UNA CAÑA - LOS HEROES DE LA ESTACION PERDIDA,fotos,.
Los heroes anonimos de la estacion perdida del Pirineo,.
'Volver a Canfranc', de Rosario Raro, recrea el uso de la estación por la resistencia francesa,.
Durante la Segunda Guerra Mundial unas 15.000 personas, entre judíos y excombatientes aliados, salvaron sus vidas a través de la estación ferroviaria internacional de Canfranc (Huesca).
Pese al despliegue de los batallones de montaña del Tercer Reich y la
Gestapo, la resistencia y un puñado de españoles pusieron en riesgo sus
vidas y las de sus familias para que todos estos perseguidos no cayeran
en manos del nazismo. La escritora Rosario Raro novela lo ocurrido en 'Volver a Canfranc' (Planeta),
un libro en el que los sentimientos y emociones se mezclan con la
historia y una ficción sobre lo que muy bien podría haber pasado en los
últimos años de la contienda.
Rosario Raro se "obsesionó" con Canfranc al descubrir el formidable edificio de la estación, una construcción muy al gusto europeo de principios del siglo XX, con 241 metros de largo y 356 ventanas,
que "jugó un papel determinante en los hechos ocurridos en torno a la
Segunda Guerra Mundial". Su primera visita a la estación, cerrada en 1970
junto al túnel que unía Francia y España, la convenció para contar una
historia, en la que "los héroes no tenían por qué ser ingleses o
americanos. Podían ser aragoneses y podían ser de Huesca, de un valle en
los Pirineos".
La autora comenzó a documentarse sobre el lugar, "que se parece más a una catedral que al vestíbulo de una estación", inaugurado el 18 de julio de 1928 por el rey Alonso XIII y el presidente francés.
Con dos anchos de vía, uno europeo y con tendido eléctrico (francés) y
otro español para máquinas de vapor, Canfranc era frontera, aduana y
punto de tráfico de mercancías entre Zaragoza y Pau. Durante la Segunda
Guerra Mundial, la estación fue tomada por el ejército de Hitler.
Sobre este periodo, Raro se encontró con el mutismo de la "gente mayor,
que tiene miedo todavía". "Piensan que puede haber represalias por
contar lo ocurrido", apunta.
Y es que Canfranc se convirtió en una especie de "Casablanca del Pirineo", donde la resistencia tuvo un importante centro de operaciones. Así llegó Raro hasta tres personas que inspiraron su obra: Albert Le Lay, francés jefe de la aduana y miembro de la resistencia; Lola Pardo, española hija de ferroviario
que de niña "trasladaba a Zaragoza documentos de aeródromos o de puntos
de abastecimiento de combustible de los barcos alemanes en España"; y Víctor Fairén, médico que atendía a los judíos que llegaban en peor estado en la capital aragonesa.
Siguiendo a estos personajes se encontró con el periodista e investigador de Heraldo de Aragón Ramón J. Campo que, junto a Germán Roda, dirigió el documental 'Juego de espías'.
Campo, autor de cientos de artículos y varios libros sobre Canfranc,
tuvo acceso a los papeles encontrados a principios de este siglo,
tirados por los suelos de la estafeta de la estación. En ellos se habla
de los pagos en lingotes de oro que Hitler hizo a Franco por el wolframio y otros minerales empleados para construir armas.
"Le pedí permiso a Ramón para utilizar toda la información que habían
reunido" y el periodista le expresó todo su apoyo. "También me metí en
foros militares y ferroviarios, porque era una información que tenía que
manejar con muchísimo cuidado", explica.
Para la elaboración de la historia fue también necesaria la aportación de Víctor Fiaren Le Lay, catedrático de Física General en la UNED y nieto del jefe de la resistencia en Canfranc
y del médico de Zaragoza. Este hombre completo todo lo que no se sabía
sobre Le Lay, que "no quiso en vida que nadie supiera que había sido un
héroe. Todas las medallas y las condecoraciones las tenía en un cajón".
Es por ello que la autora en la novela le cambia el nombre por el de
Laurent Juste, dado que "la voluntad de una persona hay que respetarla
siempre, aunque haya muerto".
Para la ambientación de la trama, Raro tuvo la colaboración del Ayuntamiento y los vecinos de la comarca de Los Arañones,
a través de las redes sociales y los foros de internet. "Era como
escribir a tiempo de real", ellos contestaban a todas sus preguntas, lo
que suponía "tener ojos aquí", explica la autora que reconoce que el
libro ha sido "hecho entre todos".
Según explica esta profesora de Técnicas de Escritura Creativa de la Universidad de Castellón, cuando se puso dar forma la a la historia lo hizo con "toda la intención cinematográfica",
por lo que confiesa que podría acabar siendo el guión de una miniserie.
"Está escrito por escenas. En todos los capítulos sucede algo y avanza
la acción", apunta Raro, que no deja cerrada a una segunda parte de la
obra, en la que se desarrollen las tramas de los protagonistas.
ARTISTAS Y ESCRITORES ENTRE LOS EVADIDOS
Entre los miles de personas que escaparon de los nazis por Canfranc
había representantes del mundo de la cultura. Entre otros figuran la
bailarina Josephine Baker, la compositora Alma Mahler y su marido el escritor Franz Werfel, Heinrich Mann, hermano de Thomas Mann, y los artistas Marc Chagall y Max Ernest.
A esas fugas ayudó que el régimen de Franco hizo la vista gorda dada la
evolución de la guerra, aunque si eran descubiertos se les trasladaba a
campos de detención.
TÍTULO: VUELVE LA REVISTA DE FERLOSIO ALDECOA Y MARTIN GAITE,.
Editan un facsímil de la publicación que entre 1952 y 1953 dio a conocer a los principales narradores españoles de la posguerra, foto,.
Sevilla. La Revista Española, publicación que en 1952 y 1953 reunió a la generación de jóvenes narradores que se dieron a conocer en Madrid, entre ellos Juan Benet, Rafael Sánchez Ferlosio, Ignacio Aldecoa y Carmen Martín Gaite, ha sido rescatada en facsímil, con un estudio del profesor de la Universidad de Cádiz José Jurado Morales.La reproducción ha sido efectuada en facsímil porque la Revista Española, pese a su no mucha antigüedad, es considerada una publicación rara por los investigadores porque de ella se hicieron tiradas muy cortas y se vendieron pocos ejemplares de los seis números que salieron a la calle, con un total de 640 páginas.
Juan Benet publicó en esta revista una pieza teatral titulada 'Max'; en estas páginas dio a conocer Carmen Martín Gaite su primer cuento, 'Un día de libertad', y en ellas Jesús Fernández Santos sacó por primera vez su 'Cabeza rapada', uno de los relatos más valorados del siglo XX español.
Ellos, como Alfonso Sastre, Josefina Rodríguez, Medardo Fraile y José María de Quinto eran entonces, en los primeros años cincuenta, «unos jóvenes con un sesgo bastante anónimo», si bien a la postre han sido considerados maestros, según establece Jurado Morales en el estudio introductorio para esta edición facsímil a cargo del nuevo sello sevillano Ediciones Ulises.
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