foto,.
Palabras de mujer
que yo escuché cerca de ti,
junto de ti, muy quedo,
tan quedo como nunca.
Las quiera repetir
para que tú igual que ayer
las digas sollozando,
palabras de mujer.
Aunque no quieras tú
ni quiera yo, lo quiere Dios
y hasta la eternidad
te seguirá mi amor.
Como una sombra iré,
perfumaré tú inspiración
y junto a ti estaré
también en dolor.
Aunque no quieras tú
ni quiera yo, lo quiere Dios
y hasta la eternidad
te seguirá mi amor.
Hasta en tus besos me hallarás
hasta en el agua y en el sol
aunque no quieras tú
aunque no quiera yo.
TÍTULO: REVISTA MUJER HOY, DE CERCA, SOPHIE MARCEAU,.
LA INFIDELIDAD SI LLEGA HA DE SER CLARA, HONESTA Y MEDITADA,.
Quiero decir: si la infidelidad llega a ocurrir, ha de ser porque esté condenada a suceder. Producirse de forma clara, honesta, meditada, ...foto,.
Elegante, inteligente, irónica, comprometida... La actriz con
más charme del cine francés vuelve a las pantallas con una película
sobre el adulterio, mientras anuncia que se separa de Christopher
Lambert.
A la pregunta de por qué interrumpió su carrera americana, responde sin atajos: “No es que Estados Unidos no me gustara, es que en ese momento mi vida no estaba allí. Tenía a mis hijos en Francia, y yo soy muy francesa, muy parisina, y quería tener mi vida aquí… Si quieres hacer carrera en Hollywood tienes que vivir allí. Tomé una decisión, y me siento muy serena con todas las que he tomado en mi vida. No me arrepiento de ninguna. En aquel momento además era muy importante para mí ser una madre presente, darle una rutina estable y una cultura a mis hijos. Et... voilá!”, zanja. Marceau es, ante todo, un icono nacional. Sus éxitos en el cine francés han sido constantes. El penúltimo la película LOL (Laughing Out Loud) (2008), que suscitó una versión americana. Mencionar este título no es capricho: hoy la actriz se ha puesto otra vez a las órdenes de Liza Azuelos (la directora de LOL) en Reencontrar el amor (desde ayer en cartelera), una divertida comedia romántica sobre la infi delidad con una perspectiva femenina. “El guión me sedujo por una razón muy simple: no sabía nunca si el personaje estaba dentro de la realidad, viviendo un sueño o deseando algo. Una de las sorpresas de la historia es el uso de ese tiempo mental: participamos de fantasías de los personajes, que se entremezclan con la realidad de forma fl uida, luminosa, y le dan una luz particular a la película”.
En la ficción, el personaje de Marceau, una mujer inteligente, divorciada y con varios hijos adolescentes, lanza frases tan agudas como “Respeto demasiado a las mujeres como para casarme con sus maridos”. ¿Lo suscribe también en la vida real? “Creo que sí. Es una buena frase: no me gusta hacer daño a nadie. Precisamente porque te enamoras, hay que ser generoso con todo el mundo. Quiero decir: si la infidelidad llega a ocurrir, ha de ser porque esté condenada a suceder. Producirse de forma clara, honesta, meditada, cuando ya no haya futuro en la pareja. Es un ejercicio de responsabilidad”.
La película explota el cliché de la infi delidad como motor del amor fou francés: “No me sorprende que la gente crea que los franceses son los hombres más infi eles. A ellos, pero también a nosotras, nos gusta disfrutar de la sensación pasional del amor, y también valoramos nuestra independencia. No nos gusta la autoridad… aunque esto igual vuelve a nuestros hombres un poco desgraciados. No lo sé...”. El shock adolescente
La película también insiste en las relaciones entre el personaje de Marceau y su hija quinceañera. “Todas las madres nos identificamos con estos conflictos”. Marceau, que acaba de anunciar su ruptura amistosa tras siete años de relación con el actor Christopher Lambert, tiene dos hijos de dos relaciones anteriores: Vincent , de 19 años, con el director polaco Andrzej Zulawski; y Juliette, de 12, con el productor Jim Lemley. “No creo que la adolescencia sea un tema del que podamos pasar. Hay muchas historias que contar sobre ella. A los adolescentes les ocurren muchas cosas, precisamente porque se están convirtiendo en adultos. Y todos los adultos mantenemos recuerdos de esa época porque es algo que vivimos con mucha intensidad. La adolescencia es un auténtico shock”. Otro de los argumentos de Reencontrar el amor, es el de la solidaridad femenina. Esos grupos de amigas que no son solo un apoyo, sino también un catalizador de opiniones donde encontrar algunas respuestas que nos ayuden a seguir adelante con nuestras vidas.
“No creo que haya una intención feminista a la hora de mostrar estas relaciones, sencillamente muestra lo que hacemos las mujeres al reunirnos. No sé qué harán ellos cuando se junten: nosotras hablamos y nos contamos nuestras vidas. No es cotilleo, sino algo más filosófico, orientado a compartir nuestros puntos de vista sobre la cotidianidad. Digamos que las mujeres nos hacemos cargo de muchas cosas en nuestro día a día, y nos apoyamos mutuamente. Y es muy útil. Lo sé por mí misma: alguien que es enormemente trabajador, a quien le gusta escuchar, que sea devoto de sus amigos y familia, honesto, directo y con cabeza… normalmente suele ser una mujer”, explica entre risas. “Esto que llamas solidaridad femenina funciona y es muy útil para las mujeres. En un plano racional, pero también emocional”, concluye. Su propia mirada
Marceau ha sido también guionista y directora de dos largometrajes, aunque en España esta faceta suya no se conoce porque las películas no se llegaron a estrenar. De hecho, pertenece a una generación de actrices que no han dudado en ponerse tras las cámaras: Agnès Jaoui, Julie Delpy, Valeria Bruni-Tedeschi… “El salto lo di de una forma natural. Todo el mundo tiene derecho a expresarse, así que me lancé”. Pero no le fue fácil: “Todo es siempre más difícil para nosotras: la sociedad sigue siendo un estamento patriarcal. Siempre que una mujer tiene algo que decir, hay un enfrentamiento con hombres que tratan de impedírselo, aún de forma inconsciente. Tardaremos todavía algún tiempo en cambiarlo, pero sé que lo conseguiremos”. Sophie frente a Hollande La infidelidad es el argumento fundamental de Reencontrar el amor y, precisamente por su temática, Sophie se ha visto envuelta en una polémica durante su promoción. Cuando le preguntaron en Francia sobre el affaire de François Hollande con Julie Gayet, la actriz tachó al presidente de “patán” y “cobarde”, acusándole de haber humillado a Valérie Trierweiler.
Los medios amplificaron su comentario, y hasta Catherine Deneuve calificó a Marceau de grosera e irrespetuosa con la intimidad del presidente. Tuvo que enfrentarse a las cámaras para justificar su posición. Hoy es prudente, pero puntualiza para Mujerhoy: “Realmente su vida privada me importa un pimiento, pero un comportamiento así me muestra a alguien que no es honesto con los suyos. Puede que suene muy americano, pero creo que en política la vida personal también está incluida dentro del contrato con la sociedad”.
Si un francés tuviera que definir la charme, ese encanto
natural que se atribuye a la
mujer parisina, probablemente
usaría como ejemplo a Sophie
Marceau (París, 1966). La
actriz lleva una década siendo
fi elmente elegida por los
franceses como su intérprete
favorita, cuando no su belleza
favorita o la mujer por la que
suspiran. El diario Le Figaro
la nombraba“parisina del año”
el pasado marzo. Ahora es
julio, y estamos con ella en
el Café de L’Alma, muy cerca
del puente que atraviesa el
Sena y que le da nombre a
esta brasserie netamente chic
de la rive gauche.
Marceau, visiblemente
acatarrada por este invernal y
lluvioso verano parisino, suele
citar aquí a los periodistas.
Va vestida con sencillez, en
vaqueros, blusa y rebeca azul
marinos, con un pañuelo de
estampado clásico al cuello y
apenas dos pequeños brillantes
en las orejas.
Le Figaro mencionaba entre
los atributos más valorados
de la actriz, su “naturalidad y
discreción”. No son los únicos,
obviamente, para una mujer
que debutó a los 14 años
en un título clásico de la
comedia romántica francesa,
La Fiesta (1980). El éxito de la
película propició una secuela y
que ella ganara el premio César
a la mejor Actriz Revelación.
Pero el salto internacional lo dio
gracias a su papel junto a Mel
Gibson en Braveheart (1995),
que la llevó a, entre otras cosas,
ser una chica Bond. Aunque
luego decidiera abandonar
Hollywood.
Vida parisina A la pregunta de por qué interrumpió su carrera americana, responde sin atajos: “No es que Estados Unidos no me gustara, es que en ese momento mi vida no estaba allí. Tenía a mis hijos en Francia, y yo soy muy francesa, muy parisina, y quería tener mi vida aquí… Si quieres hacer carrera en Hollywood tienes que vivir allí. Tomé una decisión, y me siento muy serena con todas las que he tomado en mi vida. No me arrepiento de ninguna. En aquel momento además era muy importante para mí ser una madre presente, darle una rutina estable y una cultura a mis hijos. Et... voilá!”, zanja. Marceau es, ante todo, un icono nacional. Sus éxitos en el cine francés han sido constantes. El penúltimo la película LOL (Laughing Out Loud) (2008), que suscitó una versión americana. Mencionar este título no es capricho: hoy la actriz se ha puesto otra vez a las órdenes de Liza Azuelos (la directora de LOL) en Reencontrar el amor (desde ayer en cartelera), una divertida comedia romántica sobre la infi delidad con una perspectiva femenina. “El guión me sedujo por una razón muy simple: no sabía nunca si el personaje estaba dentro de la realidad, viviendo un sueño o deseando algo. Una de las sorpresas de la historia es el uso de ese tiempo mental: participamos de fantasías de los personajes, que se entremezclan con la realidad de forma fl uida, luminosa, y le dan una luz particular a la película”.
En la ficción, el personaje de Marceau, una mujer inteligente, divorciada y con varios hijos adolescentes, lanza frases tan agudas como “Respeto demasiado a las mujeres como para casarme con sus maridos”. ¿Lo suscribe también en la vida real? “Creo que sí. Es una buena frase: no me gusta hacer daño a nadie. Precisamente porque te enamoras, hay que ser generoso con todo el mundo. Quiero decir: si la infidelidad llega a ocurrir, ha de ser porque esté condenada a suceder. Producirse de forma clara, honesta, meditada, cuando ya no haya futuro en la pareja. Es un ejercicio de responsabilidad”.
La película explota el cliché de la infi delidad como motor del amor fou francés: “No me sorprende que la gente crea que los franceses son los hombres más infi eles. A ellos, pero también a nosotras, nos gusta disfrutar de la sensación pasional del amor, y también valoramos nuestra independencia. No nos gusta la autoridad… aunque esto igual vuelve a nuestros hombres un poco desgraciados. No lo sé...”. El shock adolescente
La película también insiste en las relaciones entre el personaje de Marceau y su hija quinceañera. “Todas las madres nos identificamos con estos conflictos”. Marceau, que acaba de anunciar su ruptura amistosa tras siete años de relación con el actor Christopher Lambert, tiene dos hijos de dos relaciones anteriores: Vincent , de 19 años, con el director polaco Andrzej Zulawski; y Juliette, de 12, con el productor Jim Lemley. “No creo que la adolescencia sea un tema del que podamos pasar. Hay muchas historias que contar sobre ella. A los adolescentes les ocurren muchas cosas, precisamente porque se están convirtiendo en adultos. Y todos los adultos mantenemos recuerdos de esa época porque es algo que vivimos con mucha intensidad. La adolescencia es un auténtico shock”. Otro de los argumentos de Reencontrar el amor, es el de la solidaridad femenina. Esos grupos de amigas que no son solo un apoyo, sino también un catalizador de opiniones donde encontrar algunas respuestas que nos ayuden a seguir adelante con nuestras vidas.
“No creo que haya una intención feminista a la hora de mostrar estas relaciones, sencillamente muestra lo que hacemos las mujeres al reunirnos. No sé qué harán ellos cuando se junten: nosotras hablamos y nos contamos nuestras vidas. No es cotilleo, sino algo más filosófico, orientado a compartir nuestros puntos de vista sobre la cotidianidad. Digamos que las mujeres nos hacemos cargo de muchas cosas en nuestro día a día, y nos apoyamos mutuamente. Y es muy útil. Lo sé por mí misma: alguien que es enormemente trabajador, a quien le gusta escuchar, que sea devoto de sus amigos y familia, honesto, directo y con cabeza… normalmente suele ser una mujer”, explica entre risas. “Esto que llamas solidaridad femenina funciona y es muy útil para las mujeres. En un plano racional, pero también emocional”, concluye. Su propia mirada
Marceau ha sido también guionista y directora de dos largometrajes, aunque en España esta faceta suya no se conoce porque las películas no se llegaron a estrenar. De hecho, pertenece a una generación de actrices que no han dudado en ponerse tras las cámaras: Agnès Jaoui, Julie Delpy, Valeria Bruni-Tedeschi… “El salto lo di de una forma natural. Todo el mundo tiene derecho a expresarse, así que me lancé”. Pero no le fue fácil: “Todo es siempre más difícil para nosotras: la sociedad sigue siendo un estamento patriarcal. Siempre que una mujer tiene algo que decir, hay un enfrentamiento con hombres que tratan de impedírselo, aún de forma inconsciente. Tardaremos todavía algún tiempo en cambiarlo, pero sé que lo conseguiremos”. Sophie frente a Hollande La infidelidad es el argumento fundamental de Reencontrar el amor y, precisamente por su temática, Sophie se ha visto envuelta en una polémica durante su promoción. Cuando le preguntaron en Francia sobre el affaire de François Hollande con Julie Gayet, la actriz tachó al presidente de “patán” y “cobarde”, acusándole de haber humillado a Valérie Trierweiler.
Los medios amplificaron su comentario, y hasta Catherine Deneuve calificó a Marceau de grosera e irrespetuosa con la intimidad del presidente. Tuvo que enfrentarse a las cámaras para justificar su posición. Hoy es prudente, pero puntualiza para Mujerhoy: “Realmente su vida privada me importa un pimiento, pero un comportamiento así me muestra a alguien que no es honesto con los suyos. Puede que suene muy americano, pero creo que en política la vida personal también está incluida dentro del contrato con la sociedad”.
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