Bacalaos frente al Guadiana, foto,.

En el embarcadero de Villarreal sirven comida deliciosa con vistas,.
Visitamos este sábado el restaurante del flamante embarcadero de Villarreal, situado a 10 kilómetros de Olivenza: un comedor lleno de paz con unas vistas magníficas sobre el Guadiana y sobre la fortaleza portuguesa de Juromenha. El edificio es de concepción moderna, con líneas limpias y una cristalera inmensa, que permite comer mientras la luz lo inunda todo y la parsimonia del Guadiana te empapa y te trastoca. El comedor, además de luminoso, es amplio, el espacio entre las mesas, suficiente y hay una terraza sobre el embarcadero que anima a tomar algo al aire libre si luce el sol.
El personal, uniformado de negro, es amable hasta decir basta. Reciben a todo el mundo con extremado cariño, facilitan las cosas para que te encuentres cómodo y explican los platos de manera didáctica y clara. Los manteles son de tela, las servilletas, de papel, las copas de vino, correctas, y las de cerveza, de propaganda.
Al sentarte, te traen una cesta de pan de 'baguete' y unas aceitunas muy ricas. La carta de vinos es muy corta, aunque se puede tomar en copas o en botella. Pedimos una copa de blanco (1.70). La carta de vinos corta, las servilletas de papel, los vasos de propaganda y el pan de 'baguete'... Ahí se acaban los peros. El resto es disfrute y gozo sin interferencias.
La gracia de este restaurante, tan rayano que está situado en una zona que fue portuguesa hasta hace 200 años, es ser fruto de una síntesis de tradiciones, paisajes y hábitos que recogen lo mejor de España y lo mejor de Portugal. Y en el vértice de la simbiosis: Paula, la cocinera.
Paula es de Campomayor y ha traído a la cocina del embarcadero de Villarreal la gracia de los fogones de su país, pero adaptándola al gusto español. El resultado son unas sopas extremeñas en la concepción, pero alentejanas en el toque final, que te hacen olvidar en un par de cucharadas los fríos invernales. Y después está el bacalao. Si les soy sincero, no he probado muchos bacalaos tan ricos, tan finos y tan bien rematados como los que prepara Paula.
Pero vamos por partes. En las entradas, además de los quesos y los embutidos, destacan las croquetas de cocido y jamón (9), el bacalao dorado (10) y los buñuelos de bacalao (9). Aunque como la niebla amenazaba y la sobremesa prometía frío, preferimos la sopa de tomate (6) y la de ajo (6). Ambas traían su huevo escalfado y se caracterizaban por ser más açordas alentejanas que sopas extremeñas, es decir, eran espesas de pan y jamón, las de ajo, y de tomate y pimiento, las de tomate. A primera vista, no emocionaban. Al probarlas, te entusiasmaban definitivamente.
Había diversas ensaladas de apariencia espectacular. En varias mesas pedían la de roquefort y nueces (10), que lleva hasta nata montada, una heterodoxia un poco loca que nos llevó a recluirnos en lo seguro: el bacalao. Y creo que acertamos. Sirven ocho tipos de bacalao, todos a 13 euros y todos apetitosos. Cocinan un generoso lomo de bacalao al que añaden salsas muy bien logradas. Lo hay con gambas y alioli, con mermelada de tomate, con cebolla y dos quesos, con roquefort y nueces... La camarera nos los explicó detalladamente y al rato teníamos sobre la mesa los dos bacalaos de la foto (perdonen que salgan migas y hasta trozos de pan, pero es que no tienen trampa ni cartón, fotografiamos lo que nos vamos a comer, tal cual).
Pedimos el Embarcadero (sobre crema de espinacas y con mayonesa horneada y pimientos morrones por encima) y el de la abuela (deliciosa salsa suave de tomate con ciruelas y uvas pasas y piñones). Quien prefiera carne, hay solomillo y secreto de ibérico (14), solomillo de retinto (17) o chuletitas de cordero (14). De postre, cosas ricas: tiramisú (4.50), flan de huevo al ron (4), serradura (3), copa de ciruelas y nueces al vino dulce con nata (4) y otras tentaciones irresistibles. La cuenta: 47.40 por dos sopas, dos bacalaos, un tiramisú, dos cañas y una copa de vino blanco. Invitaron a chupito, pero había que conducir.

Desayuno: Un vaso de leche o yogur, en definitiva, algún lácteo; y tostada o algún otro tipo de cereal; también se le puede añadir una pieza de fruta.

Cena: Revuelto de espinacas o espárragos con huevo, y pollo a la plancha.
TÍTULO:ENREDATE - QUE HAY DE NUEVO - UN FARAON EN CUATRO,.

Un faraón en 'Cuatro'

Ben Kingsley se pone en la piel de este rey del Antiguo Egipto. foto
La cadena estrena este lunes 'Tutankamón', una serie que incluye las últimas investigaciones genéticas sobre la vida del niño rey del Antiguo Egipto. Se rodó en Marruecos y hasta hubo inundaciones,.
Aunque Tutankamon no fue un faraón notable ni conocido en épocas antiguas, el descubrimiento de su tumba intacta y repleta de tesoros en 1922 por el arqueólogo británico Howard Carter despertó la fantasía de occidente y la curiosidad por el Antiguo Egipto. Este lunes en 'prime time', Cuatro estrena 'Tutankamón', una coproducción internacional centrada en la figura de este niño rey, que se rodó en Marruecos a finales del 2014 e incorpora a la trama los resultados de las últimas investigaciones genéticas que se han llevado a cabo sobre su vida.
El intérprete canadiense Avan Jogia ('Victorious', 'Twisted') es el encargado de meterse en la piel del monarca egipcio en esta ficción de seis episodios, junto al oscarizado Sir Ben Kingsley ('Gandhi', 'La lista de Schindler') en el papel de Ay, el Gran Visir, y Alexander Siddig ('Juego de tronos', '24') como el Sumo Sacerdote de Amón.
«Hemos trabajado en este proyecto durante 3 años y medio. La idea surgió porque creemos que todo el mundo sabe quién es Tutankamón, pero nadie conoce su historia. La serie fue creciendo poco a poco hasta que incorporamos a Ben Kingsley, que es un actor fabuloso, y nos emocionó que aceptara el proyecto. Le encantó lo atractivo y lo complejo de su papel y después de haberle visto actuar, no me imagino a otro actor interpretándolo», explica Joel S. Rice, el productor ejecutivo de la serie, en exclusiva a este periódico.

Se aprovecharon localizaciones de 'Lawrence de Arabia' que fueron «maquilladas»
La trama arranca cuando Tutankamón, con solo ocho años, es coronado como nuevo rey del Antiguo Egipto y es obligado a contraer matrimonio con su hermana Ankesenamón para mantener el poder de la dinastía a la que pertenece. Aunque el poder real del país está controlado por tres ambiciosos hombres que conspiran contra él y que sueñan con ocupar su lugar en el trono. Contra todo pronóstico, pasa de ser un príncipe inseguro y manipulado por otros a convertirse en un héroe en el campo de batalla.
«Lo mejor es que esta historia se puede relacionar con la actualidad. Es la crónica de un niño que debe convertirse en hombre y hacer frente a todas las traiciones que surjan. Cualquier espectador, sea hombre o mujer, adolescente o adulto, puede sentirse identificado con el protagonista. Recordaremos ese momento en el que tuvimos que hacernos cargo de nuestra vida o cómo anhelamos conseguirlo», señala Rice.

800 extras
Aunque los ingredientes de la serie son propios del teatro 'shakeasperiano'; los decorados, con sus pirámides y templos, se han recreado al milímetro. Marruecos es uno de los destinos favoritos de Hollywood a la hora de buscar escenarios bíblicos o, como en este caso, de la época de los faraones. Así que se aprovecharon localizaciones de 'Lawrence de Arabia', 'Astérix y Obélix: misión Cleopatra' o 'El Reino de los cielos', que fueron sometidos a un profundo proceso de «maquillaje» para recrear el año 1336 A.C., fecha en la que se inició el reinado de Tutankamón.
Durante el rodaje hicieron falta 800 extras para algunas secuencias de batallas, en mitad de un clima que no favoreció mucho al rodaje. «Cada día nos despertábamos sin saber qué tiempo iba a hacer. Sufrimos tormentas de arena, calor extremo e incluso lluvias... En Marruecos no llueve casi nunca, ¡pero nosotros vivimos una inundación!», recuerda el productor. Aunque pese a sufrir estas particulares siete plagas de Egipto, Rice confiesa estar «encantado» con el resultado de la producción y espera que Cuatro se convierta en el verdadero faraón de la noche.