fotos. Julita Salmerón, a los 82 años ha nacido una estrella ,.
El actor y director Gustavo Salmerón ha lanzado al estrellado a su madre con '
Julita Salmerón también es una anciana desahuciada, aunque su caso dista mucho del de Carmen Martínez o el de Aurelia Rey. Julita ha sido desahuciada de su castillo.
"Las hipotecas me dan terror. Todo el mundo ha hipotecado sus cosas,
pero resulta que todo el mundo es tonto. El banco daba el dinero muy
barato y lo invertimos en construcción para que nos diese más. Y, claro,
ha pasao lo que ha pasao",
dice Julita frente a la cámara de su hijo Gustavo, que ha decidido
convertir a su madre en una estrella a los 82 años en el documental Muchos hijos, un mono y un castillo.
Aunque ella pensaba que la película debía quedarse como
una anécdota familiar, la acogida en el pasado festival de San Sebastián
y la nominación al Goya demuestran lo contrario.
A nadie le deja indiferente esta mujer, el hilarante y no menos
descorazonador desahucio y sus tres deseos que se convirtieron en
realidad: al final tuvo seis hijos, un mono con mala leche que arrancaba
los moños a las señoras, y pudo comprarse un castillo con frescos y
armaduras gracias a una herencia inesperada.
Gustavo Salmerón estuvo grabando
durante trece años sin pausa para documentar los momentos cotidianos de
su numerosa familia: una madre, un padre, cinco hijos (uno murió), los
correspondientes nietos, una cabra y gallinas. Trece años de cenas de
navidad, alguna boda, risas y llantos, un robo o el discurso de
abdicación del rey Juan Carlos que no distan demasiado de los trece años
de cualquier otra familia española. Claro que no todas tienen a Julita.
Es la única capaz de convertir un vídeo casero sobre una mudanza en uno de los mejores documentales del año, según la Academia de Cine.
"¡Mi madre es la Gena Rowlands española, la Meryl Streep gorda! ¡Es
maravillosa! Tengo que hacer una película", pensó Salmerón, y con mucho
amor, poca técnica y nada de artificio, lo ha conseguido.
Ahora, como dice en esta columna de opinión, espera que Julita sea un personaje emblemático a la altura de Luke Skywalker y que pueda competir con el maestro Jedi en una cartelera monopolizada por Star Wars.
Atea con sentimiento de monja
Los Salmerón tienen el gancho argumental de los Alcántara. El
costumbrismo, las trifulcas, las disparatadas conversaciones sobre
Franco, el jamón y las galletas del Mercadona. "Me cae simpático el rey,
pero no soy monárquica", dice Julita mientras su marido le increpa por
esas salidas republicanas que meterían a España en un "berenjenal". "No
me gustan las monarquías, no señor", repite airada.
Es 2013 y, a modo de Richard Linklater
aún sin pretenderlo, Gustavo Salmerón ha inmortalizado un momento de su
familia que es al mismo tiempo de la historia de España. No es Boyhood, pero tiene un valor simbólico a la altura. Hablamos mucho de las consecuencias de la dictadura, de los que aún celebran los asesinatos
y los que todavía lloran sobre el cuerpo desaparecido de sus seres
queridos. Julita tiene su propia versión de los hechos, nostálgica e
inverosímil por momentos.
Julia Salmerón dice que le contaron que "los rojos"
asesinaron a su abuela y, por entonces, sus padres le inscribieron en la
Falange."Pero mamá, tú eres falangista?", le preguntan preocupados sus
hijos. Son sombras que el director no ha querido esconder. Su virtud es
que responde con la gracia de Berlanga.
"Mi abuelo
tenía el número dos de la Falange de Cuenca. Yo no sé que número tengo,
pero el otro día en Internet solo salía que soy falangista. Tú
imagínate. Lo olvidé y no me he dado de baja", dice entre risas con la
misma naturalidad con la que asegura que "Franco trajo la desgracia a
nuestra vida. Por su culpa comíamos el arroz con calzador porque no
teníamos ni cucharillas".
Esas contradicciones se
suceden como un rosario de ingenio a lo largo de la película. Tan pronto
afirma que es atea como que quiere ser enterrada vestida de monja y con
un casette de Noche de paz sonando de fondo. Dice
haber estado enamorada del "guapísimo" Primo de Rivera y, al segundo
siguiente, confiesa que su pesadilla más recurrente era la de hacer
croquetas con la carne del dictador.
Su humor negro y castizo recuerda en ocasiones a Carmina o Revienta, pero con ese punto espontáneo que le faltaba a la madre de los León y al guion de Paco. Muchos hijos, un mono y un castillo se ha paseado ya por Toronto, Karlovy Vary y Euskadi. "N o se oían los diálogos de lo que se reía la gente", comentó su director en el festival donostiarra. Una muestra más de que el humor, proceda del punto geográfico del que proceda, es un sentimiento universal.
TITULO: EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA -La profesora de Osaka,.
foto - La profesora de Osaka,.
Pues eso. Resulta que mi amigo Manolo leyó ayer que los príncipes de Disney, los guaperas que besaron a Blancanieves y a la Bella Durmiente para despertarlas del sueño mágico, eran unos agresores sexuales de tomo y lomo. Leyó eso, como digo, conclusión extraída por una profesora de no sé qué universidad –la de Osaka, me parece– y comprendió, el infeliz, que engañado había vivido hasta hoy, Sancho. Porque el principito que besa a una principita encantada no lo hace, como él creía, para liberarla del maleficio, sino porque es hombre y como tal no puede tener buenas intenciones; y porque, por mucho que se tire el pegote de salvarla, en el fondo lo que quiere es pillar cacho. Y además, el fin no justifica los medios.
Porque a ver, razonemos. Como la moza está dormida, no hay manera de que dé su consentimiento. Y eso sitúa ante un imposible metafísico: sin consentimiento previo, nadie puede besar. Así que es preferible que el príncipe vaya a mamarla a Parla, y nadie bese a la moza, y ésta siga dormida hasta dar un consentimiento que sólo puede dar despierta. Pues que ronque y se fastidie, oyes. Haberte comido un plátano en vez de una manzana, guapi. Porque, bien mirado, ser felices y yantar perdices, por bonito que suene, no puede lograrse a costa de una agresión sexual. Ese beso robado y todo el cuento en general, dice la profesora, son una incitación directa a la violencia sexual, hasta el punto de que relatos como ese, o sea, casi todos, son perniciosos para los niños y deberían prohibirse en la escuela, en el cine y en todas partes. O sea, quemarlos.
Y así, con ese mal rollo en la cabeza, se acostó Manolo anoche y se despierta de madrugada junto a ese pedazo de señora con la que tiene la suerte de compartir lecho estos días, o estos años, o toda la vida, según de qué Manolo se trate. Y como hay algo de luz que entra por la ventana, se la queda mirando mientras la oye respirar y piensa que nunca está tan guapa como a estas horas, dormida, tibia, con esa carne estupenda relajada y cálida, el pelo revuelto en la almohada, la boca entreabierta. Para comérsela, o sea. Sin pelar. Y, bueno, como Manolo es fulano de normal constitución y gustos clásicos, siente el estímulo lógico en tales casos, y la carne, por decirlo de un modo perifrástico, reclama lo natural –todavía no han logrado convencerlo, aunque todo llegará, de que tampoco eso es natural–. Así que se dispone a besarla. Pero de pronto se acuerda de Blancanieves, la Bella Durmiente y la profesora de Osaka y piensa: la cagaste, Burlancaster.
El caso es que Manolo inspira hondo, se levanta de la cama y se debate con su conciencia en pijama y descalzo por el dormitorio –a riesgo de agarrar una neumonía–. Mira, duda, vuelve a mirar esa estupenda forma de mujer bajo la colcha, y vuelve a dar otra vuelta blasfemando en arameo. No puedo ser tan miserable, se reprocha. No puedo arrimar candela por las buenas. Tengo que despertarla antes, para que no sea agresión sexual no consentida. Hola, mi amor, buenos días. ¿Te apetece que te haga un homenaje, y viceversa? ¿No te sentirás violentada en tu libertad? ¿Y en tu igualdad? ¿Y en tu fraternidad?
La verdad es que no lo ve claro. Ni de coña. La profesora de Osaka lo ha hecho polvo. La bella durmiente sigue dormida, y a lo mejor hasta despertarla sin beso, tocándole un hombro, también es agresión sexual. Atenta contra su libertad de dormir cuanto le salga del chichi. Manolo se ve, o sea, como los babosos príncipes de los cuentos. Fuma un pitillo para tranquilizarse, vuelve a pasear por la habitación –la neumonía está a punto de caramelo–, se para de nuevo a mirarla. La verdad es que está guapa que se rompe, piensa. Se acerca con cautela y la destapa un poco. El camisón de seda se ha movido y se le ve una teta –o como se diga ahora– preciosa, espléndida, gloriosa. La carne pecadora acucia a Manolo de nuevo. Pero se acuerda otra vez de la de Osaka, así que, en un acto de voluntad admirable, va al cuarto de baño y se da una ducha fría, por no hacerse otra cosa. Sale tiritando, se pone otra vez el pijama y se mete en la cama, orgulloso de sí mismo. Pero como está aterido y ella sigue tibia que te mueres, se pega a su cuerpo cálido. Entonces ella se vuelve hacia él, dormida aún, y a tientas, en sueños todavía, le pone una mano en plena bisectriz y murmura «cariño». Y, bueno. Manolo ignora si está soñando con él o con George Clooney, pero le da igual. Porque ese es el momento exacto en que a la profesora de Osaka le dan mucho por el sake.
EL ARBOL DE TU VIDA - MARTES -6- FEBRERO ,.
La asociación Ecologistas en Acción plantó ayer árboles en la zona del
ferial por la que pasa la Cañada Real, en las traseras del recinto
Hípico. Participaron unas 15 personas, perteneciente a la asociación y
simpatizantes, quienes plantaron alrededor de un centenar de especies
vegetales autóctonas, como encinas, coscojas, retamas, etcétera.
La iniciativa forma parte de una campaña que lleva a cabo en el conjunto de la región Ecologistas en Acción con el lema de 'Cada extremeñ@, un árbol', campaña que el caso de Cáceres se enmarca dentro de otra, denominada 'Cinturón verde para Cáceres'.
Según explicó a este periódico Andrea García, coordinadora de la campaña de plantación, se pretende también reivindicar las vías pecuarias, en este caso la Cañada Real a su paso por la zona del ferial, con el fin de ponerlas en valor como corredores ecológicos. La campaña tiene como objetivos generales fomentar la biodiversidad forestal y promover la cultura del árbol, además de concienciar a la población de los problemas de los bosques y dehesas de la región.
TITULO: EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA -La profesora de Osaka,.
foto - La profesora de Osaka,.
Pues eso. Resulta que mi amigo Manolo leyó ayer que los príncipes de Disney, los guaperas que besaron a Blancanieves y a la Bella Durmiente para despertarlas del sueño mágico, eran unos agresores sexuales de tomo y lomo. Leyó eso, como digo, conclusión extraída por una profesora de no sé qué universidad –la de Osaka, me parece– y comprendió, el infeliz, que engañado había vivido hasta hoy, Sancho. Porque el principito que besa a una principita encantada no lo hace, como él creía, para liberarla del maleficio, sino porque es hombre y como tal no puede tener buenas intenciones; y porque, por mucho que se tire el pegote de salvarla, en el fondo lo que quiere es pillar cacho. Y además, el fin no justifica los medios.
Porque a ver, razonemos. Como la moza está dormida, no hay manera de que dé su consentimiento. Y eso sitúa ante un imposible metafísico: sin consentimiento previo, nadie puede besar. Así que es preferible que el príncipe vaya a mamarla a Parla, y nadie bese a la moza, y ésta siga dormida hasta dar un consentimiento que sólo puede dar despierta. Pues que ronque y se fastidie, oyes. Haberte comido un plátano en vez de una manzana, guapi. Porque, bien mirado, ser felices y yantar perdices, por bonito que suene, no puede lograrse a costa de una agresión sexual. Ese beso robado y todo el cuento en general, dice la profesora, son una incitación directa a la violencia sexual, hasta el punto de que relatos como ese, o sea, casi todos, son perniciosos para los niños y deberían prohibirse en la escuela, en el cine y en todas partes. O sea, quemarlos.
Y así, con ese mal rollo en la cabeza, se acostó Manolo anoche y se despierta de madrugada junto a ese pedazo de señora con la que tiene la suerte de compartir lecho estos días, o estos años, o toda la vida, según de qué Manolo se trate. Y como hay algo de luz que entra por la ventana, se la queda mirando mientras la oye respirar y piensa que nunca está tan guapa como a estas horas, dormida, tibia, con esa carne estupenda relajada y cálida, el pelo revuelto en la almohada, la boca entreabierta. Para comérsela, o sea. Sin pelar. Y, bueno, como Manolo es fulano de normal constitución y gustos clásicos, siente el estímulo lógico en tales casos, y la carne, por decirlo de un modo perifrástico, reclama lo natural –todavía no han logrado convencerlo, aunque todo llegará, de que tampoco eso es natural–. Así que se dispone a besarla. Pero de pronto se acuerda de Blancanieves, la Bella Durmiente y la profesora de Osaka y piensa: la cagaste, Burlancaster.
El caso es que Manolo inspira hondo, se levanta de la cama y se debate con su conciencia en pijama y descalzo por el dormitorio –a riesgo de agarrar una neumonía–. Mira, duda, vuelve a mirar esa estupenda forma de mujer bajo la colcha, y vuelve a dar otra vuelta blasfemando en arameo. No puedo ser tan miserable, se reprocha. No puedo arrimar candela por las buenas. Tengo que despertarla antes, para que no sea agresión sexual no consentida. Hola, mi amor, buenos días. ¿Te apetece que te haga un homenaje, y viceversa? ¿No te sentirás violentada en tu libertad? ¿Y en tu igualdad? ¿Y en tu fraternidad?
La verdad es que no lo ve claro. Ni de coña. La profesora de Osaka lo ha hecho polvo. La bella durmiente sigue dormida, y a lo mejor hasta despertarla sin beso, tocándole un hombro, también es agresión sexual. Atenta contra su libertad de dormir cuanto le salga del chichi. Manolo se ve, o sea, como los babosos príncipes de los cuentos. Fuma un pitillo para tranquilizarse, vuelve a pasear por la habitación –la neumonía está a punto de caramelo–, se para de nuevo a mirarla. La verdad es que está guapa que se rompe, piensa. Se acerca con cautela y la destapa un poco. El camisón de seda se ha movido y se le ve una teta –o como se diga ahora– preciosa, espléndida, gloriosa. La carne pecadora acucia a Manolo de nuevo. Pero se acuerda otra vez de la de Osaka, así que, en un acto de voluntad admirable, va al cuarto de baño y se da una ducha fría, por no hacerse otra cosa. Sale tiritando, se pone otra vez el pijama y se mete en la cama, orgulloso de sí mismo. Pero como está aterido y ella sigue tibia que te mueres, se pega a su cuerpo cálido. Entonces ella se vuelve hacia él, dormida aún, y a tientas, en sueños todavía, le pone una mano en plena bisectriz y murmura «cariño». Y, bueno. Manolo ignora si está soñando con él o con George Clooney, pero le da igual. Porque ese es el momento exacto en que a la profesora de Osaka le dan mucho por el sake.
TITULO: EL ARBOL DE TU VIDA - MARTES -6- FEBRERO - Plantación de árboles en la Cañada Real a su paso por los terrenos del ferial ,.
EL ARBOL DE TU VIDA - MARTES -6- FEBRERO ,.
Conducido por Toñi Moreno, el espacio investiga el árbol genealógico de los personajes más queridos de nuestro país. El martes -6- febrero a las 22:30 por antena 3 , etc.
Plantación de árboles en la Cañada Real a su paso por los terrenos del ferial ,.
Plantación de árboles en la Cañada Real a su paso por los terrenos del ferial
La iniciativa forma parte de una campaña que lleva a cabo en el conjunto de la región Ecologistas en Acción con el lema de 'Cada extremeñ@, un árbol', campaña que el caso de Cáceres se enmarca dentro de otra, denominada 'Cinturón verde para Cáceres'.
Según explicó a este periódico Andrea García, coordinadora de la campaña de plantación, se pretende también reivindicar las vías pecuarias, en este caso la Cañada Real a su paso por la zona del ferial, con el fin de ponerlas en valor como corredores ecológicos. La campaña tiene como objetivos generales fomentar la biodiversidad forestal y promover la cultura del árbol, además de concienciar a la población de los problemas de los bosques y dehesas de la región.
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