-foto, Sandra Bullock: «Soy mi peor crítico, nunca me gusta nada de lo que hago»
Llega a las pantallas la última película del mexicano Alfonso Cuarón, una odisea espacial avalada por los grandes directores,.
Muchos hombres tienen el pelo blanco a los 51 años, y Alfonso Cuarón es uno de ellos. Pero pocos hombres tienen la cabeza llena de canas por culpa de una película. Y en el caso del director mexicano, la culpable se llama «Gravity». «A James Cameron le gustó muchísimo el guión desde el principio, y me aseguró que podría llevarlo a la pantalla. Que podía hacer cualquier cosa en el cine, ¡que la tecnología estaba ahí! En cambio, David Fincher pronosticó que tendría que esperar siete años, algo muy cercano a la realidad. Hace unas semanas me encontré con Cameron, constatamos que tenía razón... y me confesó que lo que no me había contado fue que iba a terminar con el pelo gris. '¿Ves mi pelo?', me dijo. 'Esto fue Avatar', dijo señalando su cabeza, 'y tu pelo se llama Gravity'», relataba despreocupado el cineasta. Como si la anécdota que acababa de contar no se refiriese a una película que cambiará nuestra manera de ver el cine en 3D.
Todo comenzó con un guión de Jonás Cuarón en el que se planteaba un entorno aislado con solo dos personajes. El joven guionista -que ahora está dirigiendo aquella historia original- se lo mostró a su padre, y este quedó completamente enamorado de la idea. Tanto que le pidió a su hijo que le ayudara a dirigir una película así. Los dos protagonistas acabarían siendo astronautas, y la adversidad -una palabra clave para la trama- terminaría tomando la forma de un fatal accidente, una tormenta de basura espacial. «La noche anterior al rodaje la tecnología no funcionaba. A la mañana siguiente empezó a funcionar. Hasta siete meses después no supimos si lo que rodamos había funcionado», revelaba Cuarón durante el pasado Festival de San Sebastián. Y es que la necesidad de mostrar un movimiento parecido al de la gravedad cero le obligó a generar su propia maquinaria, con una manera de rodar nunca vista.
«Nunca hubo ninguna intención de innovación», aseguraba el director cuando se refería al sistema de arneses y medidores láser del que colgó aSandra Bullock y George Clooney. «Yo creo en eso que Hitchcock decía del 'cine puro', que lo que importa es la experiencia fílmica. Todo sirve para crear esa experiencia, también los actores. Y algunas veces hay que crear las herramientas para lograr la experiencia. Yo soy la persona menos tecnológica de la Tierra. Esta película está dirigida por una persona que apenas sabe mandar e-mails», se disculpaba el cineasta, responsable de «Hijos de los hombres» o de una de las mejores entregas de «Harry Potter». Su nueva criatura, «Gravity», inauguró la pasada Mostra de Venecia e impresionó al público en Toronto y San Sebastián. «Me da mucho gusto la recepción que está teniendo 'Gravity', pero todo eso es engañoso. Hay películas que tienen una gran vida con festivales, muchos premios... y nadie se acuerda de ellas siete años después».
El trabajo extenuante de Sandra Bullock
Lo cierto es que la buena ejecución de la cinta en los festivales de septiembre la han situado muy bien de cara a la temporada de premios. Y también a su protagonista, una Sandra Bullock que interpreta a la astronauta Ryan Stone. Reservada, insegura y maternal, la Bullock que vemos en pantalla contrasta con el personaje al que da vida George Clooney. «George representa la vida. Es un observador que se empapa de lo que ocurre a su alrededor. Mi personaje, no. Y si muriera no pasaría nada porque no hay nada en la Tierra que le merezca la pena», decía Bullock durante las entrevistas de promoción de la película en Venecia.
Bullock parecía orgullosa de un trabajo que exigió un gran esfuerzo físico, para el que tuvo que aprender a hablar a un ritmo normal mientras se movía muy despacio. «Entrené desde seis meses antes del rodaje para no padecer lesiones y para poder darle a Alfonso lo que me pedía. Y eso fue emocionante, porque me encanta ser una atleta, llevar el cuerpo al límite y hacer algo que nadie ha hecho hasta ahora. No quería cargarme esa oportunidad», decía seria. Esta afirmación revela cómo vive la actriz su trabajo. Con qué responsabilidad y con qué poca atención a las críticas.
«Nunca he sentido que tuviera que probar nada ante nadie, aparte de mí misma. Soy mi peor crítico, nunca me gusta nada de lo que hago, nunca me satisface mi trabajo, siempre pienso que no he trabajado lo suficiente. Paso tanto tiempo machacándome que estoy demasiado ocupada como para escuchar cómo me machacan los demás. ¡Y lo hacen! Pero, ¿sabe qué? No puedo controlarlo. Ni siquiera puedo controlarme a mí misma. La única persona a la que quiero impresionar, que quiero que se sienta orgulloso, es mi hijo», afirmaba rotunda sin apenas hacer una pausa.
Alfonso Cuarón asegura que reescribió el papel con Bullock para incorporar sus propias adversidades. De nuevo esa palabra. «Sandra ha hecho un cine comercial pero también es muy buena actriz. Quería trabajar con una actriz fuera de su zona de confort. De la suya y de la del espectador», revelaba enigmático.
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