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miércoles, 19 de julio de 2017

¡ ATENCIÓN Y OBRAS ! CINE -Fernando Savater: «Lo mejor de las vacaciones de verano es la víspera»,./ VIAJANDO CON CHESTER - EL SKY RECUPERA EL AMARILLO PARA FROOME,.

TITULO: ¡ ATENCIÓN Y OBRAS ! CINE  - Fernando Savater: «Lo mejor de las vacaciones de verano es la víspera»,.
 

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 ¡Atención y obras! es un programa semanal que, en La 2, aborda la cultura en su sentido más amplio, con especial atención a las artes escénicas, la música, los viernes a las 20:00 presentado por Cayetana Guillén Cuervo, etc, foto,.




 Fernando Savater: «Lo mejor de las vacaciones de verano es la víspera»,.

foto, Fernando Savater: «Lo mejor de las vacaciones de verano es la víspera»,.

Se considera más profesor de filosofía que filósofo a secas. Le gustan las siestas en las que «uno empieza pensando y acaba dormido». Confiesa que aún tiene dudas. «Con la edad aumentan»

A Fernando Savater (San Sebastián, 1947) las vacaciones ya no le afectan. «Los jubilados estamos en unas vacaciones eternas», dice. Pero no por eso ha dejado de hacer lo suyo, que es pensar y comunicar sus pensamientos. Por sus hechos y por sus escritos, Savater es una referencia ética en España. El que ha sido considerado como uno de los pensadores más influyentes del mundo reconoce que a veces le gustaría dejar la mente en blanco. Pero no es posible. «La cabeza funciona sin pedir permiso», asegura.
- ¿Un filósofo se coge vacaciones alguna vez?
- Yo ya estoy jubilado y ya sabe que los jubilados estamos en unas vacaciones eternas. A lo que me dedico ahora es a lo que me gusta, que es leer, releer más bien, por puro gusto.
- ¿Pero un filósofo ya se retira del todo? ¿No está siempre pensando?
- Yo me considero profesor nada más. Un filósofo es otra cosa. Una cosa son los profesores de solfeo y otra los grandes pianistas. Me ha gustado la filosofía y reflexiono, supongo que como todo el mundo. A cierto nivel todos somos filósofos.
- ¿A su edad todavía se hace preguntas?
- Muchas, muchas.
- ¿Todavía tiene dudas?
- Más que nunca. Con la edad aumentan las dudas, cosas que uno creía que ya tenía seguras vuelve a ponerlas en duda.
- ¿Cuando usted deja la mente en blanco su cerebro le da las gracias por el descanso?
- Por supuesto. Me gustaría estar ratos largos sin necesidad de estar sobre todo recordando cosas que no quiero recordar, pero eso es muy difícil de lograr. La cabeza funciona sin preguntar, sin pedir permiso.
- Usted ha invitado a la gente a practicar el placer de pensar. ¿No es más placentera una siesta de verano?
- A mí me encantan las siestas. Empieza uno pensando y termina dormido, lo que pasa es que también de vez en cuando el pensamiento puede ser agradable, sobre todo si es a partir de un libro interesante.
- Recomiéndeme un libro para el verano.
- No tiene por qué ser para el verano, hay libros para todas las estaciones. Yo ahora estoy releyendo el libro de poesía que más me gusta, que es 'Las flores del mal', de Baudelaire.
- ¿Lo mejor de las vacaciones es el despertar del primer día?
- Lo mejor es la víspera, cuando sabes que mañana empiezan las vacaciones, que tienes un mes infinito por delante. Ese es el mejor momento. Luego, cuando estás en el asunto, todo pasa demasiado deprisa.
- ¿La felicidad tiene forma de barbacoa en esos días?
- Para mí la felicidad tiene forma de playa y de mar. Una imagen de felicidad para mí es la playa de La Concha, porque es la imagen de mi infancia.
- La gente dice que se va de vacaciones para desconectar, pero después está todo el día conectado al móvil para hablar con los que se han quedado. ¿Es normal?
- Todos estamos poseídos por la necesidad de comunicarnos. El ser humano quiere comunicarse y si estás contento quieres comunicar lo bien que lo estás pasando. Del deseo de estar contando cosas de los demás y de saber qué están haciendo los otros no se desconecta nunca.
- ¿Tiene grupo de 'whatsapp'?
- No tengo ninguna cosa de las redes ni nada. Me meto de vez en cuando en el blog de algún amigo pero yo no tengo uno. Soy minimalista en esta materia.
- ¿Ya puede vivir así?
- Me lo han preguntado alguna vez, pero me he criado de otra manera. Probablemente si hubiera nacido ahora tendría de todo, pero estoy acostumbrado.
- ¿Sigue yendo a hipódromos?
- Por supuesto, a las carreras de caballos. El hipódromo de Lasarte es uno de los puntales del verano.
- ¿Usted es de los que gritan cuando pasan los caballos?
- Soy muy gritón, libero los demonios.
- No me lo imagino, la verdad.
- La gente que me conoce se aparta y todo.
- ¿Para ser filósofo profesional hay que decir cosas que no se entiendan pero bien dichas?
- Ni mucho menos, todo lo contrario. Filósofo quiere decir persona que es aficionada a saber y querer saber es querer entender y comprender cosas, no cosas absurdas ni que nadie entienda, sino todo lo contrario. Ortega y Gasset dijo que la claridad es la cortesía del filósofo y yo he procurado ser siempre un filósofo cortés.

  TITULO:  VIAJANDO CON CHESTER  -  EL SKY RECUPERA EL AMARILLO PARA FROOME,.

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Viajando con Chester es un programa de televisión español, de género periodístico, presentado por Pepa Bueno, en la cuatro los domingos las 21:30, foto, etc.

 

 

 
EL   SKY RECUPERA EL AMARILLO PARA FROOM

El Sky recupera el amarillo para Froome, foto.

Froome recupera el maillot amaraillo.
Froome recupera el maillot amaraillo.

Bien colocado por Kwiatkowski en el muro de Rodez, el británico le quita a Aru 24 segundos, lo que perdió en los Pirineos

Rodez clavó su meta en lo alto de una pared de 570 metros al 10% de desnivel. Hacía calor. El verano del Midi francés. Hasta el agua del grifo sale caliente. Agua. Eso pedía el público. Al agua. En un final así gana el que más tiempo conserva oxígeno en los pulmones. Gilbert, Van Avermaet, Matthews, Boasson Hagen, Degenkolb… Todos aspiraron la última bocanada de aire y se tiraron a la piscina de agua hirviente de Rodez. Se trataba de aguantar más que nadie sin sacar la cabeza. Huracán de pedales submarinos. Apnea. Gilbert se rindió el primero. Notó la asfixia y salió a la superficie. Uno menos. Van Avermaet conocía bien estas aguas. Aquí pudo con Sagan en 2015. Buen buzo. Pero esta vez no llegó hasta el fondo. Le pasó un pez australiano que vale para casi todo, Matthews, con oxígeno de sobra abrir las compuertas de Rodez y pescar su segunda etapa en el Tour.
Cuando se retiró la marea de este sprint en cuesta, el Tour ya era otro. Manda de nuevo Froome ante la inesperada debilidad de Aru, que perdió en medio kilómetro lo ganado en los Pirineos: 24 segundos. Froome recupera su trono. Aún no es el mejor Froome. No intimida. Ya lo hace por él su equipo. El Sky le colocó en el mejor trampolín de Rodez y, salvo Martin y Urán, alejó a todos sus atónitos rivales: Bardet y Yates cedieron 4 segundos. Landa, gregario de Froome, se dejó 14. Nairo y Contador 21. Y Aru, que tiene que pelear en solitario la posición en el grupo, huérfano en un Astana deshabitado tras las bajas de Cataldo y Fuglsang, perdió 24 segundos. «Ya dije que iba a ser un Tour muy ajustado. La ventaja que tengo sobre los demás es mi equipo», alabó Froome. Para recuperar su sonrisa tras dos días «difíciles» en los Pirineos, le bastó con mirar la nueva clasificación: es líder y le saca 18 segundos a Aru, 23 a Bardet, 29 a Urán, 1.17 a Landa, 1.26 a Martin, 2.22 a Quintana y 5.37 a Contador. «¡Gracias chicos!», repartió entre los suyos en Rode,.
Fabio Aru cedió en medio kilómetro lo ganado en los Pirineos a Chris Froome
El autobús del Sky es negro. Los cristales tintados. El maillot es blanco. No es un equipo de grises. Lo tiene claro: el único líder es Froome. Tras la gesta de Mikel Landa el viernes en Foix, le felicitaron. Bien hecho. Pero eso no cambiaba nada. La misión con la que le alistaron era la misma: escudar a Froome. El Sky manda y Landa y el Tour obedecen. Campea en sus dominios. Ha ganado cuatro veces el Tour en cinco años. Tres con Froome y uno con Wiggins. El peso del palmarés y de su poder. Ficha a los mejores. Landa, Nieve y Henao le sirven a Froome para la montaña. En el catálogo del conjunto británico hay eso y mucho más. Hay de todo. Como el polaco Kwiatkowski, excampeón del mundo y clasicómano. Si a Landa y Nieve les tocaron los Pirineos, a Kwiatkowski le dijeron que se encargara de Rodez. Buen soldado.
A la fuga de De Gendt y Voeckler ya se la había tragado la retorcida geografía del Macizo Central. Entre barrancos cocidos en este horno. De Gendt es un rodador paradójico: su mejores victorias son de altura, en el Stelvio (Giro) y el Mont Ventoux (Tour). Voeckler es una bandera. La de Francia. No hay ciclista más querido aquí. Le veneran por guerrero. Por su modo teatral, exagerado y valiente de entender el ciclismo. Voeckler, francés de ultramar, perdió a su padre en una tempestad marina. Nunca encontraron ni el barco ni el cuerpo. El hijo, como si aún esperara su regreso, siempre ha rendido homenaje a ese espiritu aventurero. Fue líder del Tour, ganó etapas a lo grande y ahora, en su despedida de la ronda gala y de su deporte, buscaba en Rodez un último pellizco de gloria. La travesía final. No. Ya no tiene brazos para tanta piscina.

Landa, Contador y Quintana, mal situados

El Sunweb de Matthews y el BMC de Van Avermaet les cogieron y castigaron al pelotón en las cuestas que se arrimaban a Rodez. El Sky iba justo detrás de ellos. En el sitio exacto. Contador, ya sin opciones en la general, se dejaba llevar. Aru, el líder, gastaba fuerzas para ganarse la posición. No tiene nadie que le desbroce el camino. Froome, en cambio, tiene al Sky. «Mis compañeros han evitado que malgaste un gramo de fuerza», alabó. Y tiene a Kwiatkowski, una llave perfecta para abrir finales así. El polaco, campeón del mundo en Ponferrada 2014, sabe hacerse hueco. «¡Vamos Chris, vamos!». Animaba a Froome a las puertas de Rodez, cuando la tensión era total. Cuando ardían los ojos detrás de las gafas. Era el momento de la traca final, de coger aire y tirarse a la piscina vertical de Rodez. A bucear a pulmón libre.
Matthews logró la victoria de etapa al superar en el repecho final a Van Avermaet
En una subida así, breve, bestia, el corazón más que latir tiembla. Se vuelve loco. Y casi siempre explota. Eso le pasó a todos los que disputaban la etapa salvo a Matthews. El quebrado recorrido por los cañones del Aveyron se había deshecho de velocistas como Kittel. Matthews, antiguo campeón del mundo sub’23, se ocupó de los tipos con pegada: de Van Avermaet, Hagen y demás. «Soy feliz. Es un sueño», gritó. Le abrazó el que ganó el viernes, Barguil. Comparten habitación y maillot en el Sunweb.
Unos metros por detrás, el Tour se fijaba en el goteo de segundos entre los que reclaman el podio de París. Ahí, séptimo en la meta, estaba Froome, con Martin y Urán soldados a su rueda. Solo ellos le aguantaron. Landa, Contador y Quintana entraron al muro mal situados. Lo pagaron. Más caro aún le salió a Aru, que subió con ese gesto desfigurado por el sufrimiento. Le concedió a Froome todo lo ahorrado en los Pirineos, incluido el maillot amarillo. El Sky, de autobús negro y maillot blanco, tiene por costumbre acabar el Tour de amarillo. Es su era. La del mejor equipo, el que intimida por Froome.

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