- Una teckel de pelo rizado, que apenas la tocamos se hizo pipí encima, y que al poco vomitó pedazos de un pienso inadecuado, grueso como ...foto,
Sherlock estaba solo, como les conté alguna vez. Melancólico como Humphrey Bogart en Casablanca. Añorando, aunque no las hubiera conocido en persona, las aventuras de caza y pelea que llevaba en su memoria genética. Así que resolvimos buscarle compañera de su misma raza. Se encargó mi hija, telefoneando aquí y allá. Al fin dio con alguien que tenía un ejemplar hembra. «El problema es que nadie la quiere porque tiene un defecto en la mandíbula -dijo el dueño-. Me he desprendido de sus hermanos, y sólo queda ella». Cuando mi hija colgó el teléfono estaba llorando. «Tenemos que quedarnos con ella absolutamente», dijo. Y fuimos a buscarla. Por el camino decidimos que se llamaría Rumba. Y llegamos.
Ahorraré comentarios sobre la mala impresión que me causó el que la tenía. Su antipatía e indiferencia. Rumba andaba por los cinco o seis meses y estaba metida en un cercado minúsculo: pequeña, sola, sucia y asustada. Una teckel de pelo rizado, que apenas la tocamos se hizo pipí encima, y que al poco vomitó pedazos de un pienso inadecuado, grueso como bellotas. Mi hija volvió a llorar, y yo estuve a punto -esas veces en que respiras fuerte y miras hacia otro lado-. La perra tenía, en efecto, una malformación en la mandíbula inferior que la alejaba de los cánones de belleza canina, y quienes buscan ejemplares perfectos habían pasado de ella. El dueño, también. No me atrevo a afirmar que le pegara, pero sí que la había tratado muy mal. Era una perra insegura, temerosa, que gimoteaba y lo ponía todo perdido ante la menor presencia humana. Era obvio que tenía malas experiencias de los hombres, fueran quienes fueran. Malos recuerdos. Y que de no encontrar alguien que la quisiera, habría acabado, en el mejor de los casos, sacrificada.
Pagué la perra -ante mi comentario sobre la posibilidad de un recibo, el fulano me miró como si yo fuera gilipollas-. Y Rumba vino a casa. Al principio, Sherlock le montó una bronca de teckel y muy señor mío. Al rato empezaron a llevarse bien. Pero con los humanos fue más difícil. Al menor ruido, a la menor palabra en alto, al menor movimiento o sombra que la asustase, Rumba daba un respingo y se apartaba con el rabo entre las piernas, temerosa, escondiéndose como si esperase un golpe. Eso me hizo pensar que habría recibido más de uno. Costó mucho tiempo, mucha paciencia y mucho amor darle cierta seguridad, hacer que nos aceptase tranquila. Sherlock se subía al sofá a ver la tele y ella se quedaba aparte, en un rincón, desconfiando de todo y de todos. Ni siquiera se atrevía a comer cuando estábamos allí. Al fin, poco a poco, al cabo de semanas, se fue acercando. Fue aceptando palabras y caricias. Atenuó sus recelos y sus miedos.
Han pasado dos años. Ahora Rumba, con su graciosa mandíbula inferior inexistente, es una perra feliz. Creo. La primera en buscar caricias, la más rápida acomodándose en el sofá. La que se tumba patas arriba en tu regazo para que le acaricies la tripa. A Sherlock, como perspicaz hembra que ella es, se lo trajina como quiere. Le hace putadas enormes, que el otro -una fiera corrupia cuando algo no le gusta- acepta, resignado y bonachón. Es, y tuve varios de estos bichos a lo largo de mi vida, la perra más rápida y lista que conocí jamás. Cuando Sherlock se pone metafísico y tarda en zamparse la comida, ella se desliza en su plato como en una incursión de comando, rápida y mortal, y se lo deja limpio. Por la calle, cuando salimos a pasear y él va a lo suyo, despistado, cabeza baja, husmeando rastros y rumiando nostalgias, ella va erguida y pizpireta, alta la cabeza, con trotecillo casi saltarín. Es la primera que lo ve todo, y ladra antes que nadie: el gato, el señor que pasea, el coche que se acerca. Una noche, un jabalí despistado estuvo mirándonos en la oscuridad sin que Sherlock se enterase de nada -miraba a todas partes con cara de panoli, preguntándose qué pasaba-, mientras que Rumba había localizado al verraco, poniéndose en guardia un minuto antes. Y, por supuesto, lista y rápida como es, dando un veloz rodeo para situarse exactamente detrás de nosotros. Por si acaso.
A veces, cuando duerme junto a Sherlock en el sofá mientras veo True Detective, y observo que abre un ojo a cada ruido, atenta a posibles peligros, pienso que Rumba me recuerda a una de esas mujeres maltratadas, que a fuerza de coraje e inteligencia salieron del pozo y ahora viven una vida digna y serena, sabiendo lo que eso vale. Sabiendo las pesadillas que dejaron atrás, sin olvidarlas nunca. Conscientes de lo que vale su felicidad y su libertad. Ya no me pillarán en otra con la guardia baja, parece decir con su actitud. Lo juro. Nadie. Nunca.
TÍTULO: TENIS, COPA DAVIS, Gala León, capitana de la Copa Davis.
Gala León va a ser la nueva capitana de la Copa Davis. La madrileña, de 40 años, actuaba ..foto,.
Tenis / Copa Davis
Gala León, capitana de la Copa Davis
La directora deportiva asume el cargo después de que Carlos Moyá rechazase la oferta de renovación de la Federación,.
Gala León va a ser la nueva capitana de la Copa Davis. La madrileña, de 40 años, actuaba como directora deportiva de la Real Federación Española de Tenis desde que asumió en julio el cargo que dejó Albert Costa y debía ser la encargada de nombrar a un nuevo seleccionador después de la renuncia de Carlos Moyá. Sin embargo, y después de que el balear rechazara la oferta de renovación que la RFET le presentó este domingo, Gala León se autonombró capitana para la próxima temporada.Este domingo, la junta directiva de la RFET se reunía de urgencia en Madrid para tratar el asunto. El presidente José Luis Escañuela explicaba que la intención era darle a Moyá otra vez las riendas del equipo pese a su dimisión, que llegó después de que España perdiera la categoría en el Grupo Mundial. Pero Moyá ya dijo que no tenía intención de asumir la responsabilidad y pocas horas después se oficializaba el nombramiento de Gala León.«Reunida hoy la Junta Directiva de la RFET en Madrid, y a la vista de las declaraciones de Carlos Moyá, se ha aprobado que la dirección deportiva, ejercida por Gala León, lidere la capitanía de Copa Davis», informa el organismo en un comunicado. El martes, en Sevilla, la RFET convocará a los medios para dar los detalles de esta noticia.Moyá ha atendido a las peticiones de la RFET y ha escuchado la oferta, pero ha mantenido su postura. «Doy las gracias a la confianza depositada en mí por el presidente y la junta directiva de la RFET. Lo he hecho lo mejor posible y como mejor he podido y sabido. Por circunstancias personales mi cabeza dice no y mi corazón sí para cuando dichas circunstancias cambien», explica Moyá en un comunicado que difunde la RFET. «En un futuro, si mis circunstancias personales son otras, pero, sobre todo, si la Copa Davis vuelve a ser un objetivo real para todos los jugadores, la puerta queda abierta por mi parte», agrega.Se aviva el debate sobre la Davis. Moyá se sintió abandonado por las estrellas y la competición ya no tiene el mismo tirón entre las raquetas nacionales. Escañuela aceptó que el problema era más importante que el de un solo descenso y de ahí que le ofreciera seguir. «Moyá nos ha hecho conscientes del problema que arrastra el Equipo de Copa Davis desde hace mucho tiempo y queremos que sea él, el que ponga los cimientos de la nueva Selección Española de Tenis, dándole la misma oportunidad que a capitanes anteriores de poder desarrollar su proyecto en un mínimo de dos años». Moyá no aceptó y Gala León coge el cargo.Es la primera mujer que dirige al equipo español de la Copa Davis. Gala León fue dos veces campeona de España (1998 y 1999) y disputó 651 partidos en el circuito profesional. Alcanzó la vigésima séptima posición en el ránking de la WTA en el año 2000 y esa temporada la exjugadora española conquistó en Madrid su único título.Desde su retirada, León fue entrenadora, entre otras, de las españolas Silvia Soler, Estrella Cabeza y Beatriz García Vidagany y de la rusa Ekaterina Makarova.TÍTULO: A FONDO, LA CARTA DE LA SEMANA, ¡ QUIERO QUE MI BEBÉ JUEGUE CON EL PRINCIPE, JORGE,.
A fondo ¡Quiero que mi bebé juegue con el príncipe Jorge!
La obsesión de los ultrarricos de la City por la guardería de sus hijos es tal que los apuntan antes de nacer. Incluso movilizan a asesores para conseguir una plaza. Pagar 15.000 libras al año por 'pintarrajear' con el príncipe de Cambridge sale rentable. Es el seguro perfecto para ser alguien. Se lo contamos.
Llamó a una primera guardería. «Me dijeron que tenían una lista de espera de dos años y que llegaba tarde. En las siguientes, me despacharon con que perdía el tiempo». A Emanuela le entró el pánico. «Empecé a visitar una guardería tras otra. Fue una pesadilla. Me sentí un desastre como madre, pensé que había echado a perder la oportunidad de que mi hijo tuviera una buena educación. Mi suegra se burlaba de mí. Me decía: 'No puedes ir a todas las guarderías de Londres. Decídete por una, y ya está. No es más que una guardería. Tampoco es el fin del mundo'. Pero ¡sí que es el fin del mundo!». Y como ella, por absurdo que parezca, piensan muchas parejas adineradas de Londres.
La asistencia a una guardería en el Reino Unido no es obligatoria, pero Emanuela tenía claro que si esperaba a los cuatro años habría demasiados competidores para ingresar en una 'buena' escuela. Y asistir a una 'mala' guardería recortaría las posibilidades del pequeño. «Conocí a madres gestantes que estaban preinscribiendo a sus hijos nonatos, que tenían controlado al milímetro todo el mapa educativo desde el jardín de infancia hasta la universidad». Emanuela preinscribió a su pequeño en ocho guarderías. La preinscripción no garantiza una plaza, y la tarifa, que no es retornable, está entre las 50 y las 150 libras. Se gastó unas 1000 libras. Al recordar lo sucedido, Emanuela reconoce que perdió un poco la cabeza.
Pero no es la única. Hay tanta competencia para obtener plaza en las guarderías de ciertos barrios londinenses que los padres con dinero están pagando más de 18.000 libras para asegurarse un año de jardín de infancia. El crecimiento de Londres como centro financiero y la llegada de familias extranjeras muy ricas procedentes de Rusia, Oriente Medio, Estados Unidos y Asia Oriental han disparado la demanda en los centros más prestigiosos. La guardería de postín no es importante por sí misma, pero es la llave para entrar en uno de los exclusivos colegios londinenses que, a su vez, aseguran acabar en el paraíso: las universidades de Oxford y Cambridge.
Y llegaron los asesoresLa gran demanda de plazas ha llevado a la aparición de una profesión: los asesores educativos. La empresa Bonas MacFarlane cobra 5500 libras para «asegurar las mayores posibilidades» de conseguir plaza en un jardín de infancia de campanillas. De eso se encarga Lucy Fletcher, directora de ubicación escolar: «Entre el 80 y el 90 por ciento de las guarderías quieren que la preinscripción se realice en la fecha más cercana posible al nacimiento», dice. Hay guarderías que incluso piden que la preinscripción se efectúe durante el embarazo. En estos casos hay que dejar sin rellenar los espacios destinados al nombre del bebé y la fecha del nacimiento, pero los padres deben contactar con su asesor muy poco después de su llegada al mundo. «Hice la llamada y envié el correo electrónico requeridos a las tres de la madrugada desde el paritorio, justo después de haber dado a luz cuenta una madre. Al final nos aseguramos la plaza, pero, por Dios, es excesivo tener que concentrarme en una cosa así después de haber pasado por un parto de 22 horas». Educate Private es otra empresa dedicada a gestionar el ingreso en una guardería. Cobra 3000 libras y el año pasado asesoró a 40 familias. A este coste se suman las cuotas de las guarderías, que empiezan en 10.000 libras al año por tres horas al día y alcanzan las 15.600 libras por la asistencia a tiempo completo. «Es un negocio floreciente», indica Jane Ritchie, antigua directora de la Minors Nursery School, en Notting Hill, guardería a la que fueron los príncipes Enrique y Guillermo. En 1990, el trimestre salía por unas 200 libras; hoy cuesta 2950. Ritchie dirigió la guardería durante 21 años, hasta que en 2011 la vendió a Alpha Plus Group, propietario de una red de escuelas privadas entre las que se cuenta el colegio Wetherby. «Los que sacan buenas notas en Wetherby van a Eton, Harrow, Winchester, Saint Paul's, King's College y Wimbledon, de los seis colegios masculinos más prestigiosos del país».
Educar para el éxitoEmplazada en Chelsea, la guardería Miss Daisy es uno de los tres jardines de infancia propiedad de Daisy Harrison, de 38 años, maestra que abrió su primera guardería en 2006. «Vi que los niños que llegaban de las guarderías no estaban muy bien preparados para la escuela. Nadie les había enseñado a seguir las normas, a colgar la chaqueta en la percha, a manejarse bien con un lápiz o a dar las gracias», explica. En la guardería hay 40 niños, divididos en dos cursos. Los más pequeños acuden unas pocas horas al día, pero a partir de los tres años pueden estar desde las 8:45 de la mañana hasta las 15:00 horas, tres veces por semana. Las cuotas son de 3200 libras por trimestre en el primero de los casos y de 4400 en el segundo. Los pequeños aprenden nociones de francés, canto, arte dramático, cocina, fútbol, arte y manualidades. Se les enseña a manejar un lápiz, contar hasta diez, escribir sus nombres y ser conscientes de las formas, colores y sonidos de las letras. Sin embargo, el principal atractivo de Miss Daisy radica en su historial como trampolín para el ingreso en las escuelas de élite londinenses. «Las escuelas se fijan en la visión de conjunto afirma. Lo que quieren son niños con buenos modales, que sean capaces de concentrarse y tengan un potencial». Pone un ejemplo: a la hora de ser presentados a los responsables de la escuela, los niños saben que tienen que estrechar sus manos con firmeza. «Deben presentarse y establecer contacto visual directo. 'Hola, señor Jones, me llamo William. Encantado de conocerlo'. Si el niño tiene las manos en los bolsillos, ya puede olvidarse», asegura.
Los factores añadidosLlegado el momento de la verdad, ¿cómo decide Harrison quiénes van a ser los niños elegidos que entrarán en Miss Daisy? «Tomamos buena nota si los padres nos envían los impresos de preinscripción directamente desde el hospital, porque es señal de que lo tienen todo bien pensado. Pero nuestra decisión final no se basa en este factor». Harrison se fija en las fechas de nacimiento, «porque no es conveniente que una clase esté formada totalmente por niños nacidos en verano», y en otros indicadores menos sutiles. «Para mí, lo principal es la recomendación hecha por otros padres dice. En esta zona de Londres viven familias encantadoras, que saben bien cuáles son nuestras prioridades. Y pienso que sus amistades también lo saben».
Este septiembre hay 200 nombres en la lista de espera... y nada más que 12 plazas libres. «La gente a veces se lo toma de forma personal, pero el hecho es que no tenemos más espacio físico», dice Harrison. «Al final he comprendido que el acceso no se consigue por el orden de llegada. Lo fundamental es trabajarse bien a los de la guardería», asegura Sienna, ex profesional de la banca y hoy ama de casa casada con un banquero, que escribe el blog Notting Hill Yummy Mummy. Su hijo de cinco años asistió a una de esas guarderías «supercompetitivas». Sienna explica que «las cinco guarderías de ensueño» son Acorn, Minors, Strawberry Fields, Rolfe's y Ladbroke Square Montessori.
El poder de los 'padrinos'«Comprendí que todo este asunto es muy competitivo porque la gente me decía que todos los meses iban a la guardería y les regalaban tarjetas, fotos, galletitas... Es excesivo, pero es lo que hay. Tienes que ir de visita a la guardería y decirles que estás encantado con ellos. También debes dejar claro que estás bien relacionada, por lo que conviene dejar caer ciertos nombres...».
Un ejemplo es Emma Chandler, de 41 años, que antes trabajaba en la industria de la moda y está casada con un inversor de capital riesgo. Tiene dos hijos mellizos de un año. Emma se decantó por la escuela cuando estaba embarazada. Sabía que tenía que efectuar las preinscripciones poco después del parto, pero las cosas se complicaron porque dio a luz diez semanas antes de lo previsto. Dado que ella no podía ocuparse, hospitalizada con sus bebés, contrató a un asesor para hacer el papeleo, pero al final consiguió encontrar una guardería por su cuenta y por casualidad. «Mi marido y yo hablamos con la directora. La mujer nos dijo que tenía ocupadas el 97 por ciento de las plazas... y de repente nos ofreció dos. Nos pusimos contentísimos». Chandler explica así lo sucedido: «Creo que la cosa tuvo que ver con Cliff Richards, cuyo nombre surgió en la conversación. Resultó que la directora había trabajado como corista de Cliff, que es amigo de mi familia política».
Emanuela Ferrero también ha encontrado una guardería «estupendísima» con la ayuda de un asesor. El único problema es que a Leopoldo tienen que haberle enseñado a ir al baño antes de ingresar en ella. «Porque no quieren que se produzcan accidentes de ningún tipo. Es un poco complicado, porque el niño tan solo tendrá dos años y tres meses cuando empiece a ir al centro. Si no consigo enseñarle, se perderá un trimestre. Los de la guardería fueron tajantes al respecto. Me lo dejaron clarísimo».
BLOC CULTURAL,
domingo, 21 de septiembre de 2014
EL BLOC DEL CARTERO, UNA SUPERVIVIENTE, / TENIS, COPA DAVIS, Gala León, capitana de la Copa Davis. / A FONDO, LA CARTA DE LA SEMANA, ¡ QUIERO QUE MI BEBÉ JUEGUE CON EL PRINCIPE, JORGE,.
TÍTULO: EL BLOC DEL CARTERO, UNA SUPERVIVIENTE,
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