Carlos ante la mirada de su pareja Mila Vera / foto,.
Una pareja de San Roque pide ayuda para costear el tratamiento de su
hijo de 16 meses, que sufre parálisis cerebral, ceguera y una
enfermedad rara,.
La vida de Mila Vera y Daniel Rigote
cambió hace poco más de 16 meses. «El sentimiento es miedo, miedo a no
saber lo que te va a esperar», afirma Daniel mientras sujeta en brazos a
su hijo Carlos, un bebé que sufre parálisis cerebral, ceguera y una enfermedad rara.
Mila, de 22 años, cuenta con la carrerilla de alguien que ha repetido
decenas de veces la misma historia cómo han sido los 16 meses de vida
de su hijo. «Tuve un embarazo de gemelos. Nacieron prematuros, me
realizaron la cesárea a las 30 semanas porque Hugo, el hermano de Carlos (que hoy día no sufre ninguna enfermedad), venía mal. Carlos fue el primero, le dio un derrame cerebral muy extenso y no se le absorbía el coágulo de sangre que tenía en la cabeza. Luego se le produjo una hidrocefalia,
que es cuando el cerebro está muy dilatado y pega con el cráneo. Los
neurocirujanos le colocaron en la cabecita una válvula para que el
líquido fuese drenando. Al ponérsela, comenzó a respirar por sí solo. Le
vino muy bien, salió del hospital, pero se le obstruyó la válvula y se
la tuvieron que cambiar».
Durante el relato, Mila suspira profundamente varias veces,
emocionada. Mira a su hijo Carlos y continúa. «Al cambiársela cogió una
infección en el quirófano. Luego fue una meningitis que le supuso estar tres meses ingresado. Le tuvieron que quitar la válvula, ponerle un catéter externo y después cogió el síndrome de West, que es lo que realmente más le afecta. También tiene parálisis cerebral. Y ceguera».
El principal problema de Carlos lo causa el West, una enfermedad infantil considerada como rara que provoca convulsiones relacionadas con la epilepsia.
Su madre lo describe como «una desorganización de las partes del
cerebro, ya que el cerebro no sabe mandar las órdenes al cuerpo». Este
síndrome, que puede desencadenar autismo infantil, es el que le hace ser
incapaz de erguir la cabeza y caminar. También ha desencadenado su
ceguera, ya que el cerebro no remite información visual al nervio
óptico.
Durante sus 16 meses, Carlos se ha sometido a siete operaciones
y ha pasado ocho meses ingresado. Sus padres están las 24 horas del día
pendientes del pequeño. Daniel, de 27 años, es militar y asegura que
disfruta de permisos cuando el niño está hospitalizado o sufre alguna
complicación. Mila, que trabajaba como comercial para una empresa de
telefonía móvil, ha decidido dejar su empleo para cuidar a sus hijos. «A
Carlos no podemos dejarle en una guardería. Como no ve, lo único que
quiere es el tacto», afirma.
Operaciones
«La vida nos ha cambiado radicalmente. Es muy duro», lamenta Mila
cuando echa la vista atrás. Asegura que cuando supieron que al gemelo de
Carlos, Hugo, no le llegaba oxígeno, le mandaron a Barcelona para que
abortara. «Nos decían que iba a ser un niño con muchísimos problemas y
que no iba a llevar una vida normal, pero nosotros decidimos seguir
adelante pese a lo que nos estaban comentando los médicos. Por eso
provocaron la cesárea a las 30 semanas. Pero resultó que al final no fue
Hugo, que fue Carlos el que no estaba preparado para salir y fue a él
al que le dio el derrame porque no tenía su cerebro bien formado»,
explica.
No fue la primera vez que Mila y Daniel tuvieron que decidir sobre el
futuro de sus hijos. Cuando los médicos les comunicaron la parálisis
cerebral de Carlos, les ofrecieron desconectarle de las máquinas. «Nos
dijeron que el niño no iba a salir nunca del hospital, que no iba a ver
nunca los pájaros. Gracias a Dios salió del hospital y no los ve, pero
los escucha», sentencia Mila.
Carlos padece síndrome de West, que le ha provocado ceguera / foto
La madre de Carlos afirma tajante que hoy hubiera respondido
igualmente a la misma pregunta. «No hay dinero que pague la satisfacción
de ver una sonrisa suya».
Tecnología de astronautas
El futuro de Carlos pasa por cientos de horas de rehabilitación,
tratamientos y revisiones médicas. Actualmente el pequeño acude a Aspaceba,
la asociación de personas con parálisis cerebral de Badajoz, entre 30 y
45 minutos tres días a la semana. «Pero eso se le queda muy corto
–apunta Mila–. Necesita complementar esa rehabilitación con hidroterapia, porque el único sitio donde se puede mover libremente es el agua, y también un logopeda», explica la madre del pequeño.
Pero la gran esperanza de los padres de Carlos es el método TheraSuit,
tecnología espacial al servicio de los discapacitados. Se basa en
vestir a los niños con un traje inspirado en el que utilizaban los
cosmonautas rusos para combatir los problemas que causa la falta de
gravedad en músculos y huesos. «Le servirá sobre todo para el control
cefálico, para los músculos e incluso para que el niño en un futuro
pueda caminar. Pero vale entre 2.000 y 3.000 euros mensuales», explica
Mila, que añade que el método dura hasta que el niño reaccione
positivamente a algún estímulo. Además, el centro especializado en este
tratamiento se encuentra en Madrid, por lo que los gastos se multiplican
al añadir los desplazamientos y la estancia.
Mila y Daniel aseguran que reciben 387 euros mensuales como ayuda por dependencia,
insuficientes para pagar todos los cuidados y tratamientos que Carlos
necesita. Solo la silla que le hará falta cuando cumpla dos años cuesta
entre 5.000 y 7.000 euros. «Tenemos mucho miedo a que no podamos
afrontar lo que Carlos necesita. Es un coste económico que no se puede
asimilar», afirma la madre.
Por ello, Mila y Daniel piden ayuda para su hijo. Han abierto una página en una plataforma llamada Teaming,
en la que cualquier persona puede colaborar con un 1 euro al mes que se
destinará a costear los tratamientos del pequeño. Además, se han
instalado huchas en distintos puntos de Badajoz y en la carnicería Cash
Guadiana se sorteará en noviembre un jamón ibérico a través de unas
papeletas cuya recaudación se destinará íntegramente a Carlos. También
se ha habilitado un número de cuenta para quien quiera colaborar y los
padres del pequeño han comenzado las gestiones para poner un quiosco en
el mercado de Navidad de San Francisco.
Mila y Daniel quieren que su hijo Carlos disfrute de los pájaros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario