TITULO: EN PRIMER PLANO - A FONDO - ¡Buenos días, Javi y Mar! -Tener siempre siete años - Isabel Coixet,.
¡Buenos días, Javi y Mar!, CADENA 100
Lo mejor del programa ¡Buenos días, Javi y Mar! que se emite cada mañana en CADENA 100 de 06:00 a 11:00 y que presentan Javi Nieves y Mar Amate.
EN PRIMER PLANO - A FONDO -Tener siempre siete años - Isabel Coixet,.
Tener siempre siete años - Isabel Coixet, foto.
Tener siempre siete años,.
La empleada de la tienda tiene el rictus de amargura de las mujeres
que no se han tomado una taza de chocolate con nata desde 1980, año en
que cumplieron cuatro años. La empleada de la tienda lleva unos tejanos
que se le clavan en los huesos de las caderas y un collar con unas alas
de ángel de plata que se acomoda como puede en el centro de la
clavícula. La empleada de la tienda se pasa la mitad del año haciendo
détox y la otra mitad practicando yogalates, que es una mezcla de yoga y
pilates que te lleva al nirvana, como se encargan de afirmar los
folletos que se encuentran diseminados por la tienda, que funciona
también como sala de terapias y galería de arte. La empleada de la
tienda te dirige una mirada de soslayo, de esas miradas que no acaban de
decidirse entre la indiferencia y el desprecio, cuando le preguntas si
la talla L es la más grande que tienen, habida cuenta de que la
diferencia entre la s y la l es de apenas un centímetro. «No, la L es la
más grande; si quieres probártela, pero no creo que…», estas palabras
salen de su boca, como si levantar la vista de su teléfono y atender a
una posible clienta fuera algo que le costara un esfuerzo equivalente a
cruzar el canal de la Mancha a nado. ÿMe quedo mirándola con la prenda
en la mano, plantada en medio de la tienda y vuelvo a tener siete años
en casa de la modista que tenía que hacerme un vestido para la boda de
un pariente, y mientras me medía la cintura, no paraba de pellizcarme y
clavarme alfileres y decir cosas como «esta niña no tiene cintura»,
«como no la vigiles, cómo se va a poner» mientras yo me aguantaba las
ganas de llorar porque la señora olía a sudor y tenía pelos en el bigote
y era desagradable y hablaba muy alto cerca de mi oído. Y las cosas que
no le dije a la modista, las cosas que no le dije a la empleada de la
tienda, las cosas que no les he dicho a las amigas, familiares y
conocidas que se pasan la vida hablando de dietas, de lo gordas que
están cuando la talla XS les viene grande, se acumulan en mi garganta,
en mi estómago y en mi corazón. Es asombroso cómo ciertas cosas del
pasado, casi siempre las negativas, perviven en nosotros y nos persiguen
y afloran en cualquier momento, pillándonos desprevenidos. Nunca he
sido alta ni delgada. Nunca he sido guapa. Nunca me ha preocupado
demasiado hasta que alguien, generalmente con las peores intenciones, me
lo ha recordado. Y me he hundido y me he levantado y he logrado tener
periodos de tregua conmigo misma y he procurado reírme todo lo que he
podido y decirle a la niña de siete años que anidará en mí hasta que me
muera que no pasa nada, que nadie se ha muerto por tener celulitis o
miopía, que si los fabricantes se empeñan en hacer tallas L o XL para
mujeres que sólo existen en la cabeza del/la que hace el tallaje, que
ellos se los pierden. Que la vida es demasiado corta para preocuparse de
si es adecuado o no pedir postre. Y que les den mucha morcilla y no de
la de arroz a los que han hecho, hacen o harán comentarios sobre mi
aspecto o mi peso.
Salgo de la tienda sin comprar nada. La empleada no levanta la vista
del teléfono. Espero que le siente bien la clase de yogalates.
TITULO: REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA ¡ ATENCIÓN Y OBRAS ! CINE - negociante de aguas -Pau Arenós,.
¡ ATENCIÓN Y OBRAS ! CINE,.
¡Atención y obras! es un programa semanal que,
en La 2, aborda la cultura en su sentido más amplio, con especial
atención a las artes escénicas, la música, los viernes a las 20:00 presentado por Cayetana Guillén Cuervo, etc, foto,.
REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA -negociante de aguas -Pau Arenós,.
negociante de aguas -Pau Arenós,foto.
negociante de aguas ,.
Cenagoso. Fue un tiempo muy feliz que duró
relativamente en un negocio tan cenagoso como el de la hostelería. Crear
una moda -tendencia, dicen los especialistas en naderías, capaces de
textos vacuos disimulados con purpurina- es caro y necesita de tiempo y
de marquetinianos audaces. El gin-tonic es la prueba
de cómo una bebida asociada a los vasos de tubo, las luces sucias y los
viejos pubs con barras acolchadas y claveteadas ha remontado y vivido
una inesperada y sorprendente edad gaseosa.
Tintineante. Otras bebidas han intentado seguir el
tintineante camino de cristal abierto por la ginebra y, pese a los
anunciados renacimientos, jamás han desfilado entre cubitos grandes,
semillas de cardamomo y cucharas con mango de serpentina. El mundo de
Jonás es otro, más saludable y, oh, paradoja, base de las bebidas
alcohólicas premium: el de las aguas gourmets. Premium: qué gran palabra con tan poco significado. El que la usó por primera vez era un genio. La gente lee o escucha premium y se imagina propulsada a una clase superior. Premium
significa distinguirse en los lineales del supermercado y enriquecer,
aunque sea con un único producto, una cesta de la compra construida con
descuentos.
Carbónico. Jonás siempre ha agradecido a las
compañías generales de agua la mediocre calidad de lo que mana por las
tuberías. Abrir el grifo es liberar una sustancia desagradable, sin
duda, higiénica, pero que apetece poco beber. Sabor a metal, a cloro y
al cansancio de transitar por tubos kilométricos. En contados lugares el
agua va de la espita a las jarras de cristal. Al principio, su comercio
era el del agua depurada, que prometían de manantial pero que provenía
de un río y a la que se añadía gas carbónico para aparentar inexistentes
propiedades medicinales. Pasar de lo común a lo extraordinario lo
consiguió gracias a una botella garrapateada por un diseñador célebre.
Coincidió la notoriedad de la operación con las primeras cartas de aguas
en los restaurantes, que defendían los sumilleres húmedos de gozo como
si se tratara de líquidos procedentes de la primera glaciación y a cuya
prosperidad contribuyó Jonás con un entusiasmo sin desmayo, gota a gota.
Artesiano. El siguiente paso fue la especialización,
y la excentricidad, ya como distribuidor. Mercadeó con botellas
exclusivas procedentes de los más caprichosos destinos. De glaciar, de
lluvia, de oasis, de pozo artesiano, de volcán apagado, de niebla, de
mar filtrada. En aquel tiempo glorioso, que ya pasó, los sumilleres
exponían a los clientes las virtudes del H2O excepcional que -aunque
estaba formada por la misma molécula que la corriente- vendían a precio
de obra de arte pequeña. Le atraía en especial la procedente del
desierto porque exprimir aquellos lugares en los que se pasaba sed era
de un mérito perverso.
Ósmosis. El primer paso hacia el hundimiento fue la
llegada del sistema de ósmosis a los restaurantes, que además comenzaron
a chulear a Jonás con botellas con rótulos mentirosos: Agua acabada de hacer o agua de kilómetro cero.
¡Cómo podían tener tanta jeta, si aquello manaba desde grandes
distancias! Los antiguos aliados se convirtieron en los enemigos. Los
sumilleres volvieron a concentrarse en los vinos ante el alivio de los
clientes, a los que dejaron de importunar con varios juegos de cartas.
Secreción. A punto de abandonar por sequía de ideas,
se le ha ocurrido envasar una secreción íntima. ¿Cuánto está dispuesto a
pagar el mercado por un litro de lágrimas? Ha tardado en llenar el
recipiente: ha tenido que provocar muchos disgustos para recoger la
savia amarga con un embudito. Un litro de lágrimas solo se obtiene
siendo la peor de las personas. Al final se ha quedado solo, abandonado
por ser el causante de un inmenso dolor. Desesperado, ha abierto la
única botella del mundo con agua de lágrimas. Ha dado un trago y,
esperando encontrar algo sublime, solo ha sido capaz de notar la sal.
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