¡ QUE GRANDE ES EL CINE ! ,.
¡Qué grande es el cine! fue un programa de cine dirigido por José Luis Garci y emitido por Televisión Española por su cadena La 2., etc.
AQUEMARROPA ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! - ME RESBALA - EL HORMIGUERO VIERNES -9- FEBRERO -Los mejores equipos extremeños de pádel recalan en Don Benito,.
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Los mejores equipos extremeños de pádel recalan en Don Benito.
Los mejores equipos extremeños de pádel recalan en Don Benito,.
La Ciudad Deportiva y el Club Hetama acogen hoy la fase final del Campeonato de Extremadura,.
Para el desempeño del campeonato es necesario contar con doce pistas, es por ello que se está realizando utilizando las seis de la Ciudad Deportiva y las seis del Hetama Club. La competición comenzó ayer y continúa hoy, 28 de enero, desde las 11.00 horas.
Se trata de un campeonato por equipos, como apunta Fernando Molina, técnico de la Asociación Atavas y director del campeonato, dividido por categorías femeninas y masculinas; de los cuales doce son de chicos y otros ocho de chicas. En masculino se harán cuatro grupos de tres equipos cada uno, y cinco parejas. «Se dan cita los mejores jugadores de Extremadura representando a sus clubes», indica Molina. Equipos que llegan desde distintos puntos de la región como Cáceres, Badajoz, Plasencia o Mérida.
Cabe destacar que a lo largo del campeonato, que concluye hoy, se clasifican los cuatro primeros, mientras que los segundos optarán a la permanencia en la categoría. Mientras que en categoría femenina se celebran sólo cuadro de ocho equipos en enfrentamiento directo.
Entre los equipos locales participantes destaca el equipo masculino Atavas y el Club Deportivo Bornizo, en categoría femenina sobresale el equipo formado en el Padel 4 You. «Destacar de manera importante una vez más, el importante papel del pádel local también en esta primera categoría, pues tendremos una importante representación en el citado campeonato», apuntaba también el concejal de Deportes, Pedro Parejo.
Planeta Calleja es un programa de televisión de España que se emite cada domingo a las 21:30, en Cuatro de Mediaset España.
Jesús Calleja enfrentará a rostros conocidos a vivir experiencias únicas e irrepetibles fuera de su contexto habitual y en los lugares más remotos y fascinantes del mundo., etc.
La madurez de un Rey,.
Felipe VI cumple 50 años con los deberes hechos: ha dado vuelta al descrédito de la monarquía y es el líder mejor valorado de nuestro país. Está decidido a pasar a la historia como un buen Rey. Quienes le tratan alaban su cercanía. «Te hace sentir que su tiempo es de verdad para ti»
El 19 de junio de 2014, Don Felipe sustituyó a su padre en el trono, con la monarquía sumida en una profunda crisis. Menos de cuatro años después, a punto de cumplir los 50 -los celebrará pasado mañana-, el rey más joven de Europa ha logrado enderezar la percepción de la Corona entre los españoles y encumbrarse como el líder más valorado en nuestro país. Tal vez sea el resultado de la lección aprendida aquella lejana noche, y sin duda también de una formación muy esmerada en la que nada se escatimó ni se dejó al azar. Preparado, cercano, sacrificado, vocacional, concienzudo, profesional... son virtudes que se repiten una y otra vez en labios de quienes le han tratado. «Quiere pasar a la historia como un buen rey», coinciden.
Un relevo necesario
«Vio los errores del padre»
En 2014, la monarquía española atravesaba su
particular 'annus horribilis', que precipitó la abdicación del Rey Juan
Carlos, asediado por el 'caso Nóos' y el escándalo de su viaje a
Botsuana en plena crisis económica. «Es curioso, porque Don Felipe
creció toda su vida oyendo hablar de que el reinado de su padre era tan
brillante -fue el rey que trajo la democracia y la defendió el 23-F- que
parecía que a él le iba a tocar escribir una mera continuación», expone
la periodista Almudena Martínez-Fornés, que desde hace más de quince
años cubre la información de la Familia Real para 'Abc'. «Sin embargo,
por una serie de errores que comete el propio Juan Carlos en los últimos
años de su reinado, la valoración de la monarquía cae tanto que cuando
Felipe la asume está en el peor momento. Bien es verdad que durante la
larga espera que pasa hasta que se produce el relevo él está viendo
desde una barrera privilegiada esos errores y su repercusión en la
Corona, de forma que a los pocos días de su proclamación ya había puesto
en marcha una serie de medidas para corregirlos». Felipe impone la
transparencia de la Casa del Rey, prohíbe que los miembros de la Familia
Real trabajen de forma remunerada, evita escrupulosamente involucrarse
en los negocios que ayuda a establecer... son decisiones que provocan
una buena acogida.
En las distancias cortas
«Percibes su interés»
La palabra 'campechano' parece haberse acuñado para
definir al Rey emérito, capaz de saltarse el protocolo en el momento
oportuno y de conquistar al más distante con su simpatía. «Arrasaba»,
recuerda el exdiplomático Inocencio Arias. «Don Juan Carlos tenía la
capacidad de bajarse del avión, pasar la revista a las tropas -la pasaba
muy bien, además- y, antes de subirse al coche, ganarse con sus bromas
al presidente en cuestión, ya fuera de Chile o de Somalia». Todo el
mundo coincide en que Don Felipe carece de ese genio, pero lo suple con
entrega y disposición. «Tiene un trato amable, sabe medir las
distancias, pero no es adusto ni estirado. Y también cae muy bien, como
me confesó en cierta ocasión Kofi Annan», añade Arias.
«Mucha gente que ahora cuenta le conoce de su época de la universidad»
José Apezarena - Biógrafo del Rey
El
presidente del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, ha asistido a muchas
audiencias y recepciones reales, y destaca la capacidad del Rey para
transmitir afecto e interés a cada uno de los asistentes. «Te hace
sentir que esos quince segundos que te dedica son de verdad para ti»,
describe. La escritora y psicóloga Irene Villa, que perdió las dos
piernas y tres dedos de una mano en un atentado de ETA, se confiesa una
rendida admiradora del actual Rey. «Siempre me ha parecido muy cercano,
encantador, preocupado por los problemas de los demás; y no solo
conmigo, que ya estoy acostumbrada. Esa sensibilidad con el dolor ajeno,
que llama más la atención en un hombre, yo la he visto muy de verdad en
sus ojos y en sus gestos. Además tiene una memoria increíble, se
acuerda de lo que habló contigo la última vez; yo me digo: 'madre mía,
con toda la gente que tendrá trato...'. Es atento y cariñoso como su
madre; a ella la tengo en mi corazón y él me la recuerda mucho».
«Los españoles no tenemos una adhesión sentimental a la monarquía»
Fernando García de Cortázar - Historiador
Es
cierto que en los actos protocolarios Don Felipe no consigue transmitir
la cercanía que mostraba Don Juan Carlos, con su proverbial
campechanería y su habilidad para romper el hielo. «Quizá el sentido del
humor de su padre sea más de pronto, un chiste rápido y corto, y el de
Don Felipe es más analítico», apunta Almudena Martínez-Fornés. «Padre e
hijo no se parecen nada. De Don Juan Carlos siempre se ha dicho que es
muy Borbón, por lo castizo, y de don Felipe los que le conocen bien le
comparan con su abuelo materno Pablo de Grecia, muy sereno, muy formado,
con una gran cultura». Carece de la simpatía natural del padre, de
acuerdo, «pero le gana en concreción, en cómo plantea los problemas, en
la rapidez al ir al meollo de la cuestión. Es joven, racional,
preparado», resume el historiador Fernando García de Cortázar.
«He visto en sus ojos y en sus gestos esa sensibilidad con el dolor ajeno»
Irene Villa - Escritora, víctima de ETA
Sorprende
descubrir que, bajo esa capa de seriedad, el Rey cuenta muy bien
chistes, es un notable imitador y baila claqué, según desvela el
escritor navarro José Apezarena, autor de varias biografías suyas: «En
público, como tiene tan buena planta, va erguido e impecablemente
trajeado, transmite una cierta impresión de frialdad o lejanía, pero no
es así. Todo aquel que le ha conocido acaba conquistado por su cercanía;
incluso con Pablo Iglesias ha sintonizado. Es inteligente, divertido y
ocurrente».
Representación internacional
Un experto en todo
Teresa Sanjurjo, directora de la Fundación Princesa de
Asturias, le conoció en 2009, precisamente en el proceso de selección
para el puesto que ahora ocupa, aunque entonces la institución se
llamaba Príncipe de Asturias. «Uno va nervioso a cualquier entrevista de
trabajo, y a ésta, lógicamente, más. Mi primer recuerdo es emocional:
lo encontré sonriente, y eso le quitó toda la tensión al momento, me lo
hizo fácil. Me habló con mucha claridad, sin circunloquios, y pensé:
'creo que voy a trabajar muy bien con él'». El tiempo, asegura, le ha
dado la razón.La entrega anual de galardones de esta institución ha permitido a don Felipe codearse con la flor y nata de la intelectualidad, las mentes más brillantes del planeta, lo que le ha dado un bagaje singular. «Cuando se reúne con un premiado, ya sea científico o deportista o historiadora o filósofa, conoce su trabajo, lo que no es fácil cuando se trata de ondas gravitacionales. Es raro el galardonado extranjero que no me escribe después agradeciendo una experiencia única y alabando cómo es el Rey y la suerte que tenemos. El escritor Richard Ford me comentó que John Banville, galardonado dos años antes, ya le había hablado de don Felipe, de lo encantador que era y cómo habían charlado de literatura. Eso es una constante. Se interesa por todo y lo absorbe todo. A los arqueólogos de Xian les sugirió que visitaran algunos monumentos del patrimonio español para que vieran cómo los iluminaban... y así siempre».
«Sabe a lo que ha venido y que no son los tiempos de su padre»
Carlos Herrera - Periodista
Esta
implicación quedó de manifiesto en 2002, cuando el entonces príncipe
asistía a la toma de posesión de Álvaro Uribe como presidente de
Colombia y las FARC lanzó 14 granadas contra el Parlamento, donde se
celebraba el acto. Nada más terminar la investidura, los mandatarios
salieron de estampida hacia el aeropuerto, salvo Felipe, que tenía
programada una amplia agenda de reuniones y compromisos. Llamó a Aznar y
le dijo: «Presidente, yo de aquí no me muevo».
Trabajador meticuloso
«Le da dentera fallar»
Jesús Posada vivió el momento más trascendental de su
vida política el 19 de junio de 2014, cuando, siendo presidente del
Congreso, proclamó a Felipe VI Rey de España. «Tengo una opinión
excelente de Don Felipe, al que ya conocí como príncipe cuando fui
ministro. Ya hace veinte años me llamaba la atención la minuciosidad con
que preparaba los temas. Hicimos un viaje a Barcelona en helicóptero y
durante todo el trayecto se estudió cada una de las palabras que iba a
pronunciar, con quién se iba a reunir, me preguntó por alguna persona a
la que no conocía... Detrás de cada acto hay un trabajo de despacho
impresionante».«Le chirría meter la pata, le da dentera fallar», coincide Inocencio Arias. «En mi opinión, si tiene que improvisar es mediocre, como su padre, pero ha ganado mucho aplomo, más convicción y naturalidad. Ahora hace los discursos mejor».
«Los premiados me suelen escribir diciendo la suerte que tenemos»
Teresa Sanjurjo - Directora de la Fundación Princesa de Asturias
Para
Almudena Martínez-Fornés, la razón de estos progresos está en que «Don
Felipe tiene un sentido del deber marcado hasta el extremo: siempre está
disponible y ante cualquier imprevisto suspende un plan privado. Es
algo que siempre ha tenido clarísimo: lo primero es su función de rey.
Jamás deja ver en un gesto o una mala cara que estar en determinada
situación no le apetece demasiado», dice la autora de 'Felipe VI, un rey
para la España de hoy'.Una anécdota de Carlos Herrera refleja en clave de humor esta exigencia: «En cierta ocasión, cuando yo estaba en 'Las mañanas' de Radio Nacional, vino a visitarnos a RTVE. Pregunté al director general qué comida iba a ofrecerle y él me respondió que el menú de todos los días. '¡Quieres asesinar al Rey!', le dije, porque era una comida absolutamente maléfica. Estábamos María Escario, Nieves Herrero... todos dejamos la comida en el plato, menos él, que lo dejó limpio. Yo le dije: '¡Alteza, después de superar esta prueba, está claro que está dispuesto a hacer grandes sacrificios por el Estado!'. Y es cierto que está por la labor. Sabe a lo que ha venido, el trabajo que tiene que hacer, que no son los tiempos de su padre».
Una formación exhaustiva
Felipe 'el Preparado'
Antes los príncipes se formaban en palacio con
preceptores; ahora van a la universidad. La educación de Felipe pudo
parecer similar a la de tantos otros jóvenes de la alta burguesía de la
época, pero fue diseñada con exquisito cuidado para adaptarse a los
tiempos y cometidos que debía afrontar. La Reina Sofía visitó
personalmente uno por uno los mejores colegios de Madrid, y cuando se
decidió por el de Los Rosales indicó que se le tratara en todo como un
alumno más; los escoltas tenían prohibido dejarse ver o recoger al niño
si se caía en el patio. Más tarde se preparó para él un recorrido
académico altamente exigente: hizo COU en Canadá; pasó un año en cada
una de las tres academias militares, aprendiendo a pilotar tanques o
aviones de caza y trepando a los masteleros del 'Juan Sebastián Elcano';
cursó estudios universitarios de Derecho y Economía; realizó después un
máster en EE UU...
«Te hace sentir que esos 15 segundos que te dedica son de verdad para ti»
Carlos Lesmes - Presidente del Tribunal Supremo
Paralelamente,
fue implicado en labores de Estado desde joven. Visitaba regularmente
las principales instituciones y en su etapa universitaria prestigiosos
catedráticos, investigadores o empresarios acudían al campus, daban una
clase magistral y después comían con él. «Durante muchos años, siendo
príncipe, recibió a cientos de personas que destacaban en las más
dispares facetas, con las que charlaba horas -revela José Apezarena-. Y
así, mucha gente que en este país ahora cuenta en la economía, la
política, la cultura... le conoce de antes en la distancia corta».
«Se emocionaba si ganábamos y se cabreaba cuando perdíamos»
Alfredo Vázquez - Regatista olímpico
Como
elemento adicional de rodaje, en 1996 el Gobierno decidió nombrar al
entonces Príncipe representante de España en la toma de posesión de los
presidentes iberoamericanos. «Gracias a eso, tiene un conocimiento de
mandatarios y una agenda espectacular, conoce América como muy poca
gente; es un 'background' que le va a venir muy bien a España», destaca
el escritor navarro. «Ningún político español está tan familiarizado
como él con Iberoamérica, salvo quizá Felipe González», coincide
Inocencio Arias, que ha viajado con él por medio mundo y ha coleccionado
algunas anécdotas: «En un viaje larguísimo a Australia, me dispuse a
dormir en el avión con un camisón que llevaba estampado el ratón Mickie;
cuando el Príncipe me vio, se dobló de risa, casi se cae al suelo».
El 'caso Nóos'
«Le dolió, pero supo cortar»
La implicación de su cuñado Iñaki Urdangarin en el
'caso Nóos', que llevó a la Infanta Cristina a declarar en el estrado,
tuvo unas repercusiones gravísimas para la imagen y la credibilidad de
la Corona. «Un día -relata Carlos Herrera-, estando con el actual Rey y
el emérito, Don Felipe me señaló a su padre y me dijo: 'Él ha hecho un
trabajo magnífico, ha superado todas las dificultades. Yo tengo todo por
hacer todavía y de entrada me encuentro con esta situación'.
Afortunadamente, supo aplicar un tratamiento quirúrgico severo».
«España necesita ahora las cualidades de Felipe VI, no las de Don Juan Carlos»
Jesús Posada - Expresidente del Congreso
No
fue tarea fácil para él. «Cuando estalló el caso no dudó un segundo en
cortar tajantemente, de modo casi brutal, con su hermana y su cuñado, a
pesar de que eran los más cercanos, los que habían protegido su relación
con Letizia -recuerda Apezarena-. No es un trozo de hielo, tiene mucho
corazón y le ha sangrado al hacerlo, pero tiene clara su obligación con
el país y la Corona».
El cariño del pueblo
«Ahora es más natural»
Superada aquella crisis institucional, Felipe cuenta
hoy con un indudable apoyo popular, por más que en ocasiones tenga que
tragar sapos, como en la 'encerrona' que sufrió en Barcelona en la
manifestación de repulsa tras el atentado de las Ramblas. «Cuando
aparece por sorpresa en un pueblo, le reciben con muchísimo cariño. He
visto formarse manifestaciones espontáneas a su paso, o ponerse en pie
la gente a aplaudir al entrar él en un restaurante. Es muy querido,
salvo si le metemos en el debate político, cuando los posicionamientos
ideológicos se ponen por encima de la persona», destaca Martínez-Fornés.
También ha ganado en tablas, añade. «Al principio sufría tantas
presiones para que se casara que rehuía a los periodistas. Una vez se
compromete con Doña Letizia, se advierte una aproximación, se muestra
mucho más transparente, relajado y natural, expone un lado humano que
hasta entonces nadie conocía».
El discurso del Rey
Un día para la historia
Si Juan Carlos se ganó su lugar en la Historia el
23-F, su hijo parece haberse 'coronado' como auténtico jefe de Estado el
pasado 3 de octubre, cuando levantó su voz contra el desafío
secesionista en Cataluña; un discurso aplaudido por gran parte de la
sociedad y criticado por otra, pero que no dejó indiferente a nadie.
«Aquel día se consagró como rey de todos los españoles -señala Jesús
Posada-. «No fue un discurso que se pueda improvisar, sino la
consecuencia de toda una vida de formación. Salía del corazón, porque
llevaba detrás mucho trabajo, sentimiento, visión del problema... Es una
enorme suerte tenerle como Monarca».
« Ningún político conoce como él Iberoamérica, salvo Felipe González»
Inocencio Arias Exdiplomático
«El
Rey es símbolo de la unidad y permanencia del Estado; estando éstas
comprometidas, no puede permanecer neutral», defiende Carlos Lesmes.
«Los representantes de las altas instituciones nos sentimos
especialmente concernidos en su discurso, que fue un aldabonazo en un
momento de grave perturbación. La figura del Rey no debe tener
protagonismo en la política diaria, pero hay momentos en que debe
emerger, y él lo supo hacer perfectamente», alaba el presidente del
Supremo.«Fue un discurso magnífico de fondo y forma, sirvió para serenar los ánimos entristecidos de millones de españoles», añade García de Cortázar. «Fue un pronunciamiento clarísimo, sin fisuras, sobre la gravedad del golpe independentista, una declaración rotunda que los españoles estábamos esperando. Del mismo modo que un joven Juan Carlos I se enfrentó a graves problemas en los momentos iniciales de la democracia exigiendo la colaboración de todos, un joven Felipe VI comprendió que su función no debía ser una vaga representación del Estado, sino la de una España real que se encuentra en peligro de descomposición institucional y fractura territorial».
La sombra del Rey emérito
«Impera el afecto»
El pasado junio, cuando fue dejado a un lado en la
celebración del 40 aniversario de las primeras elecciones, el Rey
emérito no ocultó que se sintió molesto. «Con su padre, don Felipe ha
pasado momentos complicados -señala Martínez-Fornés-. El encaje
institucional de dos reyes es delicadísimo. Pero las buenas relaciones
entre ellos hacen que prime el afecto. Además, Don Juan Carlos vivió una
situación muy difícil con su propio padre, Don Juan, que tuvo que
renunciar a ser rey para que pudiera serlo él, lo que generó una tensión
extrema».El expresidente del Congreso Jesús Posada conoció la abdicación del Rey Juan Carlos de su propia voz, a través de una llamada telefónica, apenas una hora antes de producirse. «Me emocioné, fue un impacto porque yo he sido un gran 'juancarlista'. Hizo una labor impagable para todos los españoles, que sólo él podía hacer. Pero si su sucesor hubiera sido como él no sería su momento. Ha sido una suerte también para todos que sea rey Felipe, cuyas cualidades son las que se necesitan en este tiempo nuevo».
Letizia
Una plebeya en palacio
En vísperas de contraer matrimonio con Letizia, Felipe
confesaba a Pilar Urbano que, si su padre o las Cortes Generales le
hubieran obligado a elegir entre ella y la Corona, como tenían potestad,
«habría optado por quedarme soltero, porque para ser rey no hace falta
estar casado, aunque sé que sería un gran desgraciado». La anécdota la
recoge José Apezarena, que opina que la aclimatación de la primera reina
plebeya de España se vio favorecida por dos circunstancias. «Una es que
Letizia se casa mayor, no es una niñita que se enamora locamente, no es
Lady Di, es una profesional y sabe bien dónde se mete. Y hay otro hecho
providencial, que es que antes de casarse buscaron para ella un lugar
donde pudiera vivir con la necesaria privacidad y seguridad, y al no
encontrarlo se trasladó a la zona de invitados de La Zarzuela. Estuvo
seis meses viviendo la vida que le esperaba cuando fuera reina,
experimentando sus limitaciones y carencias». En su opinión, ambos
conforman un buen equipo. «Ella le ha ayudado a mejorar algunos
elementos de comunicación externa. En este momento, Felipe VI habla de
pegada: tiene autoridad, mira a la cámara, utiliza pausas convincentes,
llega a la gente... En eso le ha ayudado mucho ella».
«La llegada de Letizia fue un chorro de aire fresco, pero le costó adaptarse»
Almudena Martínez-Fornés - Informadora de la Casa del Rey
En
España hay división de opiniones sobre la Reina: hay quien admira su
perfil y quien critica sus operaciones estéticas y su vestuario. Irene
Villa lo tiene claro: «Hacen un tándem buenísimo, se complementan muy
bien». Almudena Martínez-Fornés ve luces y sombras: «Su llegada a la
Zarzuela tuvo un efecto positivo, fue un chorro de aire fresco. En el
aspecto negativo, una persona ajena a la Familia Real no conoce la
institución, le cuesta mucho más adaptarse. Cuando hay que coger un
micrófono e improvisar, ella lo hace francamente bien, pero en otros
terrenos le cuesta más. Al principio se criticó tanto su espontaneidad
que se fue al extremo opuesto, lo que transmitía una imagen de
alejamiento». Sufre, además, una presión enorme: ha heredado el papel de
Doña Sofía, «que había dejado el listón altísimo, aunque lo tuvo más
facil que Letizia, porque nació en un palacio».
Amigos para siempre
«No había tabúes»
Pocas personas conocen a Felipe de Borbón como el
regatista gallego Alfredo Vázquez. Con Fernando León a la caña, en 1992
compitieron en los Juegos Olímpicos de Barcelona en la clase Soling de
vela. «Al principio impone un poco estar con alguien tan famoso, que
atrae tanta atención. Pero esa presión enseguida se va. El deporte
acerca a las personas, el contacto es muy estrecho, incluso físico,
celebras los triunfos y lloras las derrotas. Con él fue fácil congeniar.
Lo difícil era a veces recordar que esa persona con la que navegas no
es como tú, retomar en público las distancias que a bordo estás
acostumbrado a no tener, dar un paso atrás en ciertas situaciones»,
recuerda.Felipe era un buen navegante, con experiencia, muy buena vista, un carácter observador y espíritu competitivo: «Se cabreaba cuando perdíamos y se emocionaba como el que más cuando ganábamos». Quedaron sextos. «No pensábamos llegar tan alto, aunque con la cosecha de oros que obtuvo la vela española en aquellos Juegos nuestro resultado quedó un poco deslucido», admite Vázquez. Tantas horas de entrenamientos y regatas en aquel barquito les hizo grandes amigos. «Era abierto, aunque los temas personales los guardaba para él. Pero hablábamos de todo: del tema vasco, el terrorismo... no había tabúes. Y aceptaba las críticas».
Le vio por última vez el pasado verano. Le notó ilusionado como padre, volcado en la familia: «Se ve que es su primera prioridad a nivel personal. Tenemos esa amistad que cuando te ves, por mucho tiempo que haya pasado, con tres palabras es como si hubiéramos estado el día anterior. Esa cercanía no la pierdes nunca, y él es de los que cuidan a sus amigos».
La monarquía, a examen
Los Borbones 'castizos'
En España, a despecho de siglos de historia, es
difícil encontrar a alguien que se declare monárquico; en todo caso,
dirá ser 'juancarlista' o 'felipista'. «Aquí la Corona no está
institucionalizada, es quien la encarna el que le da un valor -expone
Almudena Martínez-Fornés-. Por eso el rey tiene que tener los pies en el
suelo y estar cerca del pueblo. De ahí que los Borbones sean tan
'castizos'».Coincide Fernando García de Cortázar. «Nuestra monarquía tiene un sentido utilitario: si nos sirve, bien; si no, no la queremos. No tenemos esa adhesión sentimental que se da en Inglaterra, pero tampoco la tiene la república. Cuando el tatarabuelo de Felipe, Alfonso XII, entra en Madrid, le llama la atención el recibimiento triunfal que le dispensa el pueblo, hasta que su ayuda de cámara, el duque de Sesto, le dice: 'Majestad, esto no es nada comparado con la alegría que mostró al desterrar a su madre'. Los españoles somos exigentes con nuestros reyes».
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