Patricia Urquiola - foto
Trayectoria profesional
Urquiola, asturiana de ascendencia vasca, pues su padre es un ingeniero industrial vitoriano que se trasladó a Oviedo para trabajar en Duro Felguera, estudió arquitectura en Madrid finalizándolos en el Politecnico di Milano en dónde se graduó en 1989. Su tesis de graduación fue supervisada por el gran arquitecto italiano Achille Castiglioni.Entre 1990 y 1996 trabaja en De Padova bajo la supervisión de Vico Magistretti.
En 2001 crea su propio estudio de diseño en Milán, ciudad en la que actualmente reside 2007. Desde este estudio realiza diseños con su nombre para diferentes empresas como Alessi, B&B,Axor Hansgrohe, Moroso, Molteni, Kartell, Kettal o GANDIABLASCO (GAN).
Dentro del campo de la arquitectura cabe destacar unas torres residenciales en Shangai.
Premios
- Diseñadora del año 2003 por Elle Deco.
- Diseñadora del año de muebles en 2005 por Wallpaper.
- «Asturiana del mes de diciembre» de 2005 por el diario La Nueva España.
- Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.1
Obras
Tiene obras expuestas en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Entre sus diseños más famosos se encuentran:- Sofá Lowland
- Contenedor One
- Sofá Loom
- Silla Flower
- Sofá Tufty-Time
- Antibodi [1]
- Laboral Centro de Arte, recepción y tienda (Gijón)
Curiosidades
- Ulquiorra Cifer, uno de los personajes del manga y anime Bleach está inspirado en su apellido.
- TÍTULO: NOCHE LARGA, SEGUIR BAILANDO,.
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Cuando no tenía ni veinte años, Germán se dio cuenta de que lo que lo que más amaba en el mundo era la escritura, tomar un portalápices de mina gruesa y emborronar cualquier trozo de papel. Germán trabajaba en la ferretería que ahora era de su padre, que antes fue de su abuelo y que, con toda certeza, iba a ser suya en un futuro no muy lejano. Pero a Germán no le apasionaban los tornillos. Y eso que parece perfectamente normal en cualquier otra persona de cualquier otra familia era una fuente de disputas en la suya.
Siempre quise volar, pero debí acostumbrarme a vivir entre las nubes. Cuando nací, no se quién tuvo la genial idea de llamarme Viento. Viento, si. Viento como el viento. ¿Y quién le explica a una niña que se llama Viento que no puede volar? Siempre fui un poco rara, cuando era pequeña siempre me andaba quejando de que me dolía el corazón. Pero cómo te va a doler el corazón, hija –me decía mi abuela- eso es imposible. Y qué sabría ella… me pinchaba, me estrujaba, se me abría un hueco de dolor cuando algo me daba pena. Mi abuela siempre decía que yo era muy sentida. La única cosa en el mundo que calmaba mi angustia eran los caramelos. Si, los caramelos. Y mira que me gustaban, eh, pues puedo contar con los dedos de una mano los que me comí en toda mi infancia. Siempre los regalaba. Los llevaba en cualquier bolsillo y los regalaba cuando me dolía el corazón, cuando algo me daba pena. Lo que fuese. Yo regalaba muchos caramelos. Se los regalaba a los árboles que perdían sus hojas, a los niños que se caían en el parque, a las nubes que lloraban y mojaban mis zapatos con sus lágrimas. También se los regalaba a mi abuela, porque mi abuela lloraba muchas veces, aunque ella nunca dejaba que sus lágrimas mojaran mis zapatos.
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