TITULO: Atención obras - Cine - Niño Josele ,. Jueves -8 , 15- Diciembre .
Jueves - 8, 15 - Diciembre a las 20:00 horas en La 2, foto,.
Niño Josele,.
Cayetana Guillén Cuervo entrevista este jueves en ‘Atención Obras’ al guitarrista flamenco Niño Josele, que ha desarrollado su carrera entre grandes maestros como Paco de Lucía, con quien compartió 10 años de gira, o Enrique Morente, con el que realizó grabaciones y giras.
Este 25 de noviembre se publicaba su nuevo álbum, titulado ‘Galaxias’, tras ocho años de silencio discográfico. Un trabajo en el que Juan José Heredia, Niño Josele, ha contado con la colaboración especial de Rubén Blades, Jorge Pardo, Rosario la Tremendita o el desaparecido Chick Corea.
Un disco alegre, en palabras del guitarrista, que cuenta con tres bulerías, tres rumbas, unas verdiales y un tema más sentimental, ‘Te recuerdo’, que dedica a su padre. Niño Josele actuará el 2 y 3 de diciembre en Recoletos Jazz, el 16 de diciembre presenta el disco en su tierra, Almería, y en febrero volverá a Madrid, al Teatro Lara.
Ballet Nacional de España y el Niño de Elche
El programa también se acercará a los ensayos del Ballet Nacional de España de su próximo estreno, ‘El loco’. Un espectáculo dirigido por Rubén Olmo, basado en la vida y obra del bailaor Félix “El loco” Fernández, que se representara a partir del 9 de diciembre en el Teatro de la Zarzuela de Madrid.
En este mismo espacio conversará con Paco Contreras, Niño de Elche, el día de la presentación en Madrid de su último disco ‘Flamenco. Mausoleo de celebración, amor y muerte’. Un disco íntimo y austero producido por Raúl Refree.
TITULO: Detrás del instante - Cómic 'El fuego', el apocalipsis según David Rubín ,.
Miércoles -14 , 21 - Diciembre a las 20:00 horas en La 2 / fotos,.
Cómic 'El fuego', el apocalipsis según David Rubín ,.
Hace apenas un mes David Rubín (Orense, 1977), nos presentaba su nueva obra para el mercado norteamericano, Cosmic detective (Astiberri), un espectacular homenaje a Jack Kirby perpetrado junto a Jeff Lemire y Matt Kindt. Y ahora el dibujante nos sorprende con su cómic más personal, El fuego (Astiberri), una de las grandes obras de este 2022, que le sale de las entrañas, en la que nos muestra el apocalipsis de la humanidad y en la que ese fuego del título lo devora todo a su paso.
Una obra en la que Rubín analiza los problemas de la sociedad actual y en la que no falta la autocrítica. “Es un cómic para el que me he abierto en canal –asegura-, he ardido con El fuego. Es un tebeo duro en el que no me dejo nada en el tintero y lo he hecho del modo más honesto posible, sin pensar en cómo se me juzgará por ello. He hecho la obra que necesitaba hacer y como creía que debía hacerla”.
“Creo –añade David Rubín-, que no hay que tener miedo a exponerse, a ser sincero. El fuego es mi tebeo más íntimo y personal, pero también es en el que más hablo de nosotros como sociedad. Sobre a dónde vamos y los errores que creo que estamos cometiendo”.
“En tebeos míos anteriores, como Cuaderno de tormentas o El héroe, hablaba de mí, de mis dilemas, mis preocupaciones… Aquí hago eso mismo para hablar de lo que me preocupa de verdad, que es el futuro que nos espera a todos”.
Un “creador” enfrentado al apocalipsis
En el fondo, David Rubín es un creador que se enfrenta al apocalipsis, igual que le pasa al protagonista del cómic, Alexander Korba. Un afamado arquitecto al que, cuando un enorme asteroide se dirige a la tierra, levantar con urgencia una colonia lunar para que la humanidad sobreviva. Pero, cuando está en la fase final del proyecto, le diagnostican un tumor cerebral en fase terminal, lo que hará que Alexander se replantee su vida y renuncie a ese proyecto para intentar pasar sus últimos momentos con su familia, a la que había abandonado por su éxito profesional. Una decisión que lo llevará a vagar por un auténtico infierno, interior y exterior, en medio de un paisaje apocalíptico en el que el fuego lo consume todo.
Preguntamos a David Rubín si tenemos que enfrentarnos al Apocalipsis para darnos cuenta de nuestros errores: “Por desgracia parece que a los seres humanos hay que darnos una buena hostia para darnos cuenta de las cosas. Como artista, considero que soy capaz de superarme, de una obra a otra, justamente porque en cada una de ellas aprendo cuáles son mis límites, mis debilidades… y voy buscando las herramientas que son necesarias para mejorar y seguir intentando ofrecer experiencias nuevas a los lectores”.
“Por eso, la autocrítica que hay en El fuego me ayuda a seguir creciendo como autor asegura Rubín-. Y creo que eso también sucede a nivel personal. A veces alucino con la gente que va a piñón fijo por la vida, porque yo sufro continuamente con las realidades que nos bombardean cada día. Siempre encuentro motivos para pensar, para mirarme a mí mismo y a los demás y tomarme un tiempo para reflexionar e intentar cambiar lo que creo que no está bien”.
“Y hay mucho de eso en El fuego –añade-. Alexander es un tipo que ha construido toda su vida y sus éxitos en base a castillo de naipes de mentiras tan grande, que hasta ha llegado a creérselo él mismo. Es una persona totalmente alejada de ese adalid de la moral que se ha auto convencido que es. Hace lo que le sale de los cojones y tiene la conciencia muy tranquila. Hasta que la realidad le estalla en la cara y lo pierde todo. Y eso es lo que le hace emprender una odisea en mitad del fin del mundo”.
“Una odisea que le servirá para aprender a aceptarse a sí mismo. A reconocer sus propios errores y aprender a convivir con ellos” –concluye David-.
Un largo y ansiado proyecto
El fuego es uno de esos proyectos que se cocinan a fuego lento, durante años, como nos confiesa David: “El fuego nació hace once años, cuando terminé El Héroe. No se llamaba así y tenía otras intenciones muy diferentes. En esa época quería hacer el Antihéroe, en contraposición a ese héroe que acababa de publicar. Pero se me cruzaron Beowulf y Santiago García y comencé mi carrera en Estados Unidos. Pero creo que esos 10 años me han venido muy bien, porque en aquel entonces no tenía el bagaje suficiente para para emprender una obra de estas características”.
“Entonces –añade-, hubiera sido una obra muy, muy diferente, porque yo también era una persona muy distinta. Era la época del 15-M, de la eclosión de nuevos partidos políticos. Y tanto yo como mi obra, albergaban una cierta esperanza de que se podían cambiar y mejorar las cosas. Pero diez años después, el mundo está aún peor y yo soy más pesimista. Y la persona que soy ahora se refleja en El fuego”.
“Además de todas esas temáticas sociales, políticas y culturales, que están presentes en El fuego –continúa Rubín-, también he sido padre, lo que ha cambiado mi visión de la vida. Y hemos sufrido una pandemia mundial que también se ha filtrado en el cómic, que al final ha mutado hasta convertirse en una amalgama de experiencias personales”.
Un apocalipsis personal que Rubín emplea para “Hablar del mundo que nos rodea. Uso lo personal para hablar de lo colectivo, lo íntimo para hablar de lo político, lo pequeño para hablar de cosas mucho mayores que nos afectan a todos”.
Por eso, otra de las grandes reflexiones de El fuego es sobre aprender a convivir con los demás: “El protagonista lleva toda su vida erigiéndose sobre hombros de otros, destrozando todo lo que pasa por sus manos, todo lo que ama, dejando tras de sí tierra quemada… aunque en su cabeza cree que es un héroe y que todo lo que hace es maravilloso y por el bien de los demás. Hasta que todo estalla en el peor momento, con el Apocalipsis a la vuelta de la esquina. Y ya no hay donde huir ni dónde esconderse. No hay lugar para la esperanza ni la redención. El fuego es una metáfora para hablar de nuestro presente y de la necesidad de aprender a convivir con los demás”.
Por eso, David asegura que El fuego: “Ha sido el mayor reto de mi carrera. Pero también con el que más he aprendido. He aprendido a tener humildad y a no tener miedo a afrontar casi nada”.
¿Es el amor la única esperanza de la humanidad?
Preguntamos a Rubín si el amor es la única esperanza de la humanidad. “No sé si es la única esperanza, pero desde luego ayuda mucho. No es lo mismo vivir cosas como la pandemia si hay amor en tu vida, que si no lo hay. Creo que los que pudimos compartir ese encierro con la gente que amamos lo llevamos mejor”.
“En El fuego -añade-, Alexander se da cuenta, de sopetón, que no ha sabido valorar a la gente que lo amaba. Y por eso tendrá que afrontar solo el peor momento de su vida y de la humanidad. Por eso no sé si el amor es la solución a todo, pero desde luego es algo que ayuda muchísimo a sobrellevar las cosas con un poco más de felicidad. Y por eso me siento muy afortunado de haber podido pasar el confinamiento con mi familia y de ser de los pocos que, a día de hoy, todavía no he pasado el covid”.
Después de reflexionar tanto tiempo sobre el fin del mundo, preguntamos a David Rubín cómo se lo imagina: “He reflexionado muchísimo sobre el tema y la verdad es que no tengo ni puta idea de cómo ni yo ni nadie puede reaccionar ante algo tan extremo como es el fin del mundo. Yo era de esos ilusos que pensaban que íbamos salir mejores del coronavirus, que vamos a aprender la lección, y al final, el que era un hijo de puta antes del covid, ahora lo es el doble. Y es increíble que haya gente que critique a los sanitarios, a los mismos que hace dos años aplaudíamos a las 20:00 de la tarde. Ahora se crean fake news contra ellos desde instituciones, y las mismas personas que los aplaudían les culpan de situaciones de las que ellos no tienen la culpa, sino que son las primeras víctimas”.
“Creo que no hemos aprendido nada de la pandemia -concluye-. Si mañana estallara otra tampoco estaríamos listos para afrontarla. Lo que me queda claro es que el ser humano está condenado a la extinción. Por eso, en el cómic, vemos que antes de que caiga el meteorito la Tierra, tal y como la conocemos, ya ha dejado de existir. Nos la hemos cargado nosotros mismos dejándonos llevar por el miedo”.
“Las consecuencias del cambio climático son terribles”
Otro de los temas muy presentes en el cómic es el cambio climático. “Llevamos más de 15 años hablando del cambio climático y no hemos hecho absolutamente nada –asegura Rubín-. Por eso la historia de El fuego, transcurre en un mundo en donde ese cambio climático ya ha tenido lugar y las consecuencias han sido verdaderamente terribles”
“Desgraciadamente el cambio climático ya es inevitable y va a ser devastador –concluye David-. Ahora lo importante es ver cómo afrontamos este infierno que se nos viene encima en unos pocos años”.
“Una obra visceral”
Para
denunciar todas estas cosas David Rubín despliega todo su bagaje y su
arte, en un tebeo más grande de lo normal, lleno de ilustraciones a toda
página y con un color espectacular, lo que convierte la lectura de este
cómic en una experiencia sensorial.
“Es una obra visceral –confiesa Rubín-. El uso de la
narrativa y el color es completamente diferente a mis otras obras. Es un
cómic mucho más contemplativo, más pausado, que busca generar y
transmitir al lector esas ideas y emociones, no solo a través de la
lectura, sino por el mero hecho de sujetar el libro y enfrentarte a esas
páginas. Busco que, cuando el lector pase una página, cada una de ellas sea un impacto, una sorpresa”
“Por eso -asegura Rubín-, he querido sacar una edición digital, de más de 500 páginas, con el storyboard y con todo el tebeo. Su título es El fuego nunca se apaga. 'Making of' de El Fuego y es en blanco y negro, para que el lector conozca cómo ha sido todo el proceso. Creo que será muy útil para la gente que quiera saber cómo se gesta una obra de esta envergadura, las decisiones que he ido tomando, y todos los cambios que ha habido durante su gestación, como viñetas o diálogos que he eliminado.
“Se puede adquirir, a un precio muy módico, a través de un código QR que aparece impreso en la última página del libro o directamente en la web de Astiberri” -añade Rubín-.
Un cómic que busca crear industria
Después de más de 10 años de éxitos en el mercado estadounidense, donde incluso ha sido nominado a varios premios Eisner, preguntamos a David Rubín por qué ha querido crear El fuego para el mermado mercado español. “Porque es importante crear aquí industria –asegura-.Yo no me considero ningún salvador ni estandarte de nada. Pero soy consciente de la repercusión de mi trabajo en Estados Unidos y de que gracia a eso mis cómics se venden mejor aquí. Y quiero usar esa repercusión no solo para mi propio beneficio sino también para beneficio de otros artistas que no pueden publicar aquí sus cómics”.
“Es fundamental apostar por el cómic español hecho en España –añade-. Que la gente vaya a las librerías de cómics y compren cómics hechos aquí. E intentar vender luego esas obras al extranjero. Justo lo contrario de lo que se hace ahora”.
“Sin apostar por la producción autóctona –añade-, nunca podremos tener una industria fuerte. Por eso yo he hecho este sacrificio, de estar más de un sin ingresos, de renunciar a encargos por los que otros matarían, para apostar por una obra hecha en España. Afortunadamente, tengo un colchón económico suficiente para podérmelo permitir”.
“En España tenemos algunos de los mejores dibujantes del mundo y prácticamente solo pueden dedicarse a esto los que trabajan para Francia o Estados Unidos. Por eso tengo la esperanza de que este experimento funcione y no solo me vaya bien a mí, sino también a otros autores. Y que los lectores descubran el enorme talento que hay en el cómic español” –concluye Rubín-.
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