Cuando hice saber que no me sentía bien y que unos extraños dolores en la cabeza no me dejaban dormir, encontré todo tipo de ayuda para superar dicha adversidad. Desde la dirección de la empresa buscaron a los mejores especialistas y dieron con ellos. Era lo último en medicina y por el momento sus resultados eran óptimos. Un cien por cien en diagnóstico de enfermedad y un sesenta y uno en curación definitiva. Las posteriores autopsias confirmaron lo dicho. No había por qué preocuparse…( foto )
Hacia ya muchos años q notaba molestias pero las iba aguantando hasta el día de hoy. Tenía ganas de conocer lo que de forma imprevista había encontrado acomodo en mi cuerpo y que poco a poco lo iba debilitando. Fue por ello que aun sin estar muy convencido, ”posteriores autopsias”, nada convencido…y más aún sabiendo que el centro médico se llamaba Jekil and Heyde y que no eran dos sino solo uno el doctor q estaba al frente. Era muy fuerte y como para decir no. Un no rotundo, pero … cien por cien en diagnóstico”, al fin sabría que era aquello…Tenía que pensarlo. Me decidí e iría.
Pasaron tan solo dos días y ya me encontraba a las puertas del prestigioso centro. Habían hecho un buen trabajo mis jefes, era mucha la demanda para ser visto allí, pero gracias a importantes influencias y según me contaron, lo que significó un dato decisivo fue el que yo supiera jugar al ajedrez. ¿Cómo?…jugar al ajedrez? ¿Y de que están hablando estos? ¿De jugar una partida de ajedrez?, para eso me voy al Venecia, para eso y para echar un truc.
Hacia ya muchos años q notaba molestias pero las iba aguantando hasta el día de hoy. Tenía ganas de conocer lo que de forma imprevista había encontrado acomodo en mi cuerpo y que poco a poco lo iba debilitando. Fue por ello que aun sin estar muy convencido, ”posteriores autopsias”, nada convencido…y más aún sabiendo que el centro médico se llamaba Jekil and Heyde y que no eran dos sino solo uno el doctor q estaba al frente. Era muy fuerte y como para decir no. Un no rotundo, pero … cien por cien en diagnóstico”, al fin sabría que era aquello…Tenía que pensarlo. Me decidí e iría.
Pasaron tan solo dos días y ya me encontraba a las puertas del prestigioso centro. Habían hecho un buen trabajo mis jefes, era mucha la demanda para ser visto allí, pero gracias a importantes influencias y según me contaron, lo que significó un dato decisivo fue el que yo supiera jugar al ajedrez. ¿Cómo?…jugar al ajedrez? ¿Y de que están hablando estos? ¿De jugar una partida de ajedrez?, para eso me voy al Venecia, para eso y para echar un truc.
_ No, no se anticipe a los hechos, se trata de una técnica nueva, novedosa y para la cual se valoran los conocimientos ajedrecísticos del paciente. Tenga por seguro que estará en las mejores manos.
_ ¿Pero, ustedes entienden que el problema es médico y no de ajedrez, no?
_ Sí, claro que sí. Vaya que todo irá bien.
Así que toque en el timbre de entrada.
Así que toque en el timbre de entrada.
_ Pase Sr. Rufino lo estamos esperando. La voz salió de lo q parecía una figurita de adorno en lo alto de la puerta y que por lo visto ocultaba una cámara con sonido. Subí un par de escalones y con la puerta abierta ya vi la figura de un hombre con una bata blanca que me estaba esperando…
KAITO,EL CHURRERO...
Cantaba con su canasta ya gastada de tanto vender churros en la plaza.
Jugaba con las palomas que en todo dejaban su aleteo, y corrían detrás del niño
que les daría un grano de alimento.|foto|
Una tarde de esas, mientras gritaba
Miró a otro niño que cerca de él lloraba desconsolado-
-Quieres un churro, qué te pasa?..Porque lloras tanto..
Gente que se acercaba para ver que pasaba, pero el niño no entendía nada, seguía llorando.
-Quien te acompaña, con quien estás?...
Nada, de pronto vio que entre sus manos tenía una foto a la que estrujaba…
-Kaito se dio cuenta que era alguien muy importante para él.
-Dame la foto, la vas a romper…
-No, es lo único que me queda, ella ya se fue..
Contestó el niño..
-Me dijo que me quedara en este lugar que alguien pasaría a buscarme, pero yo la quería a ella, ella es mi madre..
Pasaron las horas y ya anochecía, nadie había pasado por él, ya había poca gente a
Kaito ya se le habían terminado los churros, tendría que partir sino su madre lo castigaría y se acercó al chico y le dijo.
-Que vas a hacer?...
-Seguiré esperando, alguien tiene que venir ..
-Vamos a mi casa, mí madre no se enojará, te podrás bañar ,y podrás descansar..
-No alguien tiene que venir..
Larga fue la noche, cuándo a la mañana siguiente Kaito volvió con su canasta llena de churros, lo encontró, blanco como un papel, sucio y con su cara hinchada de tanto llorar
-Viste ,te dije, hubieras venido, le conté a mi madre, no te preocupes que ésta noche dormirás en casa.
Sacó varios churros y se los dio, éste los comió y le dio las gracias.
-Porqué me engañó?..y otra ves sus lágrimas comenzaron a surcar su mejilla ya agrietada de tanto dolor.
-Bueno ,a veces los grandes no nos cuentan lo que les pasa.
-No tienes familia?..
-Venimos de muy lejos, viajamos mucho, no tengo papá, se fue cuando yo tenía dos añitos, mí madre como la tuya tiene que trabajar porque tengo cuatro hermanitos mas chiquitos…
-Acá en la ciudad, tenía que hacer trámites y por eso me dejó, dijo que un tío me vendría a buscar..
-Bueno, deja de llorar, te ayudaré.
Así pasó el tiempo, el chico se adaptó al otro hogar y trabajaba junto a Kaito al que respetaba igual que a su mamá y a sus hermanos, por haberlo cobijado en el seno de su hogar.
Cuántos años habían pasado, esto recordaba José, pensaba en Kaito, el que ya no estaba, había partido hacia otros caminos impuestos por el creador, y él venía a sentarse al mismo lugar todas las tardes para regalarle un poquito de su tiempo por todo lo que su amigo había hecho por él.
Las palomas corrían con alegría, eso era lo que él creía recordando a ese ser que lo supo ayudar cuándo apenas comenzaba a conocer la vida…
Roguemos para que en este mundo no exista tanta soledad y para que los KAITOS
Siempre tengan un lugar donde puedan abrigar al que se queda solo, que no termine la caridad en éste paso a veces ingrato.-
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