DESAYUNO - CENA - JUEVES - VIERNES - Ferrán Adrià Cocinero, DE VEZ EN CUANDO TODAVÍA ME COMO UN BOLLYCAO, fotos,.
Ferrán Adrià: «De vez en cuando todavía me como un Bollycao»
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Me llamo Ferrán Adrià. Nací en Hospitalet de Llobregat en 1962. No quería ser chef. Cocinar no es solo un acto físico. Todavía se me rompe algún huevo al freírlo.
Acaba de publicar ‘Te lo cuento en la cocina’ (Penguin Random House Mondadori), un libro hecho conDisney para que coman y cocinen los críos. ¿Hay que prohibir cosas de comer a los niños?
– Hay que darles la oportunidad de conocerlo todo y orientarles hacia lo que más les conviene para su alimentación. Por otra parte, si un niño come de todo, se minimiza el efecto de lo que no es tan saludable.
– ¿La cocina es algo más que matemática?
– ¿Qué es la primera cosa que cocinó en su vida?– Unas patatas guisadas con carne, para el personal del Hotel Playafels, el primer lugar en el que trabajé dentro de la restauración.
– Dice que este libro es el proyecto más importante de su carrera.– En una determinada dimensión, sin duda lo es, por lo que tiene de llegar a mucha gente y, sobre todo, a una parte de la población tan sensible como son las familias y, más en concreto, los niños.
– Pretende una revolución desde la cocina de las casas. ¿Deme una cuchara de palo y cambiaré el mundo?– Es increíble lo que puede llegar a hacerse desde una cocina. Por de pronto, aliméntate bien y vivirás mejor. Por otra parte, la cocina también es un medio de conocimiento, que ayuda a ordenar la realidad.
– Llego a las 21.00 horas a casa y tengo una hija de tres años. ¿Qué hago?– Una tortilla de patatas chips mano a mano con ella, claro.
– Vale. ¿Y a Frozen le gusta el gazpacho?– (Se ríe) Si lo prueba, seguro que le encantará.
–¿Qué le diría a alguien a quien le da miedo la cocina?– Que pruebe, que comience cocinando algo que le guste mucho. Seguro que le parecerá mucho más sabroso si lo ha hecho él mismo.
– Usted no quería ser chef.– La verdad es que no. A mí no me interesaba la cocina y, de hecho, ni siquiera comer estaba entre mis actividades favoritas.
– Un momento o casualidad que le cambió la vida fue cuando...– Son varios: entrar a trabajar con Miquel Moy en el Hotel Playafels para pagarme unas vacaciones en Ibiza, entrar en la cocina del capitán general en la mili, llegar a elBulli y coincidir con Juli Soler...
– ¿Se le rompen los huevos al freírlos?
– En casa, con las cocinas no profesionales, cocinar no es tan fácil y, a veces, se rompe algún huevo, sí.
– Le imagino sentándose en un chiringuito y los cocineros temblando.– Soy un cliente muy fácil, ya que comprendo la dureza del oficio.
– ¿Ha devuelto algún plato?– No, por respeto a los profesionales que lo cocinan.
– Dice David de Jorge que el dios todopoderoso es la tortilla de patata. ¿Cuál es su deidad?– Un jamón ibérico con pan con tomate.
– ¿Es verdad que no hay comida rara sino gente rara?– Tal cual. No hay comida rara, sino gente rara.
– ¿Un sabor o un olor que le repugne?– No me repugna, pero el pimiento rojo no me gusta.
– Nunca le verán pidiendo...– Dos platos a la carta. Siempre pido para compartir. Hace más de diez años que no como a la carta.
– ¿Un vicio inconfesable?– La pregunta lo dice, no lo puedo confesar. Aunque, ¿por qué no? Todavía me como algún Bollycao de vez en cuando...
– ¿No cree que hoy en día se dice maridaje por encima de lo razonable?– Como en todo, puede haber abusos en el tema del maridaje. Pero es un recurso muy interesante si se hace de forma mesurada y razonable.
– ¿Hay burbuja gastronómica?
– Es posible, pero no deja de ser consecuencia del increíble boom de la gastronomía española en los últimos quince o veinte años.
– ¿Gazpacho, ensaladilla o pescado frito?– Los tres, cada uno tiene su momento.
TITULO: TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO - HAY ACTORES QUE NACIERON EN ESTE HOSPITAL,.
TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO - HAY ACTORES QUE NACIERON EN ESTE HOSPITAL, fotos.
La clínica madrileña Nuevo Parque, que trajo al mundo a decenas de miles de niños durante treinta años (de 1970 a 2000) y fue referencia en ginecología, ha vuelto a nacer. Los actores de 'Centro Médico' (TVE), equipados con su bata y su fonendoscopio, la han resucitado y convertido en un moderno plató de televisión. En él, se mezclan casos clínicos reales con las historias personales de pacientes y médicos. La ficción, que comenzó como un complemento al programa 'Esto es vida' de media hora, ha conseguido emanciparse y ocupar las tardes de la cadena pública (18.25 h.). «Lo más curioso es que hay actores que nacieron aquí y hay otros que tuvieron a sus hijos o a sus nietos. ¡Es muy bonito!», se emociona María Pedroviejo, que da vida a una de las enfermeras. «Ahora entras y te sorprendes porque realmente es un hospital. Pero al principio de la producción era un sitio fantasma, con los aparatos arrumbados en las salas de reanimación», comenta.
Para convertir a los actores en auténticos doctores tienen a su disposición a dos médicos que les asesoran a la hora de escribir los guiones, rodar las escenas y familiarizarse con los tecnicismos de la profesión. La alumna aventajada es la actriz Ana Cela, que interpreta a la residente Silvia Marcos, y que antes de decidirse por el mundo de la dramatización, estudió Medicina. La bata blanca tampoco le ha pillado de nuevas al actor Jesús Cabrero, quien la lució en 'Hospital Central' al dar vida al oncólogo Javier Blanco.
Vocación de ayudarEn la maquinaria de 'Centro médico' trabajan más de 80 personas que se encargan de que estas 'Urgencias' funcionen perfectamente. Y de que tengan alma. Detrás de cada enfermera, paciente o doctor hay una historia. En el caso de la enfermera Pepa Monteoliva (interpretada por la propia Pedroviejo) decidió que quería dedicarse al oficio a los 11 años, cuando su madre le dijo que tenía cáncer. Durante los siguientes cinco años, Pepa estuvo conviviendo con la enfermedad y aprendió cómo ayudar a su madre. Su progenitora falleció cuando ella era una adolescente. A partir de entonces, su única razón en la vida ha sido echar una mano a gente que pase por la misma situación que ella vivió.
En la ficción también se plasma la competitividad y, en ocasiones, la altanería de alguno de los médicos. Como la de Álvaro Mendieta (que encarna el actor Octavi Pujades), una joven promesa de la neurología, ambicioso y pedante, que no ha venido al hospital a hacer amigos, sino a continuar su brillante carrera para llegar a lo más alto. Muchos tachan su forma de hacer medicina de deshumanizada, puesto que para él los pacientes son medios para conseguir los objetivos profesionales que se ha marcado. Ahora el reto de los directores es que, como en la vida, además de drama haya comedia.
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