EL ARBOL DE TU VIDA - MARTES -8- MAYO.
Conducido por Toñi Moreno, el espacio investiga el árbol genealógico de los personajes más queridos de nuestro país. El martes -8- mayo a las 22:30 por antena 3, etc.
EL SILENCIO POR FAVOR - DESAYUNO - CENA - DOMINGO -LUNES -La carrera sádica,.
EL SILENCIO POR FAVOR - DESAYUNO - CENA - DOMINGO -LUNES -La carrera sádica ., fotos.
La carrera sádica .
Cada año, 40 corredores intentan recorrer 161
kilómetros en 60 horas en un endiablado escenario. En 30 años solo lo
han conseguido 15.
Nada es convencional en esta
ultramaratón. Cada año, unos 40 corredores intentan recorrer 161
kilómetros en 60 horas en un endiablado escenario en Tennessee.
Cada año se celebra una maratón muy especial en el planeta donde tan sólo pueden participar 40 corredores. Esa carrera
es una de las difíciles, singulares y sádicas de cuantas existen,
tanto, que únicamente 14 personas han logrado terminarla alguna vez.
Bienvenidos a Barkley Marathons.
El incidente despertó años después una idea en Gary Cantrell, entonces corredor de maratones y aún hoy director de la ultramaratón más inclemente del mundo: crear en ese inhóspito escenario la carrera límite: 100 millas, 161 kilómetros en los que la resistencia es tan importante como la navegación.
Hace un tiempo se retó en las redes sociales a Kilian Jornet para que participara en esta prueba y respondió que algún día tendría que probar. Eso, si puede. Así es la carrera más dura y sádica del mundo: la Barkley Marathons. La Barkley Marathons parece a simple vista una carrera de ultra .
Esta es la carrera más dura del mundo. Solo 15 personas han conseguido terminarla en 30 años. La carrera sádica: solo 15 personas la han terminado en 30 años. Nada es convencional en esta ultramaratón. Cada año, unos 40 corredores intentan recorrer 161 kilómetros en 60 horas en un endiablado escenario,.
La mente detrás de la carrera más sádica del planeta no estaba a gusto ahí. Antes de que se pareciera a Papá Noel, Gary Cantrell vivió de estado en estado. Se estableció en Tennessee, pues su padre consiguió un trabajo como ingeniero aeroespacial en Tullahoma.
TITULO:LUNES -7- MAYO - EN EL PUNTO DE MIRA - CONTRA VIENTO Y MAREA, MI HIJO,.
LUNES -7- MAYO - EN EL PUNTO DE MIRA EN LA CUATRO A LAS 22:45- CONTRA VIENTO Y MAREA, MI HIJO,foto.
CONTRA VIENTO Y MAREA, MI HIJO,.
Ante situaciones límite los padres adoptivos pueden recurrir a la emancipación del menor cuando haya cumplido los 16 años
Algunos padres se muestran desorientados; quisieran desentenderse. En estos casos no cabe la palabra «devolución». Imposible renunciar a un hijo adoptado. «Más que devoluciones, son renuncias», aclara una educadora social de la zona del Levante, dedicada a la mediación y resolución de conflictos y que prefiere mantener su nombre oculto. «Muchas familias, ya en la preadolescencia del menor, entre los once y los trece años, se encuentran en situación de riesgo y ante comportamientos problemáticos como robos, fugas, violencia 'filioparental', conductas sexuales muy avanzadas para su edad».
La niña escapa de casa. Desaparece unos días, la policía la encuentra en algún lugar del norte de España y la devuelve a su hogar. Pero nada dice de su paradero, no sabe cómo traducir su disconformidad. «Pueden presentarse conflictos emocionales o patológicos del comportamiento», asegura Antonio Ferrandis, jefe de área de Adopciones en la Comunidad de Madrid, donde se han realizado más de 9.500 adopciones internacionales desde 1992. «En las crisis adolescentes, al igual que con los hijos biológicos, los chicos suelen enfrentarse a la autoridad paterna, mientras las chicas muestran precocidad sexual. Pero eso es el detonante final, pues las dificultades pueden venir de tres vías: adoptado, adoptantes o un sistema institucional insuficiente. Y se pueden combinar».
El menor emancipado
Después de más de tres años de proceso, Sandra adoptó a su hijo. «Empiezas a convivir con una persona que no conoces», explica esta madre que pide aparecer con este nombre ficticio. «Hay que enseñar a olvidar. No sabes cómo vivió, qué vio u oyó. Es desconfiado con los adultos. No es nada fácil. Eso no te lo cuentan». Al llegar la pubertad, Sandra consideró que la «relación era insostenible, insana». En estos casos, los padres, por lo general, recurren a la respectiva consejería de la comunidad autónoma.«Cuando la situación es insoportable, se busca la guarda voluntaria, una figura en la que el niño reside fuera del domicilio familiar, en un centro de protección», explica la educadora social del Levante. «Hay acciones que reparar, comentar, pedir perdón. Pero el grado de gravedad es subjetivo, incluso en un caso de agresión brutal, y lo marca cada familia. Cuando permanece unida, lo consideramos un caso de éxito. Pero hay otros casos en los que no hay voluntad por parte de los adultos de hacer terapia».
Fue el caso de Sandra y su hijo. Ella acudió, primero, a la consejería de. «Ahí no te dan soluciones», lamenta. «Piensas en lo mejor para todos. Se trata de una persona a la que quieres, y no quieres perjudicar su futuro. Ni las medidas de los servicios sociales, ni institucionalizarlo». Sandra optó por una emancipación legal. «Es un papel facilísimo, en el registro, una vez que las partes están de acuerdo. Nosotros seguimos cubriendo sus necesidades económicas y, por supuesto, afectivas». Desde hace seis meses, su hijo vive solo, cerca de la casa materna, y recibe una paga con la condición de que no abandone los estudios técnicos que cursa. «Ahora nos llevamos mucho mejor pero la peor parte se la llevan siempre los padres», argumenta.
La emancipación puede realizarse cuando el menor cumple 16 años, aunque los adoptantes siguen con la obligación legal de mantenerlo mientras no tenga capacidad económica. «Se recomienda cuando la convivencia es destructiva», afirma Mercedes Sierra Fernández-Victorio, abogada de La Coruña, que ha llevado varios casos de emancipación. «Permite que los jóvenes puedan trabajar sin permiso paterno y escapar del control diario, a veces muy rígido. Mientras que los padres dejan de tener repercusiones legales y patrimoniales, exonerados de responder por los daños y perjuicios de sus hijos, si han agredido o robado». En algunos casos de emancipación, el joven pide volver a su país de origen. «Conozco un caso en que regresó con la ayuda de sus padres adoptivos, conoció su entorno, estuvo un tiempo, y pidió volver», recuerda Fernández-Victorio. En otros, sin embargo, se rompe la familia, se agota la ilusión.
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