foto,.
Hace más de un siglo, Azorín se sublevaba en una serie de
artículos contra lo que entonces había dado en denominarse 'escuela
neutral' (el equivalente a lo que hoy llamaríamos 'laica' o
'aconfesional'), considerándola un semillero de individualismo. Para
Azorín, solo podían existir dos tipos de escuela: la religiosa y la
atea; y quienes apelaban a una escuela 'neutral', equidistante de ambas,
solo podían ser emboscados o hipócritas. Azorín lanzaba al maestro de
una escuela neutral las preguntas que han perseguido al hombre desde el
comienzo de los tiempos («¿Existe Dios? ¿Existe el alma? ¿Existe
una sanción ultraterrena?»): si las contestaba con un sí o un no ya
había dejado de ser neutral; si las contestaba de otro modo
(digamos agnóstico o mediopensionista) corría el riesgo de decepcionar a
sus alumnos, que lo menos que esperan de su maestro es que sepa saciar
sus inquietudes y curiosidades. Probablemente, un pedagogo de nuestra
época alegaría que un maestro no tiene que responder esas preguntas,
sino que debe procurar soslayarlas. Se trata, por supuesto, de un
alegato falaz, pues como todo el mundo sabe es por completo imposible
evitar hablar de estos problemas. Pero aceptemos que pueda haber un
maestro, perito en habilidades escapistas, que se las ingenia para
soslayar los asuntos que durante milenios han constituido la levadura de
los espíritus y los han arrojado a las empresas más nobles del
pensamiento y la acción humana. ¿Qué educación se podría transmitir
cuando se soslayan estas cuestiones?
Hoy se postula con cinismo que es posible una educación puramente científica que incluya una serie de conocimientos y nociones asépticas sobre el mundo material; y que, en todo caso, si hubiese que abordar inevitablemente las cuestiones sobre el origen y el destino último del hombre, proponga diversas hipótesis «a gusto del consumidor», sin afirmar certeza alguna. Dejando aparte que no existe ciencia alguna que excluya estas cuestiones (porque toda ciencia tiene como razón de ser la búsqueda de la verdad), una educación 'neutral' que las sustituyese por meras 'nociones' científicas sobre el mundo material no sería educación, sino mera 'instrucción'; y la cosecha fatal de esta instrucción no sería otra sino el individualismo.
Azorín consideraba que solo la educación que se plantea las grandes cuestiones sobre el origen y el destino del hombre puede ser plenamente moral; y que todos los intentos de construir un código moral sin base religiosa son, a la postre, sucedáneos que se revelan insostenibles por dos razones: porque el temor a ofender a Dios solo puede ser sustituido por una amenaza represora de tipo penal que llega a hacerse asfixiante; y porque allá donde no hay una moral común cada uno acaba construyéndose una moral individual que no obliga a los demás, favoreciéndose un retorno a la ley de la selva (ante lo cual el Estado Leviatán acaba imponiendo una moral gubernativa). La 'instrucción', pues, fomenta el individualismo y destruye la solidaridad social, matando los espíritus enraizados en la tradición y creando espíritus 'autónomos' (forma pomposa y eufemística de decir solitarios), infatuados de una falsa ciencia, llenos de ambiciones y deseos subversivos que suelen darse de bruces contra la realidad, generando -de resultas del fracaso- desaliento y rencor.
Azorín concluía que la misión de la educación es poner de relieve «la subordinación de todas las partes de la sociedad» a un empeño común y combatir el individualismo. «Un individualista -escribía- es un hombre que no siente el todo social, que no siente la tradición, la historia, el arte y hasta el paisaje de su patria. Un individualista es un hombre incapaz de abnegación y de sacrificio: es un hombre en quien los apetitos propios y las pasiones dominan; un hombre que va recta y brutalmente a su objetivo, sin importarle nada la solidaridad social, ni sentirse ligado a su raza ni a su patria; es un logrero y un arribista, o es un gran negociante que evoluciona dentro de los códigos y sin salirse de ellos origina la miseria y el dolor de centenares de conciudadanos suyos».
Azorín tenía razón. Hemos arrojado primeramente a una cuneta todas las empresas colectivas, todos los empeños comunes; y después los hemos sustituido por empresas y empeños individualistas o, en el mejor de los casos, sectarios, que solo provocan adhesión en unos pocos y rechazo en la mayoría. Así hemos logrado una instrucción perfectamente 'neutral'.
TÍTULO: COCINA DOMINGO, Riñones de cordero con patatas,.
TÍTULO: LA CARTA DE LA SEMANA, El uso abusivo de tarjetas de crédito y créditos rápidos se dispara en Navidades,.
Hoy se postula con cinismo que es posible una educación puramente científica que incluya una serie de conocimientos y nociones asépticas sobre el mundo material; y que, en todo caso, si hubiese que abordar inevitablemente las cuestiones sobre el origen y el destino último del hombre, proponga diversas hipótesis «a gusto del consumidor», sin afirmar certeza alguna. Dejando aparte que no existe ciencia alguna que excluya estas cuestiones (porque toda ciencia tiene como razón de ser la búsqueda de la verdad), una educación 'neutral' que las sustituyese por meras 'nociones' científicas sobre el mundo material no sería educación, sino mera 'instrucción'; y la cosecha fatal de esta instrucción no sería otra sino el individualismo.
Azorín consideraba que solo la educación que se plantea las grandes cuestiones sobre el origen y el destino del hombre puede ser plenamente moral; y que todos los intentos de construir un código moral sin base religiosa son, a la postre, sucedáneos que se revelan insostenibles por dos razones: porque el temor a ofender a Dios solo puede ser sustituido por una amenaza represora de tipo penal que llega a hacerse asfixiante; y porque allá donde no hay una moral común cada uno acaba construyéndose una moral individual que no obliga a los demás, favoreciéndose un retorno a la ley de la selva (ante lo cual el Estado Leviatán acaba imponiendo una moral gubernativa). La 'instrucción', pues, fomenta el individualismo y destruye la solidaridad social, matando los espíritus enraizados en la tradición y creando espíritus 'autónomos' (forma pomposa y eufemística de decir solitarios), infatuados de una falsa ciencia, llenos de ambiciones y deseos subversivos que suelen darse de bruces contra la realidad, generando -de resultas del fracaso- desaliento y rencor.
Azorín concluía que la misión de la educación es poner de relieve «la subordinación de todas las partes de la sociedad» a un empeño común y combatir el individualismo. «Un individualista -escribía- es un hombre que no siente el todo social, que no siente la tradición, la historia, el arte y hasta el paisaje de su patria. Un individualista es un hombre incapaz de abnegación y de sacrificio: es un hombre en quien los apetitos propios y las pasiones dominan; un hombre que va recta y brutalmente a su objetivo, sin importarle nada la solidaridad social, ni sentirse ligado a su raza ni a su patria; es un logrero y un arribista, o es un gran negociante que evoluciona dentro de los códigos y sin salirse de ellos origina la miseria y el dolor de centenares de conciudadanos suyos».
Azorín tenía razón. Hemos arrojado primeramente a una cuneta todas las empresas colectivas, todos los empeños comunes; y después los hemos sustituido por empresas y empeños individualistas o, en el mejor de los casos, sectarios, que solo provocan adhesión en unos pocos y rechazo en la mayoría. Así hemos logrado una instrucción perfectamente 'neutral'.
TÍTULO: COCINA DOMINGO, Riñones de cordero con patatas,.
Riñones de cordero con patatas-foto,.
-Ingredientes: 12 riñones de cordero, 40 g
de mantequilla, 2 cucharadas de aceite de oliva, 3 dientes de ajo, 2
cebolletas, 200 g de oporto, pimienta recién molida, perejil picado, 2
patatas medianas, 100 g de tocineta en lardones, 100 g de cebollitas, 20
g de mantequilla fría y sal. (Ingredientes para: 4 personas)
-Elaboración: se
cortan los riñones en dos. Se pela y se pica el ajo. Se cortan las
cebolletas en juliana. En una sartén con el aceite de oliva se saltean
los riñones a fuego vivo un minuto y se retiran. En la misma sartén, con
la otra cucharada de aceite y los 40 g de mantequilla, se sudan 3 o 5
minutos las cebolletas y el ajo. Se desglasa con el oporto y se reduce a
seco. Se añaden a la salsa los riñones reservados, se salpimienta, se
espolvorea con perejil y se sirve con las patatas, que habremos pelado y
cortado en cubos de 2 cm para cocerlas en agua hirviendo con sal 10
minutos. Después se reservan. En una sartén se sudan 3 minutos los
lardones de tocineta con las cebollitas. Se añaden las patatas y se
saltea todo otro minuto. (Tiempo de preparación: 45 minutos)
-Acabado y presentación:
se terminan de cocer 10 minutos en el horno a 150 ºC. Se retiran, se
agrega la mantequilla fría y se mezcla para que todo quede más untuoso.
Se salpimienta y se sirve con los riñones.
El vino
Viore 2013.
Bodegas Riojanas, en la D. O. Rueda, lanza su nueva añada de verdejo,
en la gama de mayor calidad de estos blancos con sus viñas en gran parte
centenarias. Con un agradable aroma cítrico y de frutas tropicales, es
muy estructurado en boca, con un final largo y afrutado con el típico
punto amargo de la verdejo. Sírvase a 9 ºC como aperitivo o con pasta,
arroces, ensaladas, pescados y quesos. 6 €.
Reinos de humo, por Carlos Maribona
Homenaje a la sala
El servicio de sala es una parte fundamental del éxito de un restaurante. Así expuesto, parece una perogrullada. Pero desgraciadamente hay que decirlo. Porque en los últimos años maîtres y camareros han estado eclipsados por el protagonismo, a veces excesivo, de los cocineros, convertidos en personajes mediáticos que, además, han asumido en muchas ocasiones un papel relevante también en el comedor.
Poco a poco van recuperando su lugar, pero cuesta mucho. Primero porque escasean los buenos profesionales, los que tienen vocación para atender al público sin servilismos innecesarios. Y segundo porque los horarios en la hostelería española asustan a cualquiera. Por fortuna, recuperan protagonismo gracias a la aparición de un puñado de jóvenes sobradamente preparados, enamorados de su profesión, capaces de reemplazar a los maîtres de la vieja escuela sin olvidar nunca que el servicio de sala tiene una importancia fundamental en la satisfacción final del cliente.
Ya saben esa frase tan manida, pero tan cierta, que dice que si uno come muy bien, pero lo tratan mal, sale del restaurante con una impresión negativa; si uno come menos bien, pero el trato ha sido magnífico, acaba con una impresión positiva.
Sin la participación de maîtres, camareros y sumilleres, los cocineros, por excelentes que sean, tendrían poco que hacer.
El servicio de sala es una parte fundamental del éxito de un restaurante. Así expuesto, parece una perogrullada. Pero desgraciadamente hay que decirlo. Porque en los últimos años maîtres y camareros han estado eclipsados por el protagonismo, a veces excesivo, de los cocineros, convertidos en personajes mediáticos que, además, han asumido en muchas ocasiones un papel relevante también en el comedor.
Poco a poco van recuperando su lugar, pero cuesta mucho. Primero porque escasean los buenos profesionales, los que tienen vocación para atender al público sin servilismos innecesarios. Y segundo porque los horarios en la hostelería española asustan a cualquiera. Por fortuna, recuperan protagonismo gracias a la aparición de un puñado de jóvenes sobradamente preparados, enamorados de su profesión, capaces de reemplazar a los maîtres de la vieja escuela sin olvidar nunca que el servicio de sala tiene una importancia fundamental en la satisfacción final del cliente.
Ya saben esa frase tan manida, pero tan cierta, que dice que si uno come muy bien, pero lo tratan mal, sale del restaurante con una impresión negativa; si uno come menos bien, pero el trato ha sido magnífico, acaba con una impresión positiva.
Sin la participación de maîtres, camareros y sumilleres, los cocineros, por excelentes que sean, tendrían poco que hacer.
TÍTULO: LA CARTA DE LA SEMANA, El uso abusivo de tarjetas de crédito y créditos rápidos se dispara en Navidades,.
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Diciembre es el mes del año en el que más se recurre a la financiación a largo plazo de compras mediante tarjetas de crédito
pero también con créditos emitidos por las grandes superficies
comerciales, hasta el punto de doblar la media anual. De este modo, la
campaña navideña convierte lo que debería ser un simple medio de pago en
un costosísimo instrumento de financiación.
El gasto medio realizado en pagos con tarjeta de débito ha crecido un 13,5% en 2014, mientras que el ejecutado con tarjetas de crédito ha aumentado un 24,5%.
La facilidad con que se pueden aplazar las compras realizadas con una tarjeta de crédito (basta con seleccionar una opción en la página web de nuestro banco o caja) esconde una alarmante contraprestación: tipos de interés que pueden superar el 20%, cuando el euríbor es inferior al 0,4%, De hecho, se da la circunstancia de que las financiaciones que se consiguen con más facilidad (tarjetas y créditos rápidos) son los que tienen un coste mayor.
Así, a cambio de la comodidad y la práctica ausencia de trámites a la hora de suscribir dichos productos de préstamos, los tipos de interés prácticamente doblan a los que las entidades cargan por créditos al consumo sometidos a estudio y análisis de solvencia del solicitante.
La acumulación de compras financiadas puede llegar a comprometer muy seriamente la economía de miles de familias, que pueden verse abocadas a una cadena de impagos que puede incluso culminar en el embargo de la vivienda habitual. Conviene recordar que es posible perder la vivienda por impagos no hipotecarios.
La financiación a través de tarjetas de crédito se ha convertido en un arma de doble filo para las familias, que han encontrado en ellas un recurso muy accesible, pero enormemente gravoso, para sus necesidades de financiación.
Cuidado con los créditos "sin intereses".
Merece especial mención la irrupción este invierno de los créditos emitidos por las financieras de las grandes superficies comerciales para la financiación de las compras de sus clientes. En muchas ocasiones, se anuncian como créditos sin intereses pero que luego obligan a pagar ciertas comisiones de gestión que, a la postre, suponen un coste en la financiación.
Casi un 70% de las operaciones sometidas a estudio para la realización de una operación de agrupación de deudas tiene como desencadenante el uso abusivo de tarjetas de crédito y créditos rápidos que desembocan un sobreendeudamiento que puede abocar en la ruina una vez que se inicia la perniciosa mecánica de pagar con créditos nuevos otros a los que no se pudo hacer frente con los ingresos ordinarios, como la nómina.
Un 75% de los demandantes de operaciones de refinanciación poseen 3 ó más tarjetas de crédito, que han tenido que usar en muchas ocasiones para afrontar incluso sus gastos corrientes. Un 55% de dichos demandantes tienen financiados con tarjetas importes de más de 20.000 euros y un 20% ha agotado su capacidad de financiación y encuentra problemas para hacer frente al pago de las cuotas por los elevados intereses devengados.
Agencia Negociadora recomienda no prolongar a más de 90 días el plazo de financiación vía tarjetas, dado que muchas entidades ofrecen la posibilidad de aplazar sin intereses, por lo que resulta aconsejable informarse de qué entidades nos ofrecen esta posibilidad. En todo caso, no es recomendable utilizar las tarjetas como una disposición de crédito instantáneo, sino sólo como medio de pago a 30 días.
El gasto medio realizado en pagos con tarjeta de débito ha crecido un 13,5% en 2014, mientras que el ejecutado con tarjetas de crédito ha aumentado un 24,5%.
La facilidad con que se pueden aplazar las compras realizadas con una tarjeta de crédito (basta con seleccionar una opción en la página web de nuestro banco o caja) esconde una alarmante contraprestación: tipos de interés que pueden superar el 20%, cuando el euríbor es inferior al 0,4%, De hecho, se da la circunstancia de que las financiaciones que se consiguen con más facilidad (tarjetas y créditos rápidos) son los que tienen un coste mayor.
Así, a cambio de la comodidad y la práctica ausencia de trámites a la hora de suscribir dichos productos de préstamos, los tipos de interés prácticamente doblan a los que las entidades cargan por créditos al consumo sometidos a estudio y análisis de solvencia del solicitante.
La acumulación de compras financiadas puede llegar a comprometer muy seriamente la economía de miles de familias, que pueden verse abocadas a una cadena de impagos que puede incluso culminar en el embargo de la vivienda habitual. Conviene recordar que es posible perder la vivienda por impagos no hipotecarios.
La financiación a través de tarjetas de crédito se ha convertido en un arma de doble filo para las familias, que han encontrado en ellas un recurso muy accesible, pero enormemente gravoso, para sus necesidades de financiación.
Cuidado con los créditos "sin intereses".
Merece especial mención la irrupción este invierno de los créditos emitidos por las financieras de las grandes superficies comerciales para la financiación de las compras de sus clientes. En muchas ocasiones, se anuncian como créditos sin intereses pero que luego obligan a pagar ciertas comisiones de gestión que, a la postre, suponen un coste en la financiación.
Casi un 70% de las operaciones sometidas a estudio para la realización de una operación de agrupación de deudas tiene como desencadenante el uso abusivo de tarjetas de crédito y créditos rápidos que desembocan un sobreendeudamiento que puede abocar en la ruina una vez que se inicia la perniciosa mecánica de pagar con créditos nuevos otros a los que no se pudo hacer frente con los ingresos ordinarios, como la nómina.
Un 75% de los demandantes de operaciones de refinanciación poseen 3 ó más tarjetas de crédito, que han tenido que usar en muchas ocasiones para afrontar incluso sus gastos corrientes. Un 55% de dichos demandantes tienen financiados con tarjetas importes de más de 20.000 euros y un 20% ha agotado su capacidad de financiación y encuentra problemas para hacer frente al pago de las cuotas por los elevados intereses devengados.
Agencia Negociadora recomienda no prolongar a más de 90 días el plazo de financiación vía tarjetas, dado que muchas entidades ofrecen la posibilidad de aplazar sin intereses, por lo que resulta aconsejable informarse de qué entidades nos ofrecen esta posibilidad. En todo caso, no es recomendable utilizar las tarjetas como una disposición de crédito instantáneo, sino sólo como medio de pago a 30 días.
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