BLOC CULTURAL,

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domingo, 27 de julio de 2014

¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! , EN WALL STREET LA MAYORIA ES HONESTA, PERO LOS MALOS SON MUY MALOS,./ LA CENA DEL DOMINGO, sardinas asadas, AGOSTO, DE 1964, EL INESPERADO DERRUMBE DE UNA EUROPA FELIZ,.

TÍTULO: ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! , EN WALL STREET LA MAYORIA ES HONESTA, PERO LOS MALOS SON MUY MALOS,.

Las intrigas políticas y de Wall Street, en la primera obra de Javier Bernal,.

  Banqueros sin escrúpulos, el vértigo de Wall Street, el conflicto palestino y las artimañas de los servicios secretos son algunos de los elementos que se trenzan en "El enigma de Rania Roberts", la primera novela de Javier Bernal, quien resume su creación como un "'thriller' político, religioso y financiero". foto

El autor (Valencia, 1962) comenzó la escritura de la novela "como un hobby", tarea que se fue perfilando gracias a los consejos de su amigo, el popular presentador Risto Mejide, y a algunas dosis de "ambición, mucha disciplina, un poquito de creatividad y bastante tiempo".
Concretamente, son cuatro años los que Bernal pasó envuelto en el proceso de creación, como comenta en una entrevista con Efe. Y es que para él no fue fácil compatibilizar su trabajo como directivo de una entidad financiera con la escritura de este "thriller" que se presenta con el sello de la editorial Suma de Letras.
"Quería hacer un 'thriller' internacional porque es un género que me gusta leer, pero pensando que tenía que ser capaz de aportar más cosas, así que lo hice más complejo, para entrelazarlo con historias de amor, superación y honestidad", afirma el autor, que reconoce que para él, esto supuso todo un "reto".
Buscando ese "algo más", Bernal tomó como punto de partida de su ficción a una chica palestina de Jericó, que "por circunstancias ajenas a ella acaba viviendo en Manhattan", donde su historia se enreda con las oscuras tramas financieras tejidas en los despachos de Wall Street, lo que ofrece una "doble lectura", según el escritor.
El retrato que realiza del mundo financiero y las malas prácticas bancarias recuerdan a los entresijos mostrados en películas como "Margin call" o "Inside Job", aunque Bernal reconoce que su mayor influencia ha venido de parte de la literatura, sobre todo la de autores como James Patterson y John Grisham.
A pesar de haberse sumergido por los "juegos sucios" de las altas esferas, confiesa que en la vida real ve las cosas de una manera más "postiva": "Del mundo financiero se ha hablado muchísimo, y con la crisis que ha habido, es normal que lo negativo salga como noticia, pero cuando lo conoces por dentro, es como cualquier sector; la mayoría de la gente es trabajadora y honesta".
Por eso, rechazó desde el principio la idea de crear una novela solo con sus personajes más "cínicos, calculadores y extremos", y en lugar de eso, se dedicó a contrastarlos con otros "con bondad, capaces de poner en peligro su vida por otros o que dejan su trabajo porque no están contentos con lo que ven".
"Si la novela hubiese sido solo sobre gente maquiavélica y manipuladora, a lo mejor podría haber sido atractivo, pero tétrico", aventura Bernal.
Y como apunta entre risas, espera que los protagonistas de la novela disten de sus homólogos en el mundo real: "Me daría miedo si los personajes que he creado fueran así en la realidad".
 
TÍTULO:  LA CENA DEL DOMINGO, sardinas asadas, AGOSTO, DE 1964, EL INESPERADO DERRUMBE DE UNA EUROPA FELIZ,.

  LA CENA DEL DOMINGO, sardinas asadas, AGOSTO, DE 1964, EL INESPERADO DERRUMBE DE UNA EUROPA FELIZ,.fotos,.
 
 Agosto de 1914, el inesperado derrumbe de una Europa feliz ... su tierra natal para seguir escribiendo hasta que murió en 1964, a los 77 años.
Agosto de 1914, el inesperado derrumbe de una Europa feliz 
«De golpe y porrazo, nuestras vidas dejaron de ser, para siempre, lo que hasta entonces habían sido. Sin que nos percatáramos, había a nuestro alrededor centenares de millones de seres humanos inocentes que quedaron condenados a muerte o a sufrir unas penalidades increíbles. Imperios y naciones iban a hundirse con estrépito. Todo el mundo había entrado en una convulsión incalculable». Con esta expresiva descripción arranca Agustí Calvet 'Gaziel' las palabras iniciales de su 'Diario de un estudiante. París 1914' (Diëresis) reeditado cien años después de que viera la luz en forma de serial en el diario La Vanguardia.
Tanto la reedición de su diario como la de otras dos de sus obras, 'En las trincheras' (Diëresis) y 'De París a Monastir' (Libros del Asteroide) supondrá para muchos lectores el feliz descubrimiento de un escritor espléndido y de un periodista excepcional. Injustamente caído en el olvido, solo a partir del 2000 comienza a publicarse de nuevo su obra y otros escritores, como Xavier Pericay o Juan Benet, llaman la atención sobre su valor y vigencia. Gran parte de ese ostracismo se puede deber a su pertenencia a esa 'tercera España', que no se reconocía en ninguno de los dos bandos y al rechazo de un nacionalismo catalán que le consideraba un vendido.
 
 
El 1 de agosto de 1914, todo cambió para este ampurdanés nacido en Sant Feliu de Guixols, en 1887, en el seno de una familia acomodada, que iba para notario y que en un primer desvío optó por licenciarse en Filosofía y Letras. Calvet se encontraba en una buhardilla parisiense ampliando estudios en La Sorbona, en una especie de precedente del Erasmus actual. Se alojaba en una pensión con jóvenes procedentes de multitud de países, en una convivencia cosmopolita y alegre, cuando le alcanzó la sacudida del comienzo de la contienda.
En un viaje a Barcelona, enseñó al entonces director de La Vanguardia, Miquel dels Sants Oliver, las notas que había tomado vuelapluma y en catalán del primer mes de movilización en París. Oliver, hombre culto y conservador moderado, reconoció el valor periodístico y literario de los escritos y le pidió a Calvet que tradujera de inmediato las notas para poder empezar a publicarlas al día siguiente.
El oficio de periodista no tenía un gran prestigio social y el joven Calvet decidió camuflarse en el seudónimo de Gaziel, el nombre que los árabes daban al 'daimon' socrático, una especie de voz de la conciencia con la que dialogamos y que impulsa a preguntarnos sin descanso. El 'Diario de un estudiante en París' tuvo un éxito impresionante con un gran eco popular. Unas semanas después Gaziel volvía a París convertido en corresponsal para escribir de la Gran Guerra.
Más allá de la historia oficial o de los hechos que podrían recoger las informaciones de los periódicos, Calvet nos cuenta de forma apasionada y en primera persona el París de sus calles y de su gente. El pálpito cercano y caliente que nos hace sentir una angustia misteriosa y el vago presentimiento de la gran tormenta que se avecina y que no se sabe cuándo acabará. Pero también está la reflexión lúcida sobre una Europa culta y feliz que se derrumba.
Al final de la guerra, Calvet volvió a Barcelona para convertirse en una de las firmas más prestigiosas del diario La Vanguardia, del que pronto se convirtió en director. Al frente del periódico en los intensos años de la Segunda República, tuvo que huir a Francia al estallar la Guerra Civil, amenazado por los anarquistas de la FAI, que desvalijaron su casa, y por los fascistas. La segunda gran guerra le forzó a regresar a España, donde los tribunales franquistas le absolvieron de sus responsabilidades republicanas. Prácticamente expulsado de Barcelona, fijó su residencia en Madrid para dirigir la editorial Plus Ultra y escribir en catalán libros de memorias y viajes. Jubilado ya, regresó a su tierra natal para seguir escribiendo hasta que murió en 1964, a los 77 años.
 

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